Posted by : Unknown domingo, 25 de enero de 2015






Capitulo 10: La chica que fue fantasmay el ladrón

- Y bien, sólo nos queda reunir un poco de dinero para comprar los pasajes, robaré maletas por última vez, y te lo digo en serio, por última vez, oh y por cierto…espera, ¿estás escuchando todo lo que te acabo de decir Natsu? – Dijo Erza exasperada – ¡Te estoy hablando! ¡Escúchame!

Natsu dejó de mirar a un punto fijo y parpadeó – ¿Eh? ¿Dijiste algo?

La peli roja suspiró – Olvídalo, nos falta poco para reunir todo e irnos de aquí hacia Magnolia – Miró preocupadamente a su amigo – ¿Estás bien Natsu? Desde…ese día estás algo extraño, no sé…algo distraído.

- ¿Eh? ¡No! – Dijo Natsu moviendo su mano en el aire como si espantara una mosca – No me ocurre nada ¿ya ves? Estoy bien.

Erza miró extrañamente a Natsu y subió sus hombros – Bueno, seguiré viendo si es que no falta nada – Volteó a dirigirse al fondo del viejo teatro abandonado, donde por ahora estaban viviendo – Oh cierto, me olvidé de decirte que vendrán Jellal, Levy y la pequeña Wendy con nosotros.

Natsu parpadeó tres veces incrédulo – ¿E-Es enserio? ¿Vendrán con nosotros a Magnolia? ¿¡A vivir con nosotros!?

Erza volteó sonrojada y sonrió levemente – S-Sí… ¿no te conté que estoy saliendo con Jellal?

- Uh, no.

- Pues ahora lo sabes… ¡Pero no soy la única!, al parecer Levy y Gajeel también están saliendo, pero no estoy muy segura – Dijo la peli roja roja de la vergüenza y se fue corriendo – ¡Luego te contaré los detalles!

Una vez que su compañera abandonó el teatro, Natsu suspiró y se sentó en unos de los viejos asientos principales.

Había pasado ya casi medio año desde que pasó el incidente.

Cuando había abierto los ojos se había quedado bastante confuso al igual que los demás presentes que estaban en el salón principal de la extraña mansión, donde nunca más volvieron a ir. No recordaban absolutamente nada de lo que había pasado. Desde ese día, junto a Levy, Jellal y Poluchka, habían comenzado a buscar información sobre ese acontecimiento extraño. Hasta Poluchka estaba completamente incrédula, ya que siendo médium y habiendo participado en momentos sobrenaturales, no se podía explicar el por qué nadie recordaba lo que estaban haciendo en la mansión. Pero al pasar el tiempo, se rindieron en no encontrar nada.

Y antes de volver con sus amigos a robar cosas para regresar a Magnolia, su nuevo compañero Jellal conoció a Erza, y Levy a Gajeel. Y al parecer el amor llegó a sus corazones, ¡Hasta ahora no se podía creer lo que Erza le acababa de decir! Es decir, él pensaba que solamente se habían conocido desde ese día extraño en la mansión y se decidieron en ser compañeros con una fuerte atracción, pero, el sentimiento ganó y ahora andaban saliendo.

Natsu a veces se la pasaba pensando en lo irónico que es la vida, sus amigos andaban mejor de lo que él pensaba y eso lo hacía feliz, porque si sus amigos eran felices, él también lo era.

Pero había algo que no encajaba mucho en él. Y eso lo había hecho cambiar desde ese día en el que abrió los ojos y se había encontrado con los ojos húmedos de llorar. Se encontraba más vacío que nunca. Incluso Gray le había dicho que había cambiado, ya no tenía peleas frecuentes con él y ya no era el chico más carismático del grupo. Ahora andaba más distraído y tranquilo, y eso era muy extraño.

Muy probablemente era porque en sus sueños y en sus pensamientos siempre aparecía una linda chica rubia vestida de novia, sonriéndole, besándole y riéndose junto a él, la cual no recordaba su nombre ni el por qué se encontraba dentro de su mente, pero sí le hacía sentir una fuerte necesidad de estar a su lado para salir de ese sentimiento amargo que tenía todos los días sin estar con ella. Porque sabía muy bien que si estaba con ella, él sería muy feliz.

Se levantó de su asiento y se dirigió hacia afuera del teatro. Tal vez con un poco de aire fresco despejaría su mente y se olvidaría de su extraña soledad.

- Oye cabeza de lava, no te olvides que a las siete de la noche tomaremos el primer vuelo – Dijo Gray.

- Ya lo sé ojos caídos – Natsu abrió la puerta del teatro – No tardaré, vendré temprano, todavía es de día.

