Posted by : Unknown miércoles, 21 de enero de 2015






Capitulo 2: Conociendote


 El nerviosismo que tenía en ese mismo instante no podía ser descrito.



 Tan sólo de saber que ella era un fantasma le hacía aterrorizarse, haciendo que todos sus órganos internos se retorcieran, sintiendo una masa por dentro siendo batida por una licuadora.

Él no había sido nunca una persona miedosa, ya que no creía en "cosas estúpidas" como él solía decir muy a menudo, pero a cualquier persona que se le aparece una chica fantasma vestida de novia, haría que se sintiera terriblemente aterrada o aterrado ante la situación ¿no?  

Frotó su cara con sus manos, como si recién se levantara, y miró a la chica, que lo miraba de una manera extraña.

Los dos se habían quedado en silencio desde que Lucy había dicho en qué fecha ella creía encontrarse.

Natsu se quedó pensando ¿Qué haría una persona normal en una situación como esta? Correr, escaparse de ese temible lugar en donde estaba esa loca fantasma y nunca regresar. Sería lo más lógico que haría. Pero no, si él corría hacia el exterior en este mismo instante, la policía lo capturaría y su vida sería una mierda. Debía de pensar en algo. Pero ya.  

La pálida rubia se acercó hacia él. El miedo comenzó a inundarle otra vez.

- Disculpa si le incomoda – Le dijo la "fantasma" – Pero quisiera saber por qué no pude sentir su tacto – Intentó tocar su brazo con su mano, pero igual que la vez anterior, su mano traspasó por su brazo, como las películas de fantasmas.

Natsu saltó de su sitio y se alejó un poco – ¡No me toques! ¡No te acerques! – Dijo espantado pensando que ella quería hacerle algo malo, pero luego cambió de expresión viendo como la chica se cubría los ojos con sus manos cubiertas de guantes blancos como la nieve. Sollozó un poco, estaba llorando. ¿Le había ofendido con lo que él había dicho?

- ¡Usted no es cortés! – Dijo sollozando la rubia – ¡Yo quiero ser amable, pero recibo este trato de parte suya! ¡Nunca pensé en que alguien me podría tratar así!

Natsu miró incrédulo a la chica.

- Ehh.. – Dijo Natsu intentando disculparse – No quise hacer eso, yo no soy así…

- ¿¡Y por qué ningún guardia viene!? – Dijo la chica alzando la voz, limpiándose las lágrimas – ¡Yo tengo autoridad en este lugar!

Natsu gruñó. Ya se había cansado de la actitud infantil de la fantasma. Mejor sería decirle la verdad para que se calle, recapacite y así pueda estar tranquilo, robar algunas cosas si es que pudiera, y luego salirse de allí.

- Pues la tenías – Dijo viendo a la chica, que lo miraba con una intensa mirada, tragó saliva, necesitaría terapia cuando salga, hablar con una muerta le hacía temblar los huesos – L-Lucy, no hay nadie aquí, mira a tu alrededor, estamos en el año 2013, esta vieja y grande mansión abandonada solía ser tu casa, han pasado muchos años y todos están muertos, incluso tú.

Lucy miró a Natsu con los ojos abiertos, no pudiendo ser capaz de creer lo que él estaba diciendo.

Miró a su alrededor, para saber si era verdad lo que él decía. Era cierto, no había nada, ni nadie, todo estaba feo, empolvado, sucio, las cosas tenían telarañas y el ambiente estaba cerrado, dando un aspecto lúgubre a ese lugar.

Lucy se estremeció de dolor. Ella pensaba que todos los días en los que había estado completamente sola en ese sucio y viejo lugar en el que ella le llamaba "hogar", era un sueño, mejor dicho una pesadilla, una larga pesadilla que nunca iba a acabar.

Pensaba que cuando despertase, por fin iba a poder ir a celebrar su boda y ser feliz, la que tanto esperaba con ansias.

- Entonces… – Dijo ella rompiendo el silencio, su cara expresó incredulidad – ¿Esto no es un sueño? ¿No es una pesadilla?

