Posted by : Unknown
domingo, 25 de enero de 2015
Capitulo 10: Pour I'amour
"El jardín lucía más verde y hermoso que de costumbre, el sol resplandecía e iluminaba cada parte oscura de la mansión vieja y cuidada. Cerca de la pileta del jardín, un hombre de 26 años de edad miraba sentado desde la banca los claveles blancos que habían florecido. Su cabello rosado y aspecto juvenil no habían cambiado en casi nada, se veía tal y como cuando tenía 18 años, cuando había conocido al amor de su vida, que ahora era su esposa.
Respiró un poco de aire fresco, qué bien se sentía estar lleno de paz. Recordó cómo hace 8 años había sido todo extraño y cómo su esposa había sido una linda fantasma, también recordó el terror que sentía en ese tiempo si ella desaparecería de su lado y él estuviera completamente solo, felizmente ahora la tenía a su lado y no dejaría que ella se fuese. La amaba y nunca la dejaría.
- ¡Papi!
Sonrió y volteó cuando escuchó la tierna vocecita de su pequeña hija de cinco años que corría hacia él. Ella era la viva imagen de su madre.
- ¡Papi hazme caso! – La pequeña rubia hizo un puchero cuando llegó a donde estaba su padre – ¡Álzame! ¡Quiero tocar el agua! – Dijo la pequeña mientras jalaba de los jeans de su padre. Natsu se paró de su asiento caminó de la mano junto con su pequeña hija.
- ¡Oye espera! Si te acercas mucho al agua te vas a caer – Advirtió Natsu cuando vio a su hija acercarse mucho a la pileta.
- No me importa – Dijo la pequeña – ¡Si me caigo papi me salva!
Natsu cargó a la niña, quien estiraba su pequeña mano para tocar y sentir la frescura del agua.
- ¿Dónde está tu madre? – Preguntó Natsu mientras miraba a los alrededores. Muchas veces Lucy los sorprendía a ellos cuando estaban jugando, pero la rubia no se hacía presente y eso era extraño para él.
- Mami se fue – Dijo la pequeña con una voz triste. Natsu se preocupó cuando observó el cambio brusco de emoción de su hija.
- ¿Qué? ¿A dónde se fue? – Preguntó mientras bajaba a su hija y se ponía en cuclillas para estar a la altura de la menor.
La pequeña observaba el suelo, con una mirada perdida y triste. Natsu acarició el rubio cabello de su hija y le sonrió, de seguro Lucy estaba jugando – Dime cariño, ¿Sabes adónde se fue mamá? Tal vez podemos buscarla y encontrarla, a ella le gusta jugar a las escondidas como a ti.
Unas diminutas gotas de lágrimas caían en los ojos chocolates de la niña, ella intentó sacarlas con las manos, pero resultó inútil, gotas más gruesas de lágrimas caían, haciendo que la pequeña no dejase de llorar.
Natsu miró seriamente a su hija, algo debía de haber pasado para que su hija llorase de esa forma – Hey no llores pequeña aquí estoy yo, papá te va a proteger – Dijo mientras abrazaba a la niña.
- ¡Papi me podrá proteger a mí y a todos! – Sollozó la pequeña – ¡Pero no podrá proteger a mamá!
Natsu miró a su hija ¿A quiénes se refería con "todos"? ¿Y por qué no a Lucy?
- ¿Qué le pasó a Lucy?
- ¡Ella se fue! ¡Ya no volverá más!"
Natsu abrió bruscamente los ojos. Se sentó en la cama y se tocó la frente que estaba un poco mojada por el sudor. Miró hacia ambos lados, pequeños rayos de luz del sol se colaban por la ventana. Se encontraba en la habitación de su amada. Suspiró aliviado, había sido un sueño. Volteó a ver a la rubia que se suponía que estaba a su lado pero se llevó la sorpresa de no encontrarla. Asustado, se bajó de la cama y comenzó a buscar a Lucy en los alrededores de la gran habitación.
- ¿Lucy? ¿Dónde estás? – Abrió el gran armario, miró debajo de la cama, nada – ¿¡Lucy!? – Abrió las cortinas de las otras ventanas - ¡LUCY!