- ¡Hey Natsu! ¿A dónde vas? – Preguntó Erza mientras se acercaba a sus amigos

- No te preocupes Erza – Natsu le sonrió – Ya hice mis maletas, iré a buscar algo. Llegaré antes de las seis.

Erza gruñó – Si no vienes a las seis, te juro que iré a buscarte yo misma, ya pagamos los pasajes tonto.

Natsu se puso nervioso, si hacía enojar a Erza estaba frito y no podría ir a buscar lo que él quería buscar – E-eh, no te preocupes, anda busca a Jellal y dale mucho amor – Dicho esto se fue corriendo hacia la calle, dejando a Erza muy sonrojada y a Gray con una cara sorprendida.

Gray miró curioso a Erza – ¿Estás saliendo con Jellal?

- ¡S-Sí! ¡Y no me digas nada que no soy la única! ¡Levy y Gajeel también están saliendo! – Se dirigió a seguir reuniendo sus maletas – ¡Estúpido Natsu! ¡Y tú Gray declárate a Juvia de una vez!

- ¡C-Cállate! – Gray se sonrojó y miró hacia el lado opuesto para que su amiga no viera su sonrojo – ¿Y es cierto que Gajeel y Levy están saliendo?

Erza lo miró – No estoy segura, pero andan muy juntos últimamente, de seguro andan en algo.

- Oh ya veo – Dijo Gray – Eso explica el por qué Levy también irá a Magnolia con nosotros.

Hubo un silencio por parte de ambos.

Gray suspiró – Natsu ha estado diferente todo este tiempo ¿no sabes lo que le pasa?

- No – Dijo Erza con una expresión triste – Sea lo que sea, no me gusta verlo así.

- Ojalá encuentre lo que está buscando, quién sabe, tal vez eso lo pondrá como antes ¿no?

Erza miró el cielo a través de una ventana – Eso espero.

Mientras tanto, Natsu corría y corría lejos del teatro. Sabía que ese día iba a abandonar París e iba a ir hacia Magnolia. Pero muy dentro de él, algo le decía que no debía abandonar la ciudad. No quería, seguía sintiendo esa adrenalina de querer encontrar a la chica que estaba dentro de su mente. Y antes de irse de la ciudad la encontraría, no importaba qué, él quería encontrarla.

Siguió corriendo hacia cualquier dirección, topándose con mucha gente y doblando esquinas, hasta que su estómago hizo un sonido. Tenía hambre. Mierda pensó mientras dejaba de correr y buscaba un puesto de comida, primero tenía que alimentarse. Visualizó una pequeña tienda de comida, pero se dio cuenta de que no tenía dinero. Más mierda. Se prometió no robar más, pero qué más da, esta sería la última vez. Se acercó sigilosamente mientras nadie lo observaba y tomó una gran barra de chocolate. Miró a ambos lados, nadie lo veía. Perfecto. Salió de la tienda sin ningún problema, hasta que…

- ¡Ese es el chico que robó en la tienda de joyas! – Gritó una mujer señalándolo, que estaba al lado de dos oficiales.

Sin pensarlo más, Natsu corrió por las calles mientras era seguido por los oficiales. Corría y corría sin dirección alguna, no quería ser atrapado y estar en la cárcel. Pronto dejaría París e iría a Magnolia, no quería estar encerrado por nada del mundo.

Poco a poco se estaba alejando de las zonas residenciales y de las zonas más frecuentadas de la ciudad. No encontraba salida. Gruñó, tenía que encontrar una salida por lo menos en los suburbios de París.

Sin darse cuenta trepó las rejas que separaban las zonas residenciales de los suburbios. Atravesó las calles abandonadas y descuidadas, que mayormente eran frecuentadas por drogadictos y gente perdida. Se dirigió más al fondo de las calles, habían más casas maltratadas.

Volteó, la policía lo seguía siguiendo. Gruñó una vez más, tendría que seguir corriendo y ya se le estaba acabando la resistencia. Dobló dos esquinas y encontró un pequeño escondite cerca a una casa desolada. Esperó un rato. La policía había perdido su paso.

Suspiró aliviado. Se puso de pie y sigilosamente salió del pequeño escondite. Se sentía incómodo escondiéndose en un lugar pequeño, así que miró hacia ambos lados, esperando encontrar con la mirada otro escondite.

Hasta que miró a la gran mansión Heartfilia, a la que hace unos seis meses no había vuelto a ir, por el extraño suceso que había ocurrido.

Sintió una extraña presencia y por instinto, se dirigió hacia la mansión, abrió las oxidadas rejas y caminó por el no tan descuidado gran jardín. Se sentía extraño caminar, tenía un presentimiento de haber estado allí mucho antes de ese día.

Abrió la pequeña puerta trasera de la mansión. Todo estaba como lo habían dejado. Las cosas se estaban empolvando poco a poco, de seguro por el tiempo en que nadie ha limpiado.