- No – Dijo él mirándola con un poco de tristeza, compadeciéndose de ella – No lo es Lucy, ésta es la realidad.

Ya no sentía tanto miedo, ahora lo que más sentía, era pena por esa alma abandonada, pero él no podía hacer nada. Se le quitaron las ganas de robar algo que era de una fantasma, sería pésimo de su parte robarle cosas a ella y dejarla más abandonada de lo que estaba, sin sus cosas de valor. Así que tomó la decisión de irse de allí para no seguir incomodándose a él mismo y a la chica, y esconderse en otro lugar de los policías que de seguro estaban rondando por allí.

- Bueno – Dijo él mirándola algo incómodo – Yo ya me voy – Dijo yéndose hacia el gran salón principal para alcanzar esa puertita en donde se había infiltrado – Cuídate, algún día cuando me muera nos veremos en el más allá y-

- ¡No se vaya! – Le dijo Lucy corriendo hacia él e intentado abrazarlo por la espalda, pero lo único que lograba era traspasarlo, haciendo que ella misma se abrace muy cerquita de él, Natsu volteó a verla – ¡Quédese! ¡Se lo ruego! ¡Por favor tenga piedad! – Empezó a llorar otra vez – No quiero quedarme sola por siempre…no sabía que todo este tiempo he estado sola…y, y tengo miedo, en mi sueño algunas personas se alejaban de mí aterradas y…y no regresaban nunca más…y no quiero, y-yo – Lloró como si fuera una niña pequeña.

Natsu sintió más pena, compasión y lástima por la chica, ahora entendía todo, la pobre llevaba todo este largo tiempo encerrada, pensando que era un sueño, y sin saber que ella era un fantasma. De seguro muchas personas como él intentaron robar la mansión, pero al ver a Lucy vestida de blanco, toda pálida, con su cara y aspecto demacrado se llenaron de terror y se fueron corriendo, ignorando de que Lucy era un alma  indefensa.

En ese momento Natsu entendió que Lucy era como él. Estaban solos. Y sentir esa sensación de no tener nadie a quien te pueda apoyar es horrible.

Él había sufrido eso cuando era pequeño. Hasta que conoció a sus amigos.

Chasqueó sus dientes, a veces detestaba tener un corazón tan blando, pero esa era una de sus principales cualidades que lo destacaban.

¿Se quedaría con ella? No, no lo haría. ¿Abandonarla y no regresar, haciendo que ella se vuelva más miserable? No, eso no.

Entonces ¿Qué haría? ¿Cómo podría ayudar a una fantasma?

Se quedó callado, en silencio, pensando y pensando, buscando una posible respuesta a sus preguntas.

Suspiró pesadamente. No sabía qué hacer.

"Un momento" pensó Natsu "¡Lo tengo!" sonrió levemente.

Siempre había escuchado, en todas las "ya no estúpidas historias" que todos le contaban, que los fantasmas eran almas perdidas, ya sean buenas o malas, que rondaban en el mundo por un propósito que no habían logrado cumplir en el mundo. Eran prisioneras y tenían que ser liberadas.

Volteó y miró a Lucy. Ella tenía que ser liberada.

Sonrió. De seguro por alguna razón había conocido a Lucy.

La miró otra vez a los ojos. De todas maneras, aunque sabía que ella era un espíritu inofensivo, ya que no le había hecho daño al querer robar las cosas de valor de su mansión, tenía miedo, no sabía por qué, pero tenía miedo. De seguro era porque no salía del shock de que él estaba conociendo recién a una fantasma.

- Lucy – Le dijo firmemente, queriendo dejar a un lado el temor que sentía al verla – Me quedaré – Lucy sonrió – Y buscaré una forma de liberarte, para que ya no estés sola en este mundo.

Lucy lo miró extraño – ¿Usted me va a liberar? ¿Podría saber de qué?

Natsu suspiró – Es una larga historia, aun tengo que decirles a los demás lo que tengo que hacer contigo para que me ayuden a liberarte, te la contaré luego – Dijo – Ah por cierto, no me trates de "usted" me hace sentir…raro, mejor trátame de tú.

