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jueves, 29 de enero de 2015
Capitulo 7: Orden en el Caos
Pasaron tres días desde aquella fiesta fallida y Mimi salía de su clase de Literatura Japonesa cargada con su carpeta y un montón de textos que debía leer y entender que era lo más difícil, suspiró de forma cansina y continuada, definitivamente odiaba a su profesora… recordó que lo había comentado la anterior vez con los amigos de sus compañeras y se echó a reír para sí misma…
Al pasarle por la cabeza la imagen de aquel día, no pudo evitar acordarse del viernes anterior y de Kari. Aunque le costase creerlo, Kari también tenía problemas amorosos.
Aquel día tras despedirse de Tai, ambas salieron de allí, parecía que por fin al sentirse liberada de dar explicaciones había decidido dejar que sus lágrimas resbalasen por sus mejillas y dejaba escapar ligeros gemidos lastimeros, Mimi alargó su brazo hasta ella para acercarla y poder abrazarla.
De esta manera ambas llegaron a casa, Mimi sacó su llave y abrió la puerta del portal, Kari entró sin decir nada y Mimi consultó su reloj, solo era la una de la mañana e imaginaba que Sora aparecería por casa quién sabe a qué hora así que no se preocupó, tenían tiempo de sobra para que Kari le contase todo que desea contarle.
Abrió la puerta de su casa, escucharon el sonido de la alta música de su vecino Ken que hacía temblar la pared del salón e incluso, Mimi podía jurar que también como sonido secundario estaba escuchando los gemidos descontrolados de placer de una voz de mujer… "Seguramente Ken estaría divirtiéndose con alguna chica de turno que luego ni recordaría" pensó la joven con resignación, definitivamente la gente de su entorno no era muy normal…
Ambas entraron en la habitación de Kari, Mimi como siempre que entraba allí, sintió la ya conocida sensación de agobio producido por la cantidad de objetos que allí había en tan pocos metros cuadrados, pero trató de no darle importancia, ahora Kari era lo más importante.
Ella se sentó en su cama sin decir nada y Mimi la siguió, pero de repente sintió un fuerte dolor en el dedo gordo de su pie, miró hacia abajo y vio que había golpeado un enorme libro que estaba en el suelo y no lo podía haber visto debido a las cosas que allí había. Pero fingió que no le dolía y aguantó con diplomacia el dolor, no quería que Kari se distrajese.
Su compañera tomó el pañuelo que ella le había dado para enjugarse las lágrimas y eso fue lo que hizo, Mimi esperó con paciencia a que Kari se decidiese a contarle lo que le atormentaba, pero también era consciente de que podría no contarle nada…
- Lamento que hayas tenido que irte de la discoteca por mi culpa… me siento tan mal…-dijo Kari lentamente.
- No te preocupes tonta- dijo Mimi sonriéndola- no me hubiera podido quedar tranquila si tú te marchabas sola a casa tal y como estás…
- Seguro que te estás preguntando qué es lo que me pasa- dijo Kari.
- Para ser sincera sí- dijo Mimi- pero si no quieres contármelo, no pasa nada, me quedaré contigo acompañándote.
- La verdad es que sí quiero contártelo- dijo Kari mirándola- bueno, más bien lo necesito… necesito contárselo a alguien que no sea mi hermano o Sora…
- Bueno, pues cuéntame- dijo Mimi- te escucho.
