Archive for febrero 2015

☯❤❥❣El Hilo rojo del destino❥❣❤☯






El castaño aventó enojado el libro que tenía en su mano. Se encontraba más que furioso y es que había leído lo que su parecer era "lo más tonto". Sin dudarlo suspiró pesadamente desviando así la mirada hacía la chica que se encontraba con él…

¿Una chica con Endou Mamoru? Sí, es que esa chica es Natsumi Raimon. ¿Por qué estaban ambos en la misma habitación? Se encontraban juntos por el simple hecho de que estaban haciendo una tarea en parejas y esa supuesta tarea consistía en leer un libro romántico para dar obviamente un análisis a fondo sobre el libro. Pero por más que fuera una tarea el portero no es para nada fan de la lectura por lo que encima de haber leído "eso" se llevó un gran disgusto al sentir que la trama era algo… ¿desmotivadora? … Quizá para él era muy tonta, obviamente dejó ver su molestia a tal grado que fue capaz de maldecir el trabajo.

Soltó un último bufido.

―Esto es de lo más estúpido.

Ese comentario provoco que ella hiciera una mueca.

―Si no te gusta sólo dilo no lo insultes.

―Pero es que es tonto ―siguió comentando mientras miraba desde el otro extremo de la cama a su compañera―. Si la chica sabía que ese chico era su "hilo rojo del destino" no tenía porque dejarlo ir…

―Lo dices como si no pusieras que ese chico ya tenía novia.

―¡Sí, ya lo sé! Pero la adivina esa le dijo a la chica que ese chico era su destino así que por lo tanto tenía derecho a reclamar…

―Así no es el amor.

―Entonces ella pasaría el resto de su vida sola por el simple hecho de que no se atrevió a contar sus sentimientos.

―Endou, si fuera tan sencillo declarar tus sentimientos hacía alguien no habría tantos amores no correspondidos.

―Eso es porque no son "su hilo rojo del destino".

―Para con eso de una vez… es sólo una creencia.

―¿No crees en eso?

―Realmente dudo que algo así sea real…

―Por favor, Natsumi, si hubiera una persona que "pudiera" ver ese hilo rojo yo le creería.

―Pues yo no.

Con esa respuesta Endou hizo un puchero.

―Si no crees en esas cosas supongo que se te hará fácil declarártele a alguien.

―Tampoco eso ―contestó fríamente Natsumi desesperando un poco al chico―. No tiene nada que ver una cosa con la otra.

―Pero si ninguna de las dos es difícil.

―¿Cómo?

―Sí, es fácil creer en los hilos rojos del destino y digo que no es tan difícil decirle a alguien que te gusta y lo quieres.

Ahí fue donde la castaña se comenzó a molestar más. ¿Cómo alguien puede ser tan aliviano? Tomarse a la ligera algo como el amor hacía que ella se molestara.

Y ni qué decir del portero, él intentaba no enfadarse con ella pues la verdad le molestaba que fuera tan distante… además ese día parecía que ella estaba molesta con él y ni siquiera sabía la razón. Por lo tanto ambos no estaban de buen humor ese día, todavía estando los dos en la habitación del portero, ella
sentada de un lado de la cama y el desde el otro, sintiendo la tensión con cada comentario que daban.
Para colmo ese estúpido libro era el culpable de todo eso.

"Te odio libro", pensaron Endou y Natsumi.

Entonces después de dar un suspiró él la miró.

―Un amor que no es declarado no es más que una fantasía ―dijo el castaño provocando en la chica un disgusto.

―¿Fantasía?

―Ajá… digo si tú sientes que has vivido una maravilla con esa persona sin decirle lo que sientes es porque fue una fantasía.

―Piensa bien lo que dices, Endou.

―Estoy siendo sincero además si la otra persona siente lo mismo, pero no se declaran… imagínate como sería todo si se declaran sus sentimientos. Esa pareja viviría un romance increíble.

―Te lo estás tomando por el lado… ¿fácil?

―Lo dudas… ¿verdad?

―No lo dudo, busco la palabra correcta.

―Es sencillo decir: "Te quiero".

―…

―¿Natsumi?

―Si es fácil declárate.

―¿Co-cómo?

―Di lo que sientes por esa persona especial.

―¿Y…? ―intentó preguntar, pero un gran sonrojo invadió su rostro―. ¿Acaso hay alguien especial para mí?

―No sé… dímelo tú.