Lucy lo miró sorprendida – Entonces, ¿usted… – Natsu la miró molesto, recalcando que ya estaba cansado de escuchar el "usted", haciendo que Lucy se ponga un poco nerviosa – D-disculpa, p-pero – Suspiró, relajándose – Me es difícil hablarle así, como usted quiere – Lo miró a los ojos – Es que a nadie le he hablado así.

Natsu lo miró sorprendido.

- ¿Acaso nunca has tenido amigos?

- Ehm…no.

Natsu le sonrió y le tendió la mano – Entonces sé mi amiga.

Lucy miró la mano de Natsu – ¿Por qué tiende la mano?

- Es como para simbolizar de que somos amigos – Natsu suspiró – Se supone que tenemos que estrechar nuestras manos para formalizar nuestra amistad, aunque no podamos sentir nuestras manos, solo ponla sobre la mía y listo.

Lucy se sonrojó un poco y puso su mano sobre la de Natsu, imitando un estrechamiento de manos. En efecto, físicamente ambos no sintieron nada.

Pero fuera de lo físico, algo adentro de ellos se encendió.

Una pequeña llama de "amistad". Que luego, quién sabe si se convertiría en algo más.

- Ahora – Le dijo Natsu caminando por la sala principal de la mansión – La primera regla que debes saber de los amigos, es que NUNCA se tienen que llamar de usted, ¿entendido?

Lucy lo siguió – ¿Y por qué?

- Demuestra confianza – Le sonrió – Es algo que los amigos nunca la pierden.

Lucy se quedó pensando ¿Confianza? Según lo que ella sabía, era que es creer incondicionalmente en alguien, pero ella no recordaba confiar en nadie. ¿Lograría confiar en él?

- Natsu.

- Dime – Dijo Natsu volteando a verla.

- ¿Somos amigos? – Le preguntó insegura

- Pues sí – Le dijo él – ¿Por qué lo preguntas?

- Eh… no he confiado en nadie hasta ahora, y… – Lo miró a los ojos – Quisiera conocerte.

Natsu sonrió.

- ¡Lucy! – Se acercó a ella – ¡Ya no me trataste de usted! ¡Estás empezando a tener más confianza  conmigo!

Lucy lo miró raro, como si él fuese un idiota.

- Eh bueno – Dijo el mirándola – ¿Quieres saber más cosas de mí?

- Sí

- Bien, te diré – Le dijo sonriéndole – Mi nombre es Natsu Dragneel, soy de una pequeña ciudad de Japón, llamada Magnolia, aunque me dijeron que mi familia es de origen francés ¿es raro no? Bueno, tengo 18 años y este año cumpliré los 19, me gusta comer, sobre todo la comida caliente y picante, me encanta el deporte y quiero mucho a mis amigos. Oh cierto, hace poco me gané una beca de estudios con mis amigos para irnos a estudiar aquí, en París, pero nos engañaron a todos y nos quitaron todo, y ahora estamos recolectando cosas de valor para tener dinero y así regresar a nuestro país.

Lucy lo miró extraño, se encontraba procesando la información. ¿Qué era una beca? ¿Le estafaron? ¿Está robando para irse a su país?

A pesar de que era un ladrón. Ella veía en él que su corazón no poseía maldad.

Al contrario, ella veía bondad.

Ella sonrió – Oh, entonces… cuando tengas suficiente dinero para regresar a tu país…. ¿Te irás y estaré sola otra vez?

Él sonrió – No, somos amigos – Miró por medio de unas grandes ventanas, que todo se estaba oscureciendo de poco a poco – Y los amigos no se abandonan, antes de irme, estarás libre, yo me encargaré de eso, no te preocupes.

Lucy sonrió, aunque no entendía lo que significaba "liberarse", a ella le gustaba que Natsu sea tierno.

Hubo un corto silencio.

- Ehh, Lucy.

- Dime Natsu.

- Se está oscureciendo…al parecer me quedaré aquí a dormir.

- Oh, entonces puedes dormir en mi habitación – Dijo con una sonrisa, de pronto Natsu la miró extraño y ella entendió a lo que él había pensando, ella nunca había hecho pasar a un hombre a su habitación. Se sonrojó – D-digo, p-puedes dormir, p-pero…

Natsu rió, era raro y enfermizo ver a una fantasma avergonzada y tímida con un chico.