Kari no contestó rápidamente, parecía pensar cómo empezar a contar la situación y cómo no dejar nada sin contar, entonces dijo:
- Takeru y yo somos amigos desde muy pequeños, bueno más bien nosotros nos conocimos por la amistad de Tai y Matt, fuimos juntos a clase y pasábamos mucho tiempo juntos… Nos hicimos muy amigos con el tiempo e incluso cuando íbamos a entrar al instituto seguíamos siendo inseparables…
Kari tomó un tiempo para tragar saliva y sonarse la nariz, Mimi pudo notar que volvía a sentir deseos de llorar, pero no hizo nada solo esperó a que ella continuase:
- Cuando entramos en el instituto, yo reconozco que me volví loca y empecé a salir mucho y a conocer gente nueva, hice muchas amigas y salíamos todos los fines de semana de fiesta y nos gustaba tontear con los chicos como todas las adolescentes… por todo ello Takeru y yo nos distanciamos un poco, él prefería estudiar e ingresar en el equipo de baloncesto del instituto llevando una vida normal y yo prefería divertirme, pero aun así intentábamos estar juntos para no perder nuestra amistad… Pero una vez, le dije que si quería salir con mis amigas y conmigo de fiesta y ya de paso sus amigos, él aceptó y entonces conocí a Haru, uno de los amigos de Takeru. Y bueno, Haru y yo empezamos a hablar ese día y a quedar de forma seguida hasta que él se me declaró, me dijo que estaba enamorado de mí y que sí quería ser su novia, yo acepté porque creí que yo también lo quería, fue mi primer novio.
- ¿Y qué pasó con Takeru? ¿Cómo se lo tomó?- preguntó Mimi intrigada.
- Bueno…- continuó Kari- no dijo nada, pero lo noté mucho más frío con los dos que antes, pero ni Haru ni yo lo tomamos en cuenta y seguimos con la relación. Pero al pasar el tiempo me di cuenta que Takeru cada vez hablaba menos conmigo y nos veíamos cada vez menos, yo me sentía muy mal por ello y cada vez que recordaba cualquier momento con él me echaba a llorar o me moría de celos cada vez que lo veía hablando con otras chicas…
- ¿Entonces supiste que estabas enamorada de él?- preguntó Mimi que parecía comprenderlo todo.
- Sí…- dijo Kari medio sonriendo, parecía haber recordado la sensación que le produjo ese sentimiento- bueno yo creo que ya lo quería desde hacía mucho… desde que éramos pequeños, pero no fui capaz de verlo por la amistad que teníamos.
- Bueno, ¿y qué pasó?- preguntó Mimi.
- No podía ocultarlo por más tiempo y un día lo pillé por banda y se lo solté sin más- dijo Kari- bueno y también le besé. Tras ello supe que realmente al que quería era a él… pero…-volvió a ensombrecer su rostro de repente.
- ¿Pero?- preguntó Mimi.
- Él no se lo tomó bien- dijo Kari cabizbaja- me apartó con brusquedad y me dijo que estaba harto de mis juegos, que le dejase en paz y que no quería volver a verme nunca más, que era una puta por hacerle eso siendo la novia de su amigo… tras ello, no volvimos a hablar más… Meses después nos graduamos y él se fue a Francia un año a estudiar, yo corté con Haru porque después de lo que pasó con Takeru no fui capaz de volver a querer salir con otro chico…
Kari finalizó su relato y rompió a llorar otra vez con la cabeza entre sus manos, se la veía muy desgraciada y Mimi sintió mucha lástima por ella. Lo que le había contado explicaba muchas cosas que antes no omprendía y no solo su reacción al ver a Takeru, sino más que nada su comportamiento con los chicos…
Entonces Mimi se dio cuenta de lo que realmente le ocurría a Kari, era muy simple, tras el rechazo de Takeru, ella se sintió muy mal, tanto que llegó a creer que no merecía el amor de nadie y comenzó a tener aventuras pasajeras constantemente para librarse de aquel vacío… Luego también pensó en la reacción de Takeru que ella le había contado, estaba muy claro lo que había ocurrido y se lo hizo saber enseguida:
- Kari… ¿no lo entiendes?
- ¿El qué?- preguntó Kari con indiferencia.
- Takeru estaba loco por ti y siempre lo estuvo- le dijo Mimi.
- ¿Qué dices?- dijo Kari confusa- si me odia, ¿no lo has visto?
- Hazme caso, Kari- dijo Mimi buscando la mejor manera de explicárselo- él actuó así porque estaba enamorado de ti y creyó que estabas jugando con él, pero no es así…
- Aunque él también lo sintiera, ya es tarde- dijo Kari de repente enfadada- yo ya no le quiero y nunca más le querré, fue un error que me enamorara de él, me falló como amigo también, ni siquiera me escuchó cuando le iba a decir que dejaría a Haru por él, solo se limitó a insultarme… Así que por mí desaparezca y no vuelva nunca más.