- Aquí estoy – Dijo Lucy apareciendo detrás de él sonriendo pacíficamente – ¿Por qué tanto alboroto?
Natsu volteó bruscamente y miró a Lucy. Rápidamente sin pensarlo se dirigió a abrazarla. Sintió alivio cuando pudo sentir su fría y pálida piel por segunda vez.
- ¿Natsu? – Dijo Lucy extrañada por la actitud rara del chico.
- No te alejes de mí – Dijo Natsu hundiendo su cabeza en el hombro de ella – Pensé que habías desaparecido.
Lucy miró tiernamente a Natsu – Oh ¿tuviste una pesadilla?
Natsu afirmó con la cabeza como si fuera un niño pequeño. Lucy sonrió y besó suavemente a Natsu en la mejilla – No te preocupes, aquí estoy yo y no me iré de tu lado.
- Promételo – Dijo Natsu con voz demandante. Lucy le sonrió.
- Prometido – Dicho esto Natsu le dedicó una cálida sonrisa a Lucy, dejó su pesadilla a un lado. Con Lucy no debía de temer ya que de todas maneras iba a estar con ella por siempre.
De pronto Lucy cambió su expresión cálida a una triste.
- Natsu… ayer, esto… – Tomó aire – ¿E-En serio quieres casarte conmigo?
Natsu la miró incrédulo – ¡Pues claro Luce! ¿En qué piensas?
Lucy miró al suelo – Sabes qué va a pasar si te casas conmigo…
- Y no me importa – Natsu tomó el rostro de Lucy con las dos manos y levantó su cabeza, haciendo que ella ponga su mirada en él – Estoy dispuesto a hacer todo por estar contigo.
Lucy miró fijamente a Natsu – ¿Y los demás? ¿No se sentirán mal?
Natsu suspiró – Es muy obvio que no estarán bien – Miró a Lucy que lo miraba con una cara triste – Pero – Le sonrió – Se pondrán bien con el tiempo, ya lo verás, se tienen unos a otros, además que ellos dijeron que me apoyarían en cualquier decisión que tome – Hizo una pausa y la abrazó – Y mi decisión es quedarme contigo.
Lucy sonrió y respondió abrazándolo. Aunque Natsu le dijese que todo iba a estar bien ella no creía eso.
- No me has dado el beso de buenos días – Dijo Natsu haciendo un puchero, intentando cambiar de tema.
Lucy se puso roja – ¿¡T-Te-Tengo que d-darte un b-beso!?
Natsu rió, de todas maneras Lucy seguiría siendo una chica inocente aunque lo bese un millón de veces – Nos besamos ayer ¿no? Quiero uno ahora.
- ¡P-pe-pe-pero-
- Nada de peros – Natsu cargó a Lucy, la tendió en la gran cama, se echó encima de ella y se dispuso a hacerle cosquillas, Lucy pasó de estar rojísima a reír fuertemente.
- ¡Jajaja N-Natsu para! – Dijo ella entre risas.
- Lo haré si me das un-
- Okey te lo daré – Dijo ella sonrojada. Haciendo que Natsu poco a poco deje de darle cosquillas y la mire profundamente a los ojos.
Le parecía increíble que Lucy muestre un poco de vergüenza y timidez cada vez que él le recordaba su primer beso de la noche anterior, tal vez porque era probable que la rubia hubiera sido virgen de labios toda su vida. Pensar en ser el primero en probar los labios de Lucy, hacía que Natsu se llene de emoción.
Sin pensarlo más, Natsu se inclinó hacia ella dándole un beso en los labios, entrelazando sus lenguas, saboreando cada parte de su boca, abrazándola como si nunca quisiera soltarla.
Porque eso era a lo que él temía. Y estaba seguro que nunca la iba a dejar ir.
Una vez que terminaron de besarse, los dos enamorados permanecieron un rato en la cama, el chico encima de la rubia, los dos abrazados, sólo sintiéndose uno al otro.
De repente Lucy se dio cuenta de la posición en que estaban y volvió a sonrojarse – ¡N-Natsu! ¡E-Estás encima m-m-mío! ¡Y-y-y e-en mi cama!
Natsu rió – Somos novios, eso es normal ¿no?
Y antes de que Lucy pudiese preguntar y protestar, Natsu la volvió a callar con otro beso apasionado.