―¡Uh! Pero estás diciendo tonterías. Yo no siente nada por nadie ―mintió Endou desviando la mirada con un sonrojo en su rostro.

―Entonces no es fácil.

―Cla-claro que no. Haber inténtalo tú.

―Él que intenta probar algo eres tú no yo.

―Pero si tú también quieres probar algo…

―¿De qué hablas?

―Hilo rojo del destino.

―Te he dicho que no creo en esas cosas.

―Pero te gusto el libro.

―Tampoco dije eso ―aseguró Natsumi tratando de que su sonrojo no se viera―. ¿Sabes qué? Me voy… de todas formas la tarea no es tan importante.

La castaña se levantó rápidamente y antes de poder salir se paró en seco al escuchar un susurro del chico.

―¿E-eh? ―preguntó la castaña intentando prestar más atención.

―Me gustas mucho Natsumi ―se declaró sonrojado Endou―. Te quiero.

El corazón de ella sintió un gran sobresalto por lo que comenzó a latir más rápido y por culpa de "sus sentimientos" comenzó a sentir que le sudaban las manos e incluso que su respiración se dificultaba. La mánager sintió que su mente se revolvía por completo al igual que su estómago. Tragó saliva y volteó a ver al
castaño, pero al hacerlo se topó con el rostro de él enfrente del suyo.

Fue entonces cuando pudieron sentir sus respiraciones. Endou juntó su frente con la de la chica y aprovechando su cercanía para poder acercar su boca al oído de ella.

―¿Ves que fácil fue? ―susurró el castaño causando que Natsumi se estremeciera.

―En-Endou…

―¿Qué?

―Eres un… tonto ―finalizó su oración para volver a desviar la mirada―. Si vas a seguir bromeando será mejor que me vaya de una vez.

―¿Por qué?

―Deja tus preguntas ―reclamó la castaña para después intentar irse, sin embargo el portero la tomó de la cintura acercándola más a él.

―Yo no estoy bromeando.

Ella vio su mirada seria y comprendió la verdad.

―Me habías dicho que no había nadie especial para ti.

―Tú me dijiste que no creías en los hilos del destino.

―En… Endou.

Silencio… a lo mejor ella mentía acerca de lo que pensaba del libro. Pero eso no apartaba el hecho de que Endou insistiera…

― ¿Sí o no?

―¿De qué hablas? ―intentó fingir que no sabía nada.

―Ya sabes de qué hablo. ¿Sí o no?

Natsumi sintió con más fuerza los latidos de su corazón, pero está vez notó que Endou estaba igual que ella.
"¿Me preguntara sobre si siento lo mismo? … Quizá… no sé qué contestar", pensó la mánager.

―…

―¿Sí o no? ―preguntó el castaño mientras acortaba la distancia de sus labios a los de ella.

―…

―Última vez que lo pregunto ―advirtió Endou mientras se acercaba más y más―. ¿Sí o no?

―… Sí.

La gerente tenía totalmente rojo el rostro.

―…

―¿E-eh?

―Ves… es fácil admitir que sí crees en los hilos rojos del destino.

―…

Y Natsumi sintió todo su cuerpo ponerse rojo de ira.

―¡Endou, eres un…!

Antes de poder gritarle por completo Endou juntó sus labios con los de Natsumi, provocando que su enojo se redujera e incluso el sonrojo que ambos tenían regresó con más presencia. Obviamente los dos sintieron una gran corriente eléctrica por el contacto y antes de poder si quiera pensar en algo concreto se separaron con la respiración algo agitada por la falta de aire.

―Pero… ―susurró la mánager.

―Eres mi hilo rojo del destino ―aseguró con una mirada iluminada Endou―. No necesito verlo para saberlo. Te quiero.

Natsumi pasó sus brazos alrededor del cuello de su compañero y lo abrazó con fuerza.

―Yo también te quiero y sí también creo que eres mi hilo rojo del destino.

Los dos sonrieron y el ritmo de sus corazones seguía igual de acelerado sólo que ahora ambos se encontraban totalmente felices. Y después de unos minutos se distanciaron un poco para verse los rostros.

―Natsumi ―murmuró el portero sonrojado―. ¿Podemos hacer una cosa?

―¿Qué cosa?

―Es que… ―siguió susurrando, pero esta vez acerco sus labios al oído de ella otra vez―, quisiera terminar la tarea… si no la entrego me va a ir mal en la clase y mi madre me va a rega…

Sin poder terminar su oración la madre de Endou entró a la habitación fijándose claramente en como estaba su hijo…

―¡Mamoru! ¡¿Qué estás haciendo?!

―Ma-ma… mamá.

Endou y Natsumi se sonrojaron más y se separaron.

―¡Pensé que estabas estudiando, pero no! ¡En realidad estás experimentado cosas indebidas! ¡Deberías avergonzarte hacer eso en la casa! ¡Y me debes una gran explicación!

―Pero mamá… ¡No es lo que parece!

―¡¿A no?!

―Pues no…

―¡Hiroshi tu hijo hace cosas indebidas con su novia!

―¡Mamoru no hagas esas cosas! ―regaño su padre desde la planta baja de la casa.

―Pero ella no es mi novia todavía…

Claro, Endou Mamoru es un chico muy inocente por lo que no midió sus palabras provocando malos pensamientos en su madre.

―¡¿Cómo que todavía no es tu novia?!

―Es que…

―¡Nada! Ahora mismo tú, ella y nosotros tendremos una conversación seria.

―¡No la metas a ella mamá!

―Natsumi llama a tu padre.

―¿Cómo sabes su nombre? ―preguntó asustado el portero.

―Soy tu madre por lo tanto tengo mis fuentes.

―Creo que sí, lo voy a llamar ―habló Natsumi.

―No es necesaria está conversación…

―¡Sí lo es! Ahora baja allá a la cocina, todos vamos a conversar.

―Mamá…

―Si no quieres ir a la cocina será aquí.

―¡Mamá!

―Escuchen… ―comenzó a hablar la señora Endou―, cuando se tiene su edad hay cosas que no se deben hacer y para explicar esto les tengo que contar el nacimiento de los niños. El amor de dos personas se tiende a demostrar…

"Todo por ese estúpido libro", comenzó a pensar la pareja.

"Por lo menos Natsumi y yo estamos seguros de donde acaba nuestro hilo rojo del destino", reflexionó el castaño mientras le tomaba la mano a la castaña escuchando claramente lo que su madre decía…

✿✿✿✿El mundo que ella ve✿Sorata y Mashiro✿✿✿✿






Nunca la comprendí hasta ahora, siempre la envidie y la ame a la vez, jamás trate de entender cómo ella veía el mundo a través de sus ojos.

Ahora se encontraba frente mío, trazando con destreza los colores sobre el lienzo. Siempre la considere algo excéntrica, pero en realidad es una genio inigualable. Su talento y elegancia me dejaron anonadado, con la boca entre abierta sin poder parar de contemplarla.

No sabía si la pintura era ella misma o aquel cuadro blanco que coloreaba con su pincel. Sus movimientos finos pero hábiles eran bellos, al igual que su hermoso rostro serio e inexpresivo.

Nunca podía adivinar en lo que ella pensaba o conocer la razón de sus confusas acciones. Pero por primera siento que empiezo a comprenderla al verla en su propio mundo.

Si no mal lo recuerdo, nunca la había visto pintando un cuadro, solo la había observado algunas veces mientras trabajaba en su manga. Ahora que logro verla, siento como si todo el mundo fuera de color gris, todo excepto ella y el lienzo.

Siempre creí que ella era como un pequeño gato al cual no podía quitarle los ojos de encima, que sin mí no podría hacer nada, sin embargo, estaba equivocado.

Ella era capaz de crear un espléndido mundo con tan solo sus manos, sin la necesidad de nadie a su lado.

Sus ojos ven lo que otros no pueden, ella puede encontrar el arte hasta en las cosas más pequeñas de la vida.

Mientras la veía pintar, me sentí frustrado y deprimido por recordar las numerosas veces que me desquite con ella debido a mis celos e irritación, cuestionándome la injusticia que existía entre el talento y el trabajo duro. Me arrepentí por mis vergonzosas acciones, pero a la vez me alegre por haber obtenido su perdón y particular amor en incontables ocasiones.

"La amo"-me dije a mi mismo mientras la miraba con una sutil sonrisa en mis labios.

No se cuantas horas pase viéndola pintar, estaba sumergido en mis pensamientos y en la imagen de Shiina pintando frente mío. El sol cayo y el cielo se tiñó de un profundo color rojizo.

Sorata

¿Umm?

He terminado.

A su lado, lo que hace no mucho era una simple tela blanca ahora era una esplendorosa obra maestra. En el se podía ver a la misma Shiina, sentada en un banco mirando una rueda de la fortuna con un globo rojo en su mano, a su lado estaba yo mirando hacia la misma dirección con mi mano sobre la suya.

- Shiina…

- Dime Mashiro cuando estemos los dos.

- Mashiro…

- ¿Sorata?

- Te amo.

El inexpresivo rostro de Shiina se sonrojo ligeramente y bajo la vista. Levante su cabeza agarrándola del mentón, sin dejarla escapar de mi mirada.

- Te amo Mashiro.

- …Yo también…

Ambos compartimos un dulce beso, sentí la calidez de los suaves labios de Mashiro junto a los mios. Tras separarnos volvimos a unir nuestras bocas durante más tiempo, sin deseos de separarnos más.

Puede que yo realmente nunca sepa como es su mundo ni que pasa por su cabeza, pero aun asi no me importa, ya que ella es simplemente Shiina y la amo por como es

✿✿✿✿Solos en Sakurasou✿Sorata y Mashiro✿✿✿✿






Era un dia como todos, en sakurasou, despertar una mañana en la epoca de primavera, hace un año, fue entonces cuando conocio a una chica inusual llamada shina mashiro
 
-Shina...- Salio de sus labios, al amanecer, sintio que alguien estaba a su lado, se levanto rapidamente y vio a su lado derecho de la cama
 
-Shina, que?- Fue interrumpido por ella
 
-Sorata... despertaste- Dijo cambiando de pose y abrazo sus piernas viendo a la ventana
 
-Q-que haces de nuevo- Por segunda vez fue interrumpido
 
-Es calido- Respondio simplemente, acerco una de sus manos al brazo del chico de cabello castaño. -Estas fria- Dijo el un poco sorprendido.
 
Mashiro nego con la cabeza y tomo su mano llevandola a su propia mejilla a lo que el respondio con un gesto facial y un rubor intenso.
 
-Esta parte de mi cuerpo estuvo junto ati- Dijo refiriendose a su mejilla
 
Kanda, desvio, apenado, su mirada de ella hacia toda la habitacion. Estaba calido, la ventana totalmente abierta y la tarde tenia muchos colores vivos y brillantes que daban un ambiente especial y acogedor. Noto que habian muchas paginas y lapices esparcidos en el suelo de la habitacion. Mashiro vio que el lo habia notado, trato de intentar explicarlo pero Sorata lo sabia, De alguna manera su compañia actual era la inspiracion de su nuevo manga, por esa razon debia estar cerca de el al dibujar.

El salio de la habitacion con una toalla en las manos y se dirigio a la mesa, Sakurasou estaba muy vacio desde la partida de todos sus integrantes, a excepcion de ryunosuke, sensei tenia que estar en la escuela, por lo tanto sus dias con mashiro eran solitarios, una novia mascota, una responsabilidad y muchas paginas e historias escritas por sus bellas manos mientras el intentaba no morir en el intento de hacer un juego para pc.
 
Cuidar de ella, estar y jugar con la chica rubia, por las tardes dormir juntos hasta la caida del atardecer se habia vuelto normal para ambos, arreglar su cabello al despertar, secarlo mientras ella hacia bocetos para su juego, era simplemente una cosa cotidiana. Ir tomados de las manos, al supermercado, para que mashiro no se pierda empezo a hacer que su corazon palpitara sin pensar, al tocar su piel estaba segura porque el cuidaba de ella.
 
Levanto su mirada a la ventana, los dias que pasaban eran aun mejores que los anteriores, apesar de que todos se habian ido y era un dormitorio vacio por el dia, habia una razon para estar ahi.
 
-Sorata- Escucho un llamado salir de su habitacion, volteo la mirada, ahi estaba ella, la chica que lo traia en una cadena, estaba a medio salir de la habitacion, despeinada y tenia una camisa color rosa con negro que llegaba un poco abajo de la cintura. Ciertamente el chico adoraba esa figura, se habia acostumbrado a verla asi, y el cabello que caia desordenadamente hasta su cintura volvio a escuchar un llamado cuando ella entro a la habitacion de nuevo, el sabia que debia ir.
 
Camino despacio hasta ahi y la encontro sentada en la cama dibujando, con un cuaderno en sus piernas.
 
-Que haces ahora?- Pregunto el estando parado en la puerta, ella le vio, con su mirada usual, fria, y puso una mano a su lado haciendo que su camisa de pijama cayera por el brazo.
 
-S-shina, olvidaste- Por tercera vez Mashