Posted by : Unknown sábado, 31 de enero de 2015






Capitulo 13: Torrente de sentimientos

Después de haber llorado durante un buen rato apoyada en su hombro sentadas aún en la pared de su habitación, parecía que Sora se iba calmando poco a poco, vieron cómo sus ojos se iban cerrando por el cansancio de haber llorado tanto.

Apartaron todas las cosas que había sobre la cama y Sora se acostó en ella hasta quedarse completamente dormida, pero antes de cerrar los ojos y entregarse a los brazos de Morfeo, miró a sus compañeras y alcanzó a decir:

- No le digáis nada de esto a los chicos por favor…

- Pero Sora…- comenzó a decir Kari, pero ésta le cortó.

- Por favor, es lo único que os voy a pedir…

- No les diremos nada, tranquila- se apresuró a decir Mimi ante la mirada atónita de Kari.
Sora asintió ligeramente y fue acomodándose para por fin quedarse totalmente dormida, ya parecía más tranquila así que salieron de la habitación para no despertarla.

Pero una vez que estuvieron las dos solas en el pasillo, Kari le preguntó:

- ¿Por qué le dijiste que no se lo diríamos a los chicos?

- Porque no debemos decírselo- contestó Mimi

- ¿Por qué?- preguntó Kari que no comprendía nada- seguro que tú también has llegado a la misma conclusión que yo… ese hijo podría haber sido de Matt… o peor aún… de mi hermano…

- Por eso mismo Kari- dijo Mimi- han pasado como unos 4 años desde aquello, que se lo dijéramos podría resultar peor para ellos… ¿o acaso no te acuerdas de lo afectado que estaba tu hermano por no saber qué le pasaba a ella? Además Sora se lo ha ocultado por algún motivo que desconocemos… creo que ya nos hemos metido demasiado en su vida privada como para estropearlo aún más.

- Tienes razón…- dijo Kari pero no parecía satisfecha- ¿Y qué vamos a hacer ahora?

- No lo sé- dijo Mimi- de momento dejemos las cosas así mientras que está dormida y cuando se despierte veremos a ver qué pasa…

- Bueno…-dijo Kari- al final con todo esto no hemos comido nada, ¿tienes hambre?

- La verdad es que no- dijo Mimi con una media sonrisa.

- Yo tampoco- contestó Kari- la verdad es que estoy completamente aturdida con tanta información… ¡Estúpido Taichi! Si cuando yo digo que no piensa será por algo…

- Bueno, no seas tan cruel- dijo Mimi- a lo mejor no era suyo…

- Si la otra alternativa es Matt no sé qué pensar de quién es peor de los dos… bueno si lo sé, más que nada porque me incumbe a mí también…

Mimi se echó a reír, pero la verdad es que ella estaba bastante conmocionada, por lo pronto no solo se había enterado del peor secreto que podía atormentar a Sora, sino además el hecho de que el que hubiera sido el padre de aquel niño estaba mucho más cerca de lo que ellas pensaban si no había habido nadie más aparte de ellos… ¿Cómo se lo tomarían Tai y Matt si se enterasen de que la auténtica causa de la pelea de Sora con su madre era culpa de ellos?

Se acordó de Tai y lo mal que se había sentido por aquello, si se enterara de aquello seguramente se sentiría mucho peor… además recordó lo que había dicho sobre sus sentimientos hacia ella, al acordarse de ello sintió una punzada de angustia solo de pensar en la idea de ellos dos juntos… y no entendía por qué si le daba lo mismo.

- ¡Mimi!- dijo Kari haciendo que la norteamericana le prestase atención de una vez- escucha… tengo que irme a clase ahora mismo… es muy importante, tengo que exponer un trabajo muy importante y si no lo hago me matarán mis compañeras… sabes que si no fuera por ello me quedaría aquí…

- ¡Ve Kari!- le dijo Mimi- no faltes a clases, yo me quedo con Sora no te preocupes.

