Posted by : Unknown
martes, 27 de enero de 2015
Capitulo 3: Caos, Caos y más caos
Al terminar su primera semana en Japón, Mimi ya no pensaba lo mismo que pensaba antes de su nueva vida y mucho menos de sus nuevas compañeras.
Una vez tomaron confianza con ella, comenzó a salir su verdadero estilo de vida, lo que había visto el primer día en la casa no era nada comparado con lo que vendría en los días siguientes.
Kari seguía siendo tan cariñosa como el primer día, pero tenía un par de defectos con los cuales era difícil la ya dura convivencia, su extremo desorden y los chicos. Kari había sacado a relucir su pasado en la residencia y lo poco acostumbrada que estaba a vivir por su cuenta, su habitación era un desastre donde no podías caminar sin pisar alguna cosa, desde un lápiz de ojos hasta ropa interior, las paredes estaban abarrotadas de posters y las estanterías llenas de objetos inútiles que daban una sensación de claustrofobia y encierro. También tenía la mala costumbre de dejar todas sus cosas por todas partes sin importar que fuera su habitación, el baño o el salón y con cosas podías referirte desde unos apuntes de clase hasta un sujetador presidiendo la sala colgado de algún mueble.
Luego estaba el tema de los chicos, cada día que Kari salía por la noche con sus amigas, siempre volvía con algún chico distinto a las tantas de la noche y al día siguiente se lo encontraban desayunando tan tranquilamente con ellas como si vivieran allí y no solo por las mañanas, las llamadas al timbre podían ser a cualquier hora del día, desde la mañana hasta altas horas de la noche.
Una de las veces recordaba estar profundamente dormida y sonó el portero de la calle, aturdida se levantó dando traspiés y encendiendo las luces a cada habitación que llegaba. Por fin llegó al aparato del portero y descolgó:
- ¿Sí?
- ¡Hikari!- se oyó por el otro lado una voz furiosa de un chico.
- No soy Hikari, soy su compañera de piso- dijo ella enfadada.
- ¡Ah!- dijo el chico sin disculparse- ¿está por ahí? Me dijo que quedaríamos hoy y llevo horas esperándola.
- ¡No! Hikari no está y no sé dónde ha ido ni cuándo volverá- dijo Mimi cada vez más enfadada- y como vuelvas a llamar otra vez, llamo a la policía, gilipoyas.
Y volvió a dejarlo con fuerza en su sitio fuera de sí. En ese momento apareció Sora por la puerta restregándose los ojos del sueño:
- ¡Joder yanqui! ¿Quién era? Me ha despertado de golpe.
- No lo sé- dijo Mimi- era un chico y preguntaba por Kari.
- ¡Qué jodía!- dijo Sora riéndose como si lo que acababa de pasar fuese lo más normal del mundo- seguro que es Daisuke, el muy imbécil se ha enamorado de ella a pesar de que le mandó a la mierda.
- ¿Y a ti te parece normal que haga eso con los chicos?- preguntó Mimi muy molesta.
- No me importa lo que haga, es su vida- dijo Sora volviéndose para irse a la cama.
- Ya, pero estas llamadas a medianoche nos repercuten a nosotras Sora, ¿no te das cuenta?- dijo Mimi tratando vanamente de hacer comprender a su compañera.
- Vamos mujer, relájate, esto no ha sido nada… procura tomarte las cosas con más humor y reírte un poco, vivirás más- con aquella frase Sora desapareció del salón dejando a Mimi completamente confusa.
Sora. Otro de sus problemas más molestos, no es que se llevara mal con ella, pero su indiferencia hacia todas las cosas del mundo salvo sus cigarrillos, y sus comentarios sarcásticos y cínicos hacían que la joven norteamericana se enervara hasta límites desconocidos hasta para ella. Sora era una persona difícil de llevar y soportar, aparte de compartir con Kari su característico desorden también tenía que soportar sus grandes borracheras y su desorden horario, que podía pasarse la noche entera sin dormir viendo la televisión hasta tarde o jugando a videojuegos, dormir durante toda la mañana antes de irse a trabajar sin ir a clase o directamente no comer en todo el día hasta la noche, Mimi estaba preocupada por la alimentación de su compañera y temía que se hundiera en una terrible desnutrición.
Todo ello pensaba Mimi de camino a su casa, iba acompañada de una compañera de clase, Inoue Miyako, una joven hiperactiva, pero muy estudiosa. La había conocido en clase, ya que era una de las coordinadoras de ayuda a los estudiantes extranjeros, y para que a ella le resultase más fácil recordar su nombre, le dijo su nombre en inglés: Yolei.
Yolei conversaba a su lado animadamente de los compañeros de clase y los profesores que les habían tocado, pero Mimi no le prestaba atención y ella se dio cuenta, por lo que le preguntó:
- ¿Estás pensando en tus compañeras de piso?
- ¿Eh?- preguntó Mimi confusa- Sí lo siento, no te estaba escuchando.
- Deberías pedir a la agencia que te cambiaran de piso, así no creo que puedas vivir…- dijo ella que ya conocía la situación de la norteamericana.
- No puedo, es una movida y no me merece la pena, seguro que acabo en un sitio peor- dijo Mimi desalmada- prefiero estar con ellas que al menos ya las conozco.
- Tú verás- dijo Yolei- pero puedes mirar pisos estos días y si hay alguno libre y a buen precio piénsatelo.
- No sé…- dijo Mimi- dejaré que pase un poco el tiempo a ver qué pasa…
De repente, algo ocurrió que no le permitió seguir con la conversación, un chico se había chocado con ella de forma bastante repentina, él se percató de que se había chocado con alguien y se dio la vuelta para mirarla. Mimi vio que se trataba de un chico de más o menos su edad, era alto y atlético, bastante guapo para el gusto de Mimi, su pelo era color chocolate y lo llevaba elevado de tal manera que parecía un personaje anime, sus ojos marrones oscuros la observaban con confusión, pero de repente miró hacia atrás y le dijo:
- Por favor sígueme la corriente.
Antes de que Mimi pudiera tener tiempo para reaccionar, apareció detrás de él una chica, era una muchacha también de la misma edad que ellos, no demasiado guapa, pero muy alta y fuerte que por un momento le dio miedo a Mimi por si fuera a pegarles, pero ella no las prestó atención, solo miraba al chico y le decía jadeando:
- ¡Taichi! ¿Por qué corrías? Casi no te podía alcanzar.
- ¿Eh? ¡Oh perdona Mei!, es que había visto a mi novia de lejos y quería correr a saludarla- el chico tras decir aquello, tomó a Mimi por la cintura atrayéndole hacia él para la sorpresa y desagrado de ella.
Iba de repente a replicar y a apartarse, cuando se encontró con la mirada de él que le rogaba con ella que le ayudase, Mimi se fijó en que esa cara de súplica le hacía parecer más atractivo de lo que ya era y decidió acceder:
- Eh… sí, me alegro de verte mi amor- dijo ella ante la mirada de infinita sorpresa de su compañera que no terminaba de comprender nada.
- No sabía que salías con una chica occidental- dijo la chica mirando a Mimi con disgusto.
- Sí- se apresuró a contestar- fue un amor a primera vista, solo llevamos un mes, pero estamos muy enamorados, ¿verdad que sí, mi amor?
- Sí- dijo Mimi pensando en el doble sentido de esa declaración- nos enamoramos tras el primer encontronazo en la calle…
Él sonreía con la esperanza en sus ojos de que esa chica se creyera la bola que le acababa de meter y Mimi rezaba por lo mismo, ya que temía que al descubrir esa mentira la chica arremetiera contra ella también, por suerte, parece que la chica suspiraba resignada:
- Podrías habérmelo dicho…- y se marchó de allí bastante deprimida.
Ya una vez solos, las chicas estaban completamente perplejas mirando al joven, que observaba con alivio cómo aquella chica se alejaba, en ese momento él se volvió sonriendo y dijo:
- ¡Muchas gracias por ayudarme! Dios, que coñazo de tía, llevaba pidiéndome salir desde hace siglos y no acepta un no por respuesta…
- Pero…- dijo Mimi sin terminar de creerse nada- ¿Cómo…?
- Bueno, me voy- dijo el chico dándole un beso en la mejilla- por cierto, me encantan las chicas occidentales.
Y se alejó de allí sin dejar que ninguna de las dos chicas pudiera replicar nada. Mimi al fin se recobró de lo ocurrido y estaba indignada:
- ¿Pero se puede saber qué ocurre en este país? ¿Dónde están los japoneses tímidos y que rehúyen del contacto?
- Pues después de esto empiezo a dudar de que existan…- dijo Yolei mirando al cielo.
- Ni en mi país pasa esto… ¿qué clase de persona le pide a una desconocida que se haga pasar por su novia?- dijo Mimi, pero de repente recordó a sus compañeras y rectificó- déjalo, no he dicho nada… acabo de acordarme que vivo en una casa de locas…
- Bueno… no pienses más en ello- dijo Yolei- además, piensa en la suerte que has tenido… al menos era bastante guapo…
Mimi se rio ante ese comentario, su compañera además de hiperactiva, tenía un gusto desmedido por los chicos atractivos, pero pensó por un momento en aquel chico y le dio la razón, recordó su sonrisa pícara y sus ojos marrones mirándola esperanzado porque le echara un cable… se golpeó mentalmente, no debía de pensar en otros chicos teniendo a Michael esperándola y además, nunca volvería a verlo…
Al fin llegó al portal de su casa, se despidió de Yolei que su casa aun estaba más lejos y se adentró en el edificio, mientras subía en el ascensor, pensaba en lo nuevo que se encontraría en su casa, al llegar, cada día ocurría algo nuevo y aterrador, no sabía qué era lo que le depararía nada más entrar por la puerta principal.
Llegó al fin a la puerta de su casa y antes de meter la llave en la cerradura dio un suspiro ya resignada a soportar lo que quiera que ocurriese en ese momento, la introdujo y le dio vueltas.
Pero al abrir la puerta, se encontró con algo diferente, bueno la casa seguía igual de desordenada y caótica, pero no era eso lo que había sorprendido a Mimi, allí en el salón había dos personas más junto a Sora y Kari con los que hablaban animadamente. Uno de ellos era bajito y pelirrojo, sus ojos marrones se centraron en la puerta mirando a la recién llegada con una mirada de inteligencia e ingenio, tenía al lado suyo un portátil último modelo y luego el otro chico era el más guapo que había visto en su vida, era alto y esbelto, su pelo rubio claro le caía de manera muy sexy por la frente y sus ojos grandes y azules se volvieron hacia ella con curiosidad, se encontraba de pie junto al sofá al lado de Sora e iba vestido como si se tratase de un cantante de rock. Kari en cuanto vio entrar a Mimi, fue hacia ella alegremente y le dijo:
- ¡Mimi! Por fin vienes.
- ¡Hola a todos!- dijo ella un poco más retraída.
- Mira, te presento, son dos amigos muy queridos- dijo Kari y acercándose al pelirrojo dijo- éste es Izumi Koushiro, pero puedes llamarle Izzy en inglés, Izzy, ella es Tachikawa Mimi, es nuestra compañera norteamericana.
- Encantado de conocerte- dijo el joven haciéndole la reverencia al estilo japonés- pero ¿eres japonesa?
- Lo mismo digo- dijo Mimi sonriendo devolviéndole la reverencia- mis abuelos eran japoneses, pero yo nací en Nueva York.
- Y él es Ishida Yamato- dijo Kari cuando él se acercó para saludar, es un roquero empedernido, pero sus canciones son preciosas.
- Puedes llamarme Matt- dijo el joven rubio tomando la mano de Mimi de manera elegante y besándosela- es un placer conocer a una occidental tan hermosa.
- Vaya gracias- dijo Mimi sonrojándose ligeramente ante aquel cumplido.
- Déjala Matt- dijo de repente Sora rompiendo aquel encantamiento- tiene novio y no se va a dejar encandilar por ti.
- ¿Celosa?- dijo Matt mirando a su amiga con una mirada maliciosa- no te preocupes mujer, si tanto me deseas solo tienes que decírmelo…
Sora simplemente chasqueó la lengua con fastidio y se fue a la cocina, Matt simplemente se echó a reír y se lanzó encima de Izzy en el sofá, éste se quejó y dijo:
- ¡Joder Matt! Casi me aplastas.
- Imposible- dijo él sacudiendo la cabeza de su amigo- yo estoy buenísimo y casi no peso nada- miró a Mimi y a Kari que aun seguían de pie y dijo- ¡Chicas! No os quedéis ahí paradas y venid a mi vera.
Kari fue hacia él y se sentó a su lado, él le pasó el brazo alrededor de sus hombros y ella se recostó en su pecho y de repente sin previo aviso se besaron con pasión delante de todos, Mimi no podía creérselo, miró a Izzy que simplemente dio un suspiro y siguió tecleando en su portátil.
Ambos se separaron y simplemente se echaron a reír:
- La pequeña Yagami sigue besando tan bien como siempre.
- ¡Qué tonto que eres!- dijo ella tontamente riéndose.
- Menos mal que no ha aparecido aun Tai…- dijo Izzy sin apartar los ojos de la pantalla- si no ya te hubiera reventado su preciosa carita a golpes.
Matt parecía palidecer de repente y entonces se separó de Kari como si hubiera recibido una descarga eléctrica, Mimi se extrañó y preguntó:
- ¿Quién es Tai?
- ¡Oh! Es mi ni-san- dijo Kari que no parecía importarle lo que acaba de ocurrir- vendrá para aquí también en un rato, debe de haber salido ya de clase…
Izzy y Matt entonces se empezaron a reír a carcajadas, ambas chicas parecían contrariadas y Kari golpeó ligeramente en las costillas al rubio y dijo:
- ¿Qué pasa?
- Nada…- dijo Matt tratando de recobrarse- no es nada.
De repente, se oyó un estruendo en la cocina sacando a todos de su conversación, Mimi fue la primera en reaccionar y entró corriendo en la cocina seguida de los demás y se encontraron con Sora recogiendo un par de platos rotos del suelo, vieron que la sangre corría de la mano derecha de la chica y Mimi se agachó a su lado alarmada:
- ¿Estás bien, Sora?
- No te preocupes yanqui- dijo ella terminando de recoger los restos- es que soy un desastre.
- Pero deberías curarte esa herida- dijo Kari desde la puerta.
Sora miró su mano y sin decir nada más, tomó un poco de papel de cocina y se quitó la sangre que aun manchaba su mano, tras ello lo tiró a la basura, pero al rato volvió a brotar de la herida que parecía un corte bastante grande, Mimi le tomó la mano y dijo:
- Deja eso y ven a que te cure la mano, mira que eres desastre.
Para su sorpresa Sora obedeció y ambas salieron de la habitación, pero antes Mimi les dijo a los demás que recogieran lo que faltaba por recoger. Ambas chicas se sentaron juntas en el sofá, Mimi tomó su botiquín de viaje y sacó agua oxigenada para desinfectar y lo pasó por la herida de Sora, ella inmediatamente se quejó y dijo:
- ¡Ay! Me duele- dijo Sora quejándose.
- ¿Pero cómo se te cayeron los platos?- preguntó Mimi.
- Nada…- dijo Sora sin mirarla a la cara- que soy una patosa absoluta.
Mimi arqueó una ceja con escepticismo, conocía a Sora de poco tiempo pero se daba cuenta enseguida de cuándo mentía, pero decidió no insistir, si Sora no quería contárselo ella no era nadie para exigírselo…
- Vamos a hacer una fiesta de reencuentro- dijo Sora de repente.
- ¿Cómo?- preguntó Mimi confundida.
- Sí- dijo Sora- hoy es el día en que nos reunimos todos los amigos, quiero decir, Matt, Izzy, Tai y yo, Kari también estará por ser la hermana de Tai…
- Ah…- dijo Mimi captando el mensaje- ¿y vais a hacer fiesta aquí?
- Sí- dijo Sora- pero vamos que puedes unirte a nosotros, nunca has salido con nosotros de fiesta y seguramente te lo pasarás bien.
- No sé…- dijo Mimi no muy segura- no debería, mañana es miércoles…
- ¡Oh venga yanqui!- dijo Sora pareciendo indignada- ¿Dónde está ese espíritu fiestero occidental? Además dudo que pudieras dormir algo con esta pandilla de burros borrachos… anímate seguro que te lo pasas bien.
- No sé…- dijo Mimi no muy segura- no debería, mañana es miércoles…
- ¡Oh venga yanqui!- dijo Sora pareciendo indignada- ¿Dónde está ese espíritu fiestero occidental? Además dudo que pudieras dormir algo con esta pandilla de burros borrachos… anímate seguro que te lo pasas bien.
Mientras Mimi estaba nerviosa, la verdad es que sí que le apetecía salir y divertirse ya que desde que empezaron las clases no había tenido tiempo para nada, pero por otro lado sentía terror por ello, conocía cómo eran sus compañeras en casa y no quería imaginar cómo se comportaría bajo el influjo del alcohol y la música alta…
De repente sonó el timbre de la casa varias veces y de forma muy ruidosa revolucionando aún más a los allí presentes, oyó decir a Kari:
- Debe ser mi hermano- y tras abrir la puerta con brusquedad gritó- ¡Ni-san! Por fin viniste.
- Si, lo siento, me retrase- oyó una voz de hombre que a Mimi de repente le parecía reconocer pero no lograba averiguar por qué.
- ¡Ven que ya están todos!- dijo Kari- y además te quiero presentar a mi compañera norteamericana.
- Eso- dijo el chico- quiero conocerla ya, me has hablado tanto de ella…
Entró entonces Kari en el salón y le dijo emocionada:
- ¡Mimi! Te presentó a mi hermano mayor, Yagami Taichi.
Tras la breve presentación, apareció por fin el hermano de Kari y al verlo, Mimi se quedó completamente alucinada, no podía creer lo que estaba viendo.
- Tú eres…- balbuceó Mimi incapaz de decir nada más inteligente.
- No me lo puedo creer- dijo el chico sonriendo de manera traviesa- pero si es mi novia.
Todos los allí presentes, se quedaron boquiabiertos ante tal declaración, la que más Kari que no dejaba de mirarlos uno al otro sin parar y dijo:
- ¿Qué estás diciendo Tai? ¿Cómo va a ser tu novia?
- No exactamente…- dijo Mimi totalmente en shock.
- Era broma- dijo Tai riéndose abiertamente- digamos que ya nos conocemos… me salvó de una terrible asesina…
- ¿Mei ha vuelto a perseguirte?- preguntó Matt que parecía captar la indirecta.
- Sí…- afirmó el joven sentándose en el sofá junto a Mimi- menos mal que me crucé con ella y decidió seguirme la mentira de que era mi novia, si no…
- ¿Quién es Mei?- preguntó Kari con curiosidad.
- Nadie, hermanita- dijo él cortando tajante la conversación y se volvió a Mimi para seguir hablando con ella- no sabía que eras la compañera de mi hermana… me parece que estoy de suerte…
- Déjala en paz Tai- dijo Sora apareciendo de repente- no molestes.
Tai no la hizo caso y siguió mirando a Mimi de manera descarada, ella no sabía qué decir, nunca se había encontrado con gente con tan poca vergüenza, pero finalmente se levantó del sofá y dijo intentando no parecer nerviosa:
- Me voy a mi habitación a cambiarme.
- ¿Al final te quedas con nosotros?- preguntó Sora cuando pasó por su lado.
- Sí- dijo ella sonriendo- vamos si no hay inconveniente.
- Para nada- dijo Kari entusiasmada- estamos encantados, ya verás que bien te lo pasas.
- Sí- dijo Tai de repente mostrando unas bolsas que había traído con él- nos divertiremos mucho… he traído alcohol para un mes.
Todos los allí presentes empezaron a gritar emocionados y a reírse a carcajadas, todos menos Mimi que se fue a su habitación pensando en lo larga que sería aquella noche rodeada de tanta gente loca…