- ¿Es verdad? – Preguntó Gajeel asombrado – ¿Te casarás con la coneja?
Natsu asintió, hace casi una hora sus amigos habían regresado a la mansión. Y Natsu había decidido decirles a todos que iba a contraer matrimonio con Lucy dentro de tres días, cosa que la mayoría de sus amigos ya se imaginaban, excepto Jellal y Gajeel, ellos pensaban que el peli rosa iba a buscar otra solución, aunque pareciese imposible.
- Pero Salamander, ¿no crees que exista otra solución en vez de la muerte? – Dijo Gajeel incrédulo.
Natsu suspiró, era desagradable ver a sus amigos tristes porque sabían ya la respuesta.
- Aunque exista otra solución Lucy desaparecería de mi lado – Hizo una pausa, miró a Lucy que estaba a su lado y tomó su mano, entrelazando sus dedos con los de ella – Y yo quiero estar siempre con ella.
Juvia, Erza y Levy suspiraron al ver la escena tan romántica que tenían en frente. Pero de pronto volvieron a tener esa mirada triste al recordar lo que significaba la respuesta de Natsu.
Hubo un pequeño silencio en toda la sala.
- Bueno, yo opino que no debemos de oponernos ¿no? – Dijo Gray con una sonrisa – Natsu por fin aceptó que no es asexual y ahora encontró al amor de su vida – Bromeó.
- ¡Nunca he sido asexual estúpido! – Protestó Natsu haciendo que todos se rían.
- ¡Admítelo Salamander! – Se unió Gajeel sonriendo.
- ¿Ya lo ves? – Dijo Gray – La cosa es que no eres asexual.
- Y tú declárate a Juvia de una vez – Murmuró Natsu haciendo que todos se sorprendieran y la pareja de Gray y Juvia se sonrojaran.
- En fin – Dijo Erza cambiando de tema – A lo que Gray se refería desde el principio era que nosotros te vamos a apoyar en cualquier decisión que tú tomes – Miró a la rubia y al peli rosa sonriendo – Y estamos felices que ustedes dos se amen, así que…
- ¡A celebrar la boda! – Dijo Levy intentando sonar animada junto a Juvia.
Natsu sintió un poco de angustia en su pecho, sabía que tenía a los mejores amigos del mundo y que ellos siempre estarían de acuerdo con él. Pero él sabía muy bien que ellos estaban haciendo su mejor esfuerzo por no parecer tristes y arruinar el plan que él tenía para su futuro que era estar junto a la chica de sus sueños. Porque sabía que sus amigos lo iban a extrañar mucho si él se iba.
Así que se dispuso a sonreír y a formar parte del entusiasmo de sus amigos. Sabía que si él era feliz, sus amigos también lo iban a ser.
- Natsu – Dijo Lucy inocentemente – ¿Qué es asexual?
Natsu miró a Lucy un poco incómodo, iba a matar a Gray por haberlo fastidiado – E-Es una larga historia, te la contaré más tarde ¿vale?
Lucy miró a Natsu y lo abrazó como si fuera una pequeña niña – Vale.
- Oye Natsu, ¿cómo hiciste para poder tocar a Lucy? – Preguntó Erza.
El chico suspiró – E-Esa también es otra larga historia.
Los tres días se pasaron tan rápido como un segundo. En esos tres días, Natsu aprendió lo increíble que es sentir estar vivo y saber cuándo vas a morir. Pero él no se encontraba asustado, ni triste. Se encontraba feliz, porque sabía que su amada por fin sería libre y ya no sería prisionera. Y lo mejor es que ella iba a ser libre junto con él.
- ¿Natsu? ¿Estás listo? – Dijo Gray que lucía un terno elegante. Entró a la gran biblioteca donde estaba solamente Natsu sentado en una de las grandes cómodas sillas.
El peli rosa que estaba vestido también elegante, solo que llevaba un terno color blanco. Suspiró y se paró de su asiento y miró a la ventana, ese día era soleado, tal y como cuando la había conocido a ella.
Volteó a ver a su amigo – Sí, estoy listo.