- Estaré de vuelta enseguida, hago la exposición y me vuelvo- dijo Kari mientras cogía sus cosas y desaparecía tras la puerta.

Entonces Mimi se quedó sola en el salón sin saber qué hacer, consultó su reloj y vio que a esa hora ya debía de estar en clase, pero claramente no iría, por su culpa su compañera estaba así y tenía que quedarse a su lado.

Se levantó del sofá y se dirigió hacia la habitación de Sora, se quedó frente a la puerta sin saber qué hacer, si entrar o no, tenía miedo de encontrarse con Sora y que le recriminara que había abierto la caja de Pandora al desvelar su secreto, pero luego pensó que debía de enfrentarse a lo que había hecho viniere como viniere.

Abrió la puerta suavemente y vio que Sora aún dormía profundamente así que entró pero aún así con cuidado para no despertarla, se acercó a la cama y distinguió los cabellos pelirrojos de Sora desparramados por la almohada. Mimi inspeccionó el rostro de su compañera, pero no vio que estuviera tranquila, se la notaba angustiada y gotas de sudor surcaban su rostro, Mimi se preocupó pero no intentó despertaba porque sabía que era peor para ella, seguramente estaría teniendo una pesadilla y se despertaría por sí sola…

Se arrodilló para quedar a la cara del rostro de Sora, tenía las mejillas enrojecidas y respiraba entrecortada, Mimi pareció entender algo y le pasó la mano por la frente de la pelirroja y notó que estaba ardiendo de fiebre, entonces la oyó balbucear:

- Taichi… Ayúdame… Taichi…

Mimi se quedó mirándola al oír aquel nombre, vio que Sora se agitaba en sueños acompañada del delirio de la fiebre… ¿Estaría recordando aquel día en que su madre la echó de casa? Pero no podía perder el tiempo, tenía que bajarle la fiebre como pudiera, así que le quitó las mantas y solo la tapó con una fina sábana, luego de hacerlo corrió hacia el baño en busca de una toalla mojada para ponérsela en la frente.

Llegó a su habitación y se la pasó por la frente para refrescarla un poco, Sora seguía delirando y llamando a Tai en sueños, Mimi pensó que ya era suficiente y empezó a zarandearla ligeramente para despertarla:

- ¡Sora! ¡Despierta!- le decía mientras la intentaba despertar.

Al momento, Sora abrió los ojos de sopetón y miró a Mimi por primera vez como confusa, parecía no saber muy bien donde se encontraba, y preguntó extrañada:

- ¿Mimi?

- Sí Sora estoy aquí- le dijo Mimi- tienes fiebre y te he tenido que despertar porque estabas teniendo una pesadilla…

Sora se sentó en la cama con los brazos rodeando sus piernas flexionadas, luego se llevó una mano a la cabeza y dijo:

- He vuelto a soñar con aquel odioso día… no hay manera de librarse de esos recuerdos.

- ¿Sueñas muy a menudo con ello?- preguntó Mimi.

- Sí, casi todas las noches- dijo Sora- por eso no quiero dormir, no quiero irme a la cama y enfrentarme a esas horribles pesadillas para luego despertarme y ver que todo sigue igual…

- Sora…- empezó Mimi- creo que tú necesitas ayudas… no puedes seguir así…

- No te preocupes- dijo Sora sonriendo de forma tierna por primera vez desde que la conocía- ahora ya sabes lo que me pasó y me siento mucho mejor…por lo menos ya no soy la única que tiene que llevar esta carga… ¡Gracias por preocuparte!

- Sabes que estaré contigo siempre que me necesites- le dijo Mimi acariciando su mejilla de forma delicada- solo tienes que decírmelo…

- Me encuentro mal…- dijo Sora tocándose la cabeza.

- Acuéstate otro rato y duérmete- dijo Mimi- yo velaré tu sueño por si tienes más pesadillas…

Sora solo obedeció y se volvió a acomodar para dormirse otra vez casi enseguida. Mimi se quedó sentada en la cama observándola dormir cuando se repente oyó su móvil sonar en el salón y salió corriendo de allí en su busca.