Tras decir eso se echó en su cama con la cabeza sobre la almohada dispuesta a no dar ningún comentario más sobre el tema. Mimi simplemente la miró sin creerla nada, podía engañarla a ella pero nunca se podría engañar a sí misma, Kari seguía tan enamorada de Takeru como antes…
Mimi de repente notó que alguien la llamaba por detrás haciéndola volver a la realidad, se dio la vuelta extrañada y vio que se trataba de una señora mayor, Mimi entonces la reconoció, era su vecina de abajo que se la había cruzado varias veces cuando bajaba a clase. Iba a saludarla, pero su cara de desagrado y enfado absoluto la frenó, ¿qué ocurría?
- ¿Sí?- preguntó la joven temerosa.
- Con vosotras quería hablar yo- dijo la señora muy indignada.
- ¿Qué ocurre?- preguntó Mimi.
- ¿Qué qué ocurre? ¿Aún tienes el descaro de preguntar?- notaba cómo a la señora se le hinchaba la vena de la sien del enfado.
- Discúlpeme pero no sé de qué me está hablando- dijo Mimi empezando a asustarse.
- ¿Y las fiestas de todas las semanas hasta las tantas de la noche o los ruidos a todas horas?- preguntó la señora- porque ya hemos sido suficientemente indulgentes con vosotras, entre vosotras y el chico de al lado nos estáis volviendo locos.
- Lo siento- dijo Mimi- no lo sabía…
- La próxima vez que haya un solo ruido a partir de las 12 de la noche, haremos una reunión de vecinos, hablaremos con vuestros caseros y todos os vais a la calle- dijo la señora con el dedo índice a modo de amenaza- ¿Queda claro?
Mimi afirmó asustada y la señora se marchó gruñendo maldiciones y entre ellas pudo oír la frase de "malditos niñatos". Una vez que se quedó sola, se enfadó, no con la señora, sino con Kari y Sora, ¿cómo podían haber dejado que sus fiestas se desmadrasen tanto?
Emprendió entonces el camino hacia el ascensor cada vez más enfadada, esta vez no se iba a callar, de una vez iba a dejar las cosas claras a esas dos.
Entró en la casa y las encontró a las dos tiradas en el sofá viendo la televisión con el volumen altísimo sin importarles nada, Mimi miró alrededor y se enfureció más aún, vio que sus compañeros habían dejado todo revuelto y la ropa sucia que les había dicho que metieran la lavadora antes de irse a clase seguían en el mismo sitio y aún no habían sacado la basura.
Mimi entró y sin decir nada apagó la televisión y se puso delante de ella para el disgusto de sus compañeras que no tardaron en replicar:
- ¿Qué haces, yanqui?
- Tenemos que hablar muy seriamente- dijo Mimi cruzándose de brazos.
- ¡Oh! ¿Vamos a cortar nuestra relación?- dijo Sora sarcásticamente- ¡Qué pena! ¿Me dejas seguir viendo la tele?
- ¡Esto es serio!- dijo Mimi empezando a perder la paciencia- ¡Y cómo no me hagáis caso esta vez me marcharé de aquí! No quiero más problemas.
- Vale, vale- dijo Kari mirándola preocupada- ¿Qué ocurre?
- He hablado con la vecina de abajo- dijo Mimi- bueno más bien empezó a amenazarme, me dijo que estaban hartos de vuestras fiestas y que el próximo ruido más allá de las doce nos denunciarán y harán todo lo posible por echarnos, tanto a Ken como a nosotras… Ken me da igual, por mí que lo echen y nos deje dormir, ¡pero yo no quiero que me echen por vuestra culpa!
Sora y Kari se miraron entre ellas, Sora parecía no importarle o que no se creía que fueran capaces de hacer algo así, pero Kari estaba preocupada por lo que le acababa de decir y le dijo a Sora:
- ¡Sora! Creo que ésta ya es la definitiva.