Caminó por el gran salón principal y el sentimiento de soledad se invadió dentro de él otra vez. ¿Por qué me siento así? ¿Qué me sucede? Se repetía una y otra vez mientras contemplaba la gran mansión.

Algo de allí le llamó la atención, un gran cuadro que estaba en la pared. Se encontraba la familia Heartfilia, que había sido dueña de la mansión hace muchísimos años: Una pareja de esposos junto a su única hija, no más de 20 años. Fijó la mirada en la pintura. Se quedó mirando a la joven. Parecía una princesa, era hermosa aún siendo pálida, le hacía recordar a alguien que pensaba haber conocido…

Entonces abrió los ojos ¿No será…

- Disculpa – Escuchó detrás de él, no muy lejos, la voz de una chica – Estoy buscando a-

En cuanto Natsu volteó, tanto él como la chica se quedaron desconcertados y sin habla. La joven era la misma de la pintura, con la diferencia de que no vestía un gran vestido como el de la pintura, ni un vestido blanco de novia del siglo XVIII. Sólo llevaba un vestido contemporáneo celeste un poco flojo, de tiras, que le llegaba a la altura de las rodillas, de todas maneras no perdía su elegancia.

Espera, pensó Natsu, ¿Novia?

Y allí lo recordó todo. Recordó los momentos que él vivió con la chica en la mansión, recordó cuando él se había escondido allí y ella lo había pillado, se acordó cuando ella descubrió que era un fantasma, y él fue su primer amigo, recordó cuando él le presentó a sus amigos y le prometió liberarla y hacerla feliz, recordó cuando él le hizo la sorpresa de limpiar la mansión y poner flores al jardín para verla feliz, recordó su primera pelea y su primer beso con ella en su habitación, recordó cuando leía junto a ella, recordó su sonrisa,  recordó las noches que pasaba junto a ella mirando las estrellas, recordó cuando le dijo que la amaba. Recordó lo feliz que era cuando estaba junto a ella.

Y también recordó cuando ella le dijo que nunca lo abandonaría.

Y ahora ella estaba aquí.

Esa chica que estaba mirándolo sorprendida. Lucy, Lucy Heartfilia, la chica que estaba en sus sueños y en sus pensamientos.

La chica miró detenidamente al peli rosa, parpadeó tres veces y abrió los ojos mientras unas pequeñas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos – ¡Nat-Natsu!

Sin pensarlo un segundo, Natsu corrió hacia ella y la abrazó fuertemente, el sentimiento de soledad había desaparecido, por fin estaba con ella, sin darse cuenta había encontrado lo que él tanto ansiaba encontrar.

Pequeñas lágrimas de felicidad aparecieron en sus ojos, escondió su rostro en el cuello de Lucy, oliendo la deliciosa fragancia de vainilla que ella tenía.

- Tardaste mucho tonta – Se limpió las lágrimas y la miró a los ojos – Pero ¿Por qué-

Lucy miró a Natsu, con sus ojos llorosos – L-Lo siento, perdóname, no quería irme de tu lado – Hizo una pausa – Todo estaba blanco y escuché una voz, me preguntó si quería quedarme contigo y vivir una vez más o ir al paraíso – Lo miró a los ojos – Y-Y yo… te elegí a ti – Hizo otra pausa – Y mírame…ya no soy fantasma.

Natsu la abrazó fuertemente, tenía razón, su piel ya no estaba helada como la de un muerto, estaba cálida como la de él. Y ya no se encontraba pálida ni demacrada, ahora tenía un aspecto más sano. Pero ahora lo que realmente le importaba a él era que ella estaba otra vez con él.

- Pase lo que pase Lucy, no te vuelvas a alejar de mí, prometo que me quedaré contigo siempre, pero tú no te alejes de mí. No soportaría que te vuelvas a ir otra vez ¿sabes? Me sentí muy-

Lucy puso su dedo índice sobre los labios del peli rosa, haciéndolo callar – Shh ya entendí, prometo no alejarme de ti nunca – Dijo Lucy mirándolo a los ojos – Te amo como no tienes idea Natsu.

Y Natsu al escuchar eso la besó, saboreando por fin, el dulce sabor de los labios de su amada, demostrándole lo mucho que la había extrañado y que no quería estar sin ella.

Se había dado cuenta que ella era la chica que quería encontrar en todo ese tiempo.

Y que aunque pasasen muchas cosas, él nunca la iba a olvidar.

Oh, y le diría a Erza que viajen sin él, porque ya tenía planeado vivir con su queridísima rubia. Aunque pensándolo bien, ella pospondría el vuelo. Pero Natsu sabía muy bien que ahora eso para él no era tan importante, así que siguió disfrutando de los dulces besos de su amada.

- Yo también te amo, Lucy.

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