Cuando lo encontró sobre la mesa del salón, miró la pantalla y se quedó sorprendida al ver el nombre que salía en él, se trataba de Tai. Descolgó rápidamente y dijo:

- ¡Dime Tai!

- ¿Mimi?- oyó su voz acompañada de los ruidos de la calle por lo que intuyó que éste se encontraba allí.

- Sí soy yo- contestó ella mirando de vez en cuando la puerta de Sora de forma nerviosa- ¿Qué ocurre?

- Me ha llamado Kari- empezó a contarle él- y me ha dicho que Sora se ha enterado de que conociste a su madre y que al preguntarle qué había pasado con ella, se puso muy nerviosa y le dio un ataque de ansiedad muy fuerte.

- ¡Sí!- se apresuró a decir Mimi aliviada por la mentira que le había contado- pero es que me he quedado con ella y ahora también tiene fiebre…

- ¿Fiebre?- preguntó él, parecía preocupado.

- Sí, no sé- dijo ella- yo creo que ya estaba algo débil de antes y esto ya ha sido la gota que colmó el vaso y ha terminado poniéndose enferma.

- Entiendo…- oyó a Tai con un tono más bajo del habitual, como si estuviera pensando a la vez- escucha Mimi, voy para allá, estoy a unas manzanas de allí y con la moto no tardaré nada.

- Como quieras- dijo ella- pero ahora está dormida y la he dejado descansar…

- No importa- dijo él- así al menos puedo ver cómo está… no puedo quedarme quieto sin hacer nada… Te veo en un momento, ¡adiós!

- ¡Hasta luego!- dijo ella antes de colgar.

Dejó el móvil otra vez sobre la mesa mientras pensaban el motivo de por qué Kari le había contado aquello a su hermano, supuso que Kari estaba convencida de que el padre de ese niño iba a ser Tai por lo que quería que él se ocupase de las cosas y se echó a reír.

Volvió a la habitación de Sora que ahora se encontraba dormida, pero más tranquila, parecía que el saber que ella estaba cerca la tranquilizaba así que no se movió de allí hasta que oyó el timbre de la puerta.

Fue hacia allí y como sabía quién era el que estaba al otro lado abrió sin preguntar y en efecto, allí estaba Tai frente a ella. Traía el casco en la mano y respiraba entrecortado, se notaba que había subido corriendo escaleras arriba.

- Vuestro ascensor está roto- es todo lo que dijo él.

- - dijo Mimi- la señora del piso de arriba le da de vez en cuando por introducir su bastón cuando se cierran las puertas y no puede moverse…

- Menudos vecinos- dijo él que parecía molesto por tener que haber subido escaleras.

- Pasa anda- dijo ella con una ligera sonrisa.

Él entró y dejó sus cosas en el salón, entonces se dio la vuelta y preguntó a Mimi:

- ¿Sora sigue dormida?

- - dijo Mimi- sigue teniendo algo de fiebre pero parece más tranquila, antes estaba teniendo pesadillas y te llamaba en sueños.

- ¿A mí?- preguntó él extrañado- ¿Por qué a mí?

- Creo que soñaba con el día ese que fue a tu casa…- dijo Mimi que sin razón se sentía algo molesta por eso.

Tai chascó su lengua ligeramente molesto por todo eso y se dirigió hacia la habitación de su amiga, entró sin hacer ruido y desapareció de su vista, pero ella lo siguió y entró detrás de él, lo encontró arrodillado mirando a su amiga dormir con una notoria preocupación en el rostro, ella se quedó apoyada en el marco de la puerta observándole, se le veía bastante afligido por el sufrimiento de Sora y por no saber qué le ocurría.

La joven sintió un poco de envidia hacia Sora al ver aquella escena y a la vez se enterneció al ver al chico tan involucrado con ella… ¿Qué hubiera pensado si se hubiera enterado que Sora esperaba un hijo de él?