Gray le sonrió y se acercó a él – Estos días se han pasado rápido eh – Abrazó a su compañero, como si fueran hermanos – Te extrañaré cabrón, has sido uno de los mejores amigos que he tenido en mi vida.
Natsu abrazó fuertemente a Gray y rascó bruscamente su cabeza – ¡Y tú también!
Gray rió y se separó de su abrazo – Vamos de una vez, o Gajeel pensará que nos demoramos mucho porque te convertiste en homosexual y ahora quieres estar conmigo.
Natsu rió fuertemente y siguió a su amigo – Eres un idiota.
El salón principal estaba como Lucy había dicho que lo arreglaran: Tal y como había sido en su boda anterior. Natsu estaba seguro que si todos sus amigos vestirían como en el siglo XVIII, incluyéndolo, la boda hubiera sido más "perfecta". Pero como no encontraron vestimentas elegantes que se parezcan a las prendas de la época de la fantasma, decidieron robar prendas elegantes contemporáneas.
Se encontraban todos sus amigos, Gray estaba a un costado de Natsu, que en un pequeño cofre llevaba los anillos. Poluchka estaba al frente de ellos, ella iba a ser el papel de sacerdotisa que iba a casar a la rubia y al peli rosa. Erza iba a estar al lado de Lucy cuando ella ingrese, ya que había sido nombrada como la dama de honor, y pues el resto iban a ser partícipes de la ceremonia.
Sin darse cuenta de que el tiempo corría, Lucy comenzó a bajar de las escaleras, dirigiéndose al altar. Cuando ambos se miraron, Natsu pensó por milésima vez en que ella era la chica más hermosa del universo.
- Queridos presentes – Comenzó a hablar Poluchka – Hoy celebramos la unión de un joven y una fantasma. Por lo que muchos dicen, el amor no tiene límites ni tiempo, el amor es un sentimiento puro, que no se puede extinguir…
Mientras Poluchka seguía dando su discurso sobre el amor entre un humano y un alma, Natsu pensó en qué sería de él ahora. Hace casi un mes y medio había llegado a aquel lugar, y ni siquiera él en ese momento se había imaginado que se casaría en ese lugar con la linda fantasma que tenía a su lado. Era raro y enfermizo el sentimiento que tenía ahora, tenía miedo, no sabía por qué, pero a la vez estaba feliz, muy feliz.
Feliz porque ahora sabía que no estaba solo.
- Ahora la novia empezará a decir sus votos – Dijo Poluchka. Natsu se sorprendió ¿Tan rápido se había pasado el tiempo?
Sí, así como tan rápido se pasaba el tiempo, así de rápido se pasaba la vida.
Miró a Lucy, ella le sonreía también, se veía hermosa con ese pequeño rubor que tenía en las mejillas.
-Y-Yo Lucy Heartfilia… te quiero a ti, Natsu Dragneel como esposo – Hizo una pequeña pausa – Prometo serte fiel y entregarme a ti, por toda la eternidad, para ser feliz junto a ti por siempre. – Tomó el anillo que Gray le dio y colocó el anillo en el dedo anular de su futuro esposo.
- Ahora el novio – Intervino Poluchka.
Natsu se puso nervioso, él nunca había pensado en qué decir en los votos, es más, ¡Ni siquiera sabía que los votos existían!
Aunque bueno, había escuchado de parte de Erza – ya que a ella, por alguna razón desconocida, le fascina las bodas – que los votos era una especie de compromiso donde los novios expresaban sus sentimientos para unirse en el matrimonio.
Sonrió levemente. Decir lo mucho que quiero a Luce eh, se decía mentalmente.
Desde el primer momento que la vio, había sentido una especie de electricidad, de conexión entre él y ella.
Y desde ese momento lo entendió.
- Yo, Natsu Dragneel – Tomó el anillo que Gray le había dado y la miró – Te quiero a ti… Lucy Heartfilia, como esposa
Había entendido que ella iba a ser la que iba a salvarlo de su soledad.
- Prometo serte fiel
Porque ella era la razón de su felicidad, y no habría otra igual a ella.
- Y me entrego a ti por siempre
Porque sabía que ella se iba a quedar con él.
- En la vida y en la muerte.
Por siempre.
- En todos los días de mi vida.
Y para siempre.
- Para amarte y ser feliz junto a ti por toda la eternidad – Dicho esto le colocó el anillo en su dedo anular.
Dio un gran respiro por última vez. Ambos se miraron profundamente. El momento ya se acercaba.
- Ahora – Dijo Poluchka entregando a Natsu una pequeña copa que contenía veneno – Bebe esto para que puedas ser libre con Lucy.
Con nerviosismo, tomó la pequeña copa con ambas manos, las sentía heladas. Estaba temblando. Miró por última vez a sus amigos que le mandaban una mirada triste, los extrañaría y mucho. Miró a Lucy y sonrió. Era el momento, ahora o nunca.
Levantó la copa y la dirigió hacia sus labios para comenzar a beber el líquido que iba a acabar con su vida. Justo antes de que una mínima gota cayera en su boca, sintió que Lucy jaló su brazo con el que sostenía la copa, derramando todo el líquido venenoso por el suelo. Consternado miró a la novia y abrió sus ojos sorprendido. Una luz un poco blanca apareció rodeando a Lucy, ella se acercó a él.
- Natsu… – Miró a los grandes ojos verdes de su amado y lo besó en los labios. Natsu no sabía si corresponder o apartarla y decirle por qué hizo eso, pero antes de actuar, ella se separó de él.
- ¿Lucy? – Dijo Natsu intentando tocar la mano de su amada, pero para su sorpresa no la sintió – ¿Qué? – Miró a la mano de su novia.
Estaba desapareciendo.
- Encontré a la persona que estaría dispuesta a amarme hasta la muerte – Dijo Lucy con lágrimas en los ojos mientras se desvanecía poco a poco – Y esa persona eres tú Natsu.
- ¿¡Lucy!? – Natsu intentó tocar el rostro de su amada con ambas manos, intentó abrazarla fuertemente, pero fue en vano – ¡Lucy! ¡No te vayas! ¡Prometiste que no te irías de mi lado!
- Lo siento – Susurró ella suavemente – Yo tampoco no quiero irme de tu lado, pero…
- ¿¡Pero qué Lucy!?
Lucy cada vez estaba volviéndose menos visible, le quedaba poco tiempo, así que fue breve – Recuerda que siempre te amaré Natsu Dragneel – Escuchó la dulce voz de Lucy desvanecerse por el aire.
- ¡No! ¡Lucy! ¡LUCY! – Gritó Natsu mientras ya no había ningún rastro de ella. El peli rosa tenía lágrimas en los ojos, se le flaquearon las piernas, haciéndolo arrodillarse. Golpeó el suelo con furia – ¡Maldición! ¡Lucy me lo prometiste!– Gruesas gotas de lágrimas caían de sus ojos, quería que todo fuese una broma de mal gusto, que Lucy apareciese con esa dulce sonrisa que siempre tenía y decirle que nunca se iba a ir de su lado, que lo amaba, que lo quería con todo su corazón. Quería verla, abrazarla, besarla, para expresar cuánto no quería perderla.
Se acordó de su pesadilla: Lucy se iría y él no podría estar junto a ella. Todo eso había sido una premonición, ¿Pero cómo? ¿Y por qué a él? Que tanto la amaba, con toda su alma, con todo su ser.
Antes de que Natsu pudiera pensar algo más, sintió un terrible dolor de cabeza y su mente se puso en blanco. Cerró fuertemente los ojos por un largo tiempo.
Cuando los abrió, sintió algo extraño ¿En dónde se encontraba? Se miró a sí mismo ¿Por qué estaba vestido así de elegante? Se supone que acababa de robar una gran joya y estaba escapando de los policías, escondiéndose donde ahora él estaba ¿no? Entonces ¿Qué hacían sus amigos allí? Se encontraban vestidos de manera elegante, también había una anciana peli rosa junto a un chico, una chica y una niña, los tres peli azules que juraba no haber visto nunca en su vida, pero por alguna razón, le parecía haberlos conocido. Lo más intrigante era que todos estaban con una expresión de duda, al igual que él.
Consternado, tocó su fría y pálida mejilla ¿Estaba llorando?
¿Y por qué tenía un anillo en el dedo anular?
Tocó su pecho, sentía un gran vacío allí.
¿Qué había ocurrido?