- Si te molesta, entonces dormiré en el piso, de todas maneras estoy acostumbrado a no dormir en una cama. Además, acabo de recordar que todo está empolvado y respirar el polvo de las mantas me haría mal…así que dormiré en el piso – Dijo acomodándose, sentándose en el suelo.

Lucy se sintió mal, Natsu era su amigo, y estando en una gran mansión, dormía en el piso. Aunque lo que había dicho era verdad, él podía sufrir de una alergia al polvo si se dormía en su habitación, más específicamente, en su súper empolvada cama.

- Hey Lucy – Dijo Natsu – ¿Tienes velas?

- Creo que hay por la cocina.

Natsu se dirigió con paso rápido a la cocina y en un dos por tres trajo dos candelabros con velas.

- Que rápido – Dijo Lucy.

- Los encontré en la mesa – Dijo poniéndolos en el suelo – Perdona si los saqué de su sitio, pero tengo que alumbrar por lo menos esta sala con algo.

- No te preocupes – Dijo Lucy sonriendo – Los amigos comparten las cosas ¿no?

Natsu la miró sorprendida y luego sonrió – Al parecer ya estás aprendiendo el significado de amistad. – Sacó un encendedor de su bolsillo y encendió cada vela.

- ¿Qué es eso? ¿Cómo puedes hacer fuego sin usar unas piedras de sílex? – Dijo Lucy sorprendida mirando cómo Natsu prendía cada velita.

- ¿Esto? – Dijo Natsu alzando su mano con el encendedor, Lucy asintió – Se llama encendedor, no sé de qué está hecho, pero tiene muchos compuestos químicos que pueden hacer el fuego, genial ¿no?

- Creo que este mundo es más interesante – Dijo Lucy sin dejar de mirar el encendedor.

Natsu se echó en el piso, Lucy acomodó su largo vestido y se echó junto a él.

- ¿Q-qué haces? – Dijo Natsu sintiéndose raro. Él nunca había estado solo con una mujer, bueno, con una fantasma, pero contaba como mujer ¿no? La cosa es que eso le ponía un poco nervioso.

- Voy a acompañarte – Le dijo Lucy mirándolo.

- ¿Tú puedes dormir?

- No – Lucy se quedó pensando – Tal vez por eso, en esos "sueños" nunca dormía – Susurró.

- ¿Qué dijiste?

- Nada – Dijo Lucy sonriendo – No puedo dormir, pero como no tengo nada que hacer, te acompañaré mientras duermes ¿está bien?

- Está bien – Dijo Natsu mirando hacia el gran elegante techo de la mansión, estaba decorado con hermosas pinturas, todo detallado.

De pronto sintió que Lucy se apega más a él, haciendo que él sienta un hormigueo – Natsu cuéntame cómo es el futuro, cómo es afuera. A parte de vestir raro.

- ¡La rara eres tú! – Dijo Natsu justificándose – Esta ropa me costó mucho robarla.

- ¡No soy rara! – Lucy se defendió – ¡Y mi vestido es hermoso!

- En las tiendas de ropa hay vestidos más grandes y de diferentes modelos – Bromeó Natsu.

- ¿Estás diciendo que mi vestido no es hermoso? – Dijo Lucy frunciendo el ceño.

Natsu rió. A pesar de que Lucy era una fantasma, no le parecía tenebrosa ni nada de esas cosas que sientes al ver un fantasma. Se sentía cálido con la compañía de ella, como si fuera una persona común y corriente.

Esa noche Natsu Dragneel ya no tuvo miedo de Lucy, descubrió que ella no podía hacerle daño, y que era tan ingenua, tan inocente, que confiaba mucho en él. Él tampoco podía hacerle daño, la consideraba ahora, su amiga. Una amiga fantasma.

Estaba decidido, la iba a liberar de ese mundo para que ella se vaya a donde pertenecían los muertos, cueste lo que cueste, haría ese favor por su amiga.



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