Se acercó a él y se arrodilló a su lado, se quedaron los dos mirando a Sora durmiendo sin decir nada, no sabía qué decirle, se sentía mal por haber comenzado aquello, debería haber dejado las cosas como estaban…

- No te sientas mal por esto- dijo de repente el chico mirándola ahora a ella- no sabías nada y es normal que sientas curiosidad… además tú no tuviste la culpa de encontrarte con Toshiko.

Mimi no le contestó, ni siquiera se mostró sorprendida por el hecho de que parecía haberle leído la mente, ahora se sentía mucho peor por estar mintiéndole en algo tan importante y que encima él estuviera tratando de animarla.

De forma imprevista, ella comenzó a llorar de forma silenciosa, necesitaba desahogarse de todo lo que le había ocurrido en el día y de todo lo que estaba sintiendo en ese momento, pero no quería llorar, no quería despertar a Sora y tampoco quería que Tai la viera así… pero demasiado tarde.

- ¿Estás llorando?- oyó que él le preguntaba.

- Es que…- dijo ella intentando en vano secarlas- no sé qué me pasa… tantas cosas que han pasado…- no pudo hablar más ya que se le quebraba la voz debido al llanto que amenazaba por salir.

- ¡Ey no!- dijo él acercándose a Mimi- venga mujer no llores… tampoco es para tanto… sí bueno Sora lo ha pasado muy mal y todo eso pero seguro que está todo bien ya…

Pero al ver que ella no parecía relajarse ni mucho menos iba a dejar de llorar, él extendió sus brazos para que le abrazase y ella se acudió a ellos dejando que sus brazos la estrechasen con fuerza, al final no pudo evitar llorar en su hombro.

Tai se sentó en el suelo contra la pared de la habitación arrastrando con él a la joven que no tenía ninguna intención de soltarse y una vez que se vio en una posición más cómoda le acarició el pelo con suavidad para intentar calmarla. Ella se aferró a su espalda intentando dejar de llorar, pero no podía, cuando se imaginaba a Sora sola, embarazada y sin el apoyo de su madre siendo una adolescente se le partía el corazón.

Él reforzó el abrazo y la acomodó sobre su cuerpo para que no se hiciera daño, no sabía realmente que decirle, así que esperó a que se calmase un poco sin soltarla.

Mimi comenzaba a calmarse poco a poco, se sentía reconfortada en los brazos de Tai y parecía que la fuerza que él le transmitía hacía mella en ella, sintiéndose un poco mejor. Se separó un poco de él para mirarle a los ojos, él aflojó un poco el agarre para permitirla moverse pero tampoco apartaba los
ojos de los de ella.

De repente sin previo aviso, Mimi le besó. Al principio solo había sido un tímido beso en los labios, pero él de manera casi inconsciente lo había correspondido de forma más brusca haciendo que la joven le permitiera introducir su lengua en su boca y uniéndose a la de ella a la vez que exploraba cada rincón de aquella cavidad bucal.

Mimi se sentó a horcajadas sobre él para profundizar más aquel beso y Tai la tomó con sus dos manos por la cintura para acercarla más a su cuerpo.

Se dejaron llevar por la pasión de ese beso, Mimi ni siquiera lo pensó, lo necesitaba, tenía que descargar toda aquella ansiedad que sentía y en ese momento no le importaba ni Michael ni nada, solamente besar a aquel chico hasta que se quedara sin fuerzas.

Pronto sintió que se ahogaba y tuvo que separarse de él para tomar aire otra vez, Tai también respiraba con dificultad, tenía las mejillas ligeramente enrojecidas y los ojos le brillaban con un brillo especial que le hacía parecer realmente sensual. Sentía que su rostro ardía así que supuso que tendría las mejillas enrojecidas por lo que acababa de ocurrir.