- ¡Bah!- dijo Sora mientras sacaba un cigarro y se lo llevaba a la boca- Perro ladrador poco mordedor, seguro que es un farol para que no hagamos ruido…
- No estoy segura, Sora- dijo Kari- creo que ya no vamos a poder hacer más fiestas aquí…
- A mí nadie me impide hacer lo que me dé la gana en mi casa- dijo Sora aumentando el tono de su voz.
- Pues sí- dijo Mimi muy seria- yo te lo impido.
Vio la cara de desconcierto de las dos chicas que se encontraban enfrente de ella, pero ello no le impidió seguir hablando:
- Y te impediré muchas más cosas a partir de ahora, es más a partir de ahora se acabaron las fiestas entresemana hasta las tantas, y se acabó esta vida caótica que no es sana para nadie, aquí muchas cosas van a cambiar.
- ¿Por qué?- dijo Sora dando una larga calada a su cigarro mirando con desafío a Mimi.
- Porque aquí no solo vives tú- dijo Mimi devolviéndole la mirada- aquí vivimos Kari y yo y también tenemos nuestra propia vida que no gira en torno a ti, por cierto no quiero irme de aquí, así que no me lo hagáis más difícil.
La sala se quedó en silencio sin que nadie dijera nada, Mimi solo esperó, a partir de ahora lo que dijeran ellas sería determinante en su estancia en aquella casa y ya había decidido lo que haría en ambos casos. Entonces Kari habló:
- Creo que tienes razón Mimi- Sora la miró contrariada a lo que respondió- ¡Sí, Sora! Tiene razón… ya está bien de llevar este tipo de vida, yo voy a colaborar y también pienso que la vecina nos ha dado un ultimátum, así que las fiestas aquí se acabaron nos iremos a casa de otras personas y las cenas entresemana serán en casa de mi hermano.
Sora se quedó callada, se la notaba molesta y vieron cómo apretaba con fuerza su cigarrillo entre sus dedos, ambas se quedaron mirándola a ver que decía, finalmente Sora dio un largo suspiro y dijo:
- Está bien, como queráis… puta mierda de vecinos- Sora se levantó del sofá sin dejar de fumar y continuó- de acuerdo, no haremos fiestas aquí y todo eso, pero no voy a dejar de llevar mi modo de vida…
- ¿Cuál?- dijo Mimi con un tono irónico que hasta a ella misma le sorprendió- ¿Dormir de día y jugar hasta el amanecer con videojuegos sin ir a clase ni nada?
Sora la miró sorprendida ante aquella respuesta, sonrió y dijo:
- Sí, eso exactamente, es un hobby que me parece más interesante que ir a clase y os agradecería que no os metierais con ello
- Bueno, pues hagamos un trato, Sora- dijo Mimi intentando ser diplomática- tú sigues con tu extraña vida y nosotras no nos metemos en ella si tú a cambio aceptas someterte a las normas de limpieza y orden de esta casa que decidiremos entre todas.
- Mmmm…- sopesó Sora las posibilidades de salir beneficiada de aquel acuerdo, finalmente dijo- está bien, pero siempre y cuando no os metáis en mis asuntos ni entréis en mi habitación…
- ¡Estupendo!- dijo Mimi y se fue a su cuarto corriendo dejando a sus compañeras boquiabiertas.
- ¿Adónde va ahora?- preguntó Sora y Kari se encogió de hombros como respuesta.
Al momento volvió a aparecer con unas hojas en la mano derecha, parecía muy ilusionada, tras darle una hoja a cada una de sus compañeras comenzó a hablar:
- Llevo mucho tiempo elaborando este plan y no sabía cómo decíroslo.
Las dos chicas miraron su papel y vieron un montón de pequeñas columnas con sus nombres en cada una y una lista de cosas que tenían que hacer con sus correspondientes horarios para hacerlo. Ambas se miraron perplejas y luego la miraron a ella como si fuera un extraño ser que las aterrorizaba, Mimi ignoró sus miradas cargadas de terror y siguió hablando:
- Os he puesto ahí todo lo que tenemos que hacer, ya sabes los horarios de limpieza, la compra, la lavadora… si todo lo llevamos en un orden, seguro que podremos hacerlo todo.