No tuvo mucho tiempo para pensar en lo que sentía ya que Tai volvió a apoderarse de su boca con la misma intensidad que la anterior vez atrayéndola hacia él quedando totalmente sobre el cuerpo del chico, Mimi no dudó en corresponderle, nunca se había sentido tan excitada por un solo beso y deseó que nunca terminase. Tai entonces pasó a besar su cuello con más delicadeza pero haciéndole sentir escalofríos recorriendo su espalda, sentía mucho calor y más sintió cuando él comenzó a la vez a acariciar su espalda por debajo de su camiseta…

De repente, un sonido les hizo separarse de forma automática, el sonido de unas llaves abriendo la puerta principal y la conocida voz de Kari llamando a Mimi anunciando su llegada. Fue cuestión de segundos, los dos jóvenes se separaron como si quemasen y se levantaron del suelo, Mimi miró la cama de Sora asustada, pero vio que ella no se había despertado así que respiró tranquila.

Tai ya había salido de la habitación y estaba hablando animadamente con su hermana con un tono normal, como si no hubiera pasado nada allí dentro, Mimi se apresuró a unirse a ellos mirando al suelo incapaz de decir algo normal que no la delatase. Kari miró a su hermano y le pasó una mano por el pelo para intentar peinárselo y le dijo:

- ¡Ni-chan! ¿No te peinas? Menudos pelos llevas…

- Sí ya…- dijo él tratando de ocultar una risita nerviosa- es que ya sabes cómo es mi pelo de rebelde.

- ¿Mimi?- preguntó Kari a la recién llegada- ¿estás bien?

- Sí, ¿por qué?- se apresuró a decir ella sin ser capaz de ocultar su profundo nerviosismo.

- Tienes los ojos hinchados… ¿Has llorado?- le preguntó Kari.

- Ehh…- Mimi acaba de recordar que había estado llorando- sí bueno… es que me sentía muy mal por Sora y todo esto se me ha venido encima y… bueno no he podido evitarlo.

- Bueno, ¿pero ya te sientes mejor?- le preguntó entonces Tai mirándola tan intensamente que se puso nerviosa.

- Sí, mucho mejor… ¡Gracias!- contestó ella dando por finalizada aquella conversación.

- Voy a ver a Sora- dijo Kari y entraron los tres en la habitación.

Se sorprendieron de ver a Sora despierta, parecía que se acababa de despertar y estaba confusa, se frotó los ojos para echar el sueño de su cuerpo y luego miró a los tres presentes, entonces dijo sonriendo:

- ¿Qué pasa? ¿Tanto os pongo que no sois capaces de dejar de mirarme tan lascivamente?

Los hermanos se echaron a reír a carcajadas y Mimi suspiró aliviada, era la misma Sora con sus sarcasmos cotidianos, eso era que ya se sentía mucho mejor. Se acercó a su cama y le preguntó:

- ¿Te sientes mejor?

- Me duele un poco la cabeza, pero estoy mejor- dijo Sora- creo que también necesitaba dormir un poco…

- Parece que sigues teniendo un poco de fiebre- dijo Mimi poniendo su mano en al frente de su compañera. Voy a buscarte el termómetro.

Al momento volvió con el termómetro que se había traído de Nueva York, ya que Sora no tenía ni pensaba comprarlo, se lo dio para que se tomara la temperatura y ella mientras decía:

- No, si acabaré comprándome uno.

- Pues claro que debes comprarlo- dijo Mimi indignada- no sé porqué te empeñas en llevarme la contraria siempre que te digo algo que debes hacer…

- Ni que fueras mi padre, por favor- dijo Sora como si nada.

Ninguno le dijo nada en contrario, solo se rieron de la broma y esperaron pacientes a que el termómetro diera la señal de la temperatura. Una vez lo hizo, Sora lo tomó y se lo enseñó a Mimi que dijo:

- Sí que tienes algo de fiebre, mañana te acompaño al médico porque así no puedes seguir.

- Yo no necesito ningún médico- dijo Sora simplemente.

- Me da igual lo que tú creas que necesitas o no, vamos a ir al médico quieras o no- dijo Mimi en posición de madre severa y miró a Kari diciéndola- ¿verdad Kari?

Kari la miró con cara de que no le metiera en sus jaleos y Tai se partía de risa de aquella escena, cosa que hizo sonrojar a Mimi que evitaba por todos los medios mirarle y mirar el lugar donde había estado antes con él.

- A todo esto- dijo Sora de repente- ¿Qué haces tú aquí, Taichi?

- Solo pasaba a verte- dijo él- me dijo mi hermana que estaba enferma.

Sora no dijo nada, solo miró a Mimi con una mueca como de amenaza por si le había contado algo, pero Mimi le hizo entender que no había dicho nada con un simple movimiento de cabeza que pareció solo apreciado por Sora, ya que la hizo quedarse más tranquila.

Entonces de repente y sin previo aviso, Sora apartó las mantas de golpe y se levantó, los demás contemplaron cómo se había puesto de pie y se dirigía a la puerta. La vieron salir de la habitación hacia el salón y la siguieron curiosos de ver qué era lo que iba a hacer.

Sora abrió la ventana del salón a pesar del frío que hacía y sacó de una cajetilla de tabaco un cigarro y se lo llevó a la boca, mientras lo encendía, Mimi fue hacia ella fuera de sí:

- Pero bueno Sora… ¡estás enferma y te pones a fumar al lado de la ventana con el frío que hace!

- ¿Y qué quieres que haga?- dijo Sora tras dar una larga calada- no me dejas fumar en ningún sitio si no es aquí y llevo toda la mañana sin fumar nada.

Mimi la miró fulminándola y Sora le devolvió una mirada de triunfo, así que no le quedó más remedio que decir:

- ¡Está bien! Durante el tiempo que esté mala puedes fumar en casa con la ventana cerrada… pero con una condición.

- ¿Cuál?- preguntó Sora.

- Que mañana vamos al médico- finalizó Mimi mirándola triunfante.

Sora emitió un fuerte resoplido antes de decir:

- De acuerdo, mañana vamos al médico.

Cerró la ventana y se sentó en el sofá a fumar tranquilamente, parecía que por fin volvía a ser la misma de siempre y eso alegró a todos sus amigos enormemente.

- Bueno- dijo Tai de repente- creo que yo me voy, que ya se ha hecho tarde e Izzy está solo en casa… no creo que sea muy conveniente dejarlo solo enfermo, seguro que es capaz de empezar a desarmar algún aparato…

- Vale- dijo Kari despidiéndose de su hermano dándole un abrazo.

- Tai espera- dijo Mimi- te acompaño que tengo que bajar un momento.

Él asintió y tras coger sus cosas se despidió de las dos que se quedaban en la casa y dejó salir primero a Mimi de la casa. Una vez fuera, como el ascensor no funcionaba, tuvieron que bajar escaleras. Mimi en un principio pensó en decirle lo que tenía que decirle en el rellano, pero tenía miedo de que cualquiera de sus compañeras saliera de casa y se los encontrara allí hablando, así que optó por bajar con él hasta el portal.

Una vez llegaron allí, Mimi le tomó del brazo para que parase y él obedeció mirándola expectante, no sabía cómo decírselo, era tan embarazoso…

- Esto…- comenzó de forma torpe- sobre lo de antes… de verdad que no sé qué pasó… debes de pensar que soy una fresca o algo porque encima tengo novio y eso…

De repente, Tai se acercó a ella y le dio un largo e intenso beso en los labios de forma lenta y deliciosa que ella respondió sin vacilar un segundo. Tras ello se acercó a su oído y le dijo:

- No pasa nada… no me arrepiento de nada… ¡Ha sido increíble!

Tras decirle aquello, él se marchó de allí dejándola a ella en el sitio sin moverse, se había quedado totalmente sin palabras y no dejaba de acariciarse los labios con los dedos… Al final no había terminado de decirle lo que pensaba, pero no fue capaz de pensar en ello, simplemente sonrió al recordar lo que había pasado y pensó que nunca en su vida nadie la había besado tan increíblemente bien como ese chico…

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