- No me lo puedo creer- dijo Sora- todo lo que has puesto es conforme a nuestros horarios de clase y trabajo… no hay forma de escaquearse.
- Por supuesto que no- dijo Mimi indignada- es más si miráis atentamente en el apartado de limpieza de la casa veréis lo que nos toca hoy.
Obedecieron y miraron la hoja durante un momento, acto seguido el disgusto y el desconcierto se apoderaron de sus rostros:
- ¿Tengo que limpiar el baño?- dijo Sora sin podérselo creer.
- ¿Y yo la cocina?- añadió Kari.
- Sí- dijo Mimi ignorándolas- y yo limpiaré el salón, así que… ¡a trabajar!
- ¡Espera, espera!- dijo Sora- ¿Cómo pretendes que hagamos esto?
- Pues no sé- dijo Mimi- ¿con algo llamado limpiahogar o escoba o desinfectante?- vio que Sora y Kari se miraban estupefactas y tras un largo suspiro cargado de paciencia y dijo- vi que quedaba muy poco de todos los productos de limpieza y compré nuevos, están en uno de los cajones…
Las dos asintieron y entonces se marcharon cada una al lugar donde le tocaba dejando a Mimi sola con sus productos para la limpieza sobre la mesa y bolsas de basura. Decidió por empezar a amontonar la pila de ropa sucia que amenazaba con atacarla y meterla en una bolsa que luego lavaría. Después comenzó a recoger las cajas de pizzas de Sora de hacía dos noches y todos los papeles que había por allí tirados, luego en otra bolsa empezó a meter las botellas de licor y sake que se estaban escondidas por detrás de los muebles, Mimi las miró con disgusto, una de ellas la reconoció, era la botella de sake que le sirvieron cuando fue su primera fiesta… con enfado la metió en la bolsa con fuerza y siguió con su labor.
Pero de repente al mover uno de los sillones al lado de la ventana en busca de más botellas o basura en general se encontró con una horrible sorpresa, una enorme cucaracha paseaba por allí como si la casa fuera suya. La reacción de Mimi fue inmediata, soltó lo que tenía en la mano y comenzó a gritar como loca sin parar de dar vueltas hasta subirse en el sofá.
Sus compañeras llegaron al instante, ambas con caras de preocupación y al encontrarse con Mimi subida en el sofá chillando como una niña, preguntaron sobresaltadas:
- ¿Qué ocurre?
- Una… una…- dijo Mimi tartamudeando sin poder decir nada más mientras señalaba al sillón.
- ¿Qué hay?- preguntó Kari extrañada acercándose al sillón, pero en el momento de mirar por detrás dio un brinco y dijo- ¡Ahh! ¡Una cucaracha!
Entonces Kari imitó a Mimi y se subió al lado suyo haciendo aspavientos con su cuerpo mientras ella y Mimi se abrazaban asustadas. Sora las miró durante un segundo sin decir nada, parecía una mezcla entre ncredulidad y risa. Se acercó detrás del sillón y vio la cucaracha, en lugar de ponerse a gritar como una loca tomó un pañuelo de su bolsillo y cogió al insecto. Acto seguido lo metió en una de las bolsas donde Mimi había metido las cosas y tras cerrarla cogió la bolsa dispuesta a llevársela. Antes de irse, miró a sus compañeras que la miraban con una admiración inmensa y las dijo:
- ¡Ya está! ¿Me ha mordido o algo? Si es que sois más tontas…
Y allí las dejó a las dos avergonzadas por su propia estupidez de temer a un ser tan insignificante, pero Kari dijo al final:
- Me da igual que se burle de mí… odio todos los bichos… ahora siento que me pica todo…
- Lo mismo digo- dijo Mimi- ¿ves por qué os digo que tenemos que mantener la casa limpia? Si no quieres más de estos seres asquerosos tenemos que hacerlo.
- ¡Tranquila!- dijo Kari- después de esto, voy hasta a desinfectar mi habitación entera.
- Bueno, tampoco es necesario tanto- dijo Mimi riéndose- con que no dejes todas las cosas por ahí tiradas y la limpies un poco es suficiente.
- Si…- dijo Kari- voy a seguir con la cocina, que no te imaginas lo que necesitaba un repaso…
Mimi la miró irónicamente, no podía creerse que no se hubiera fijado antes en el estado de la casa en general hasta que ella casi las había ordenado limpiar, pero recordó que Kari no estaba acostumbrada a vivir por su cuenta así que no se lo tomó en cuenta.
Ahora que Kari se había marchado, se puso a pensar en ella, desde que le había contado aquello con Takeru y se durmió sin querer volver a tocar el tema nunca más, parecía que no había pasado nada y se comportaba como si nada, pero no lograba engañarla, Kari era mucho más transparente de lo que quería demostrar y podía ver a través de sus acciones lo mucho que se esforzaba en fingir que no le importaba que Takeru estuviera allí… Mimi suspiró, a veces las personas por orgullo son capaces de hacer las más grandes de las tonterías.
Pasó la mañana y Mimi vio con satisfacción que el salón parecía otro, los muebles estaban bien colocados, el suelo limpio, la ropa que allí antes se amontonaba estaba en la lavadora y las múltiples bolsas de basuras las había bajado hacía un rato. Contempló su obra con satisfacción y fue a ver a sus compañeras.
Kari se encontraba sentada a la mesa de la cocina tomando unas gominolas, ya había terminado y Mimi tuvo que reconocer que había hecho un buen trabajo, ya que ya no había manchas en el suelo y la cocina estaba totalmente limpia.
- Bueno ya terminé con esto… no te imaginas lo que me ha costado quitar las manchas- le dijo Kari.
- Buen trabajo- dijo Mimi mirando la cocina.
- ¿Sora ha terminado?- preguntó Kari intrigada.
- No lo sé-contestó Mimi iba a ver ahora que está haciendo.
Ambas fueron al baño y vieron que Sora ya casi había terminado y estaba limpiando el espejo del lavabo, ambas miraron a su alrededor y vieron con sorpresa que el baño brillaba como si fuese nuevo y el olor que despedía era a lilas. Sora las vio y al ver la cara de espasmo que tenían las dos, les dijo:
- ¿Qué? ¿Os creíais que no sabía limpiar? Por favor, llevo viviendo sola desde que tengo 18 años, ¿qué os creéis?
- ¿Entonces por qué no has hecho nada en estos meses?- preguntó Mimi molesta.
- Porque soy una vaga y me gusta más estar en el sofá- dijo Sora simplemente provocando que Mimi se quedara boquiabierta ante tal sinceridad aplastante.
- No tienes remedio de verdad- dijo Mimi que no sabía realmente si reír o llorar.
De repente, sonó el timbre de su casa y Kari fue hacia allí corriendo, Sora y Mimi se miraron extrañadas y decidieron seguirla a ver quién sería.
Cuando llegaron allí, se encontraron con que era un chico, Mimi se acordaba de él, era el chico que había llegado a su casa el mismo día que ella había llegado a Japón, solo que no recordaba su nombre. Antes de que cualquiera de las chicas llegara a preguntar sobre él, Kari se adelantó y dijo:
- Bueno chicas, yo me voy a ir, pero antes os voy a presentar como dios manda… Daisuke, ellas son Sora y Mimi mis compañeras.
- Ya sabemos quién es- dijo Sora- ha pasado más tiempo en mi casa que yo misma.
- Encantada- dijo Mimi al contrario que Sora.
- Igualmente- dijo el chico y acto seguido preguntó- no eres japonesa, ¿verdad?
- No, soy norteamericana- contestó Mimi.
- ¡Oh vaya! Me encantaría ir a Nueva York alguna vez… por cierto puedes llamarme Davis, creo que te resultará más fácil.
- De acuerdo- dijo ella.
- Hikari…- dijo Sora bastante molesta- ¿qué hace él aquí?
- ¡Oh es verdad! No os había contado nada- dijo Kari- veréis, resulta que Daisuke y yo estamos saliendo juntos… somos novios.
Ambas chicas no se podían creer lo que estaban oyendo y se quedaron boquiabiertas sin ser capaces de decir nada, ni siquiera preguntar si estaba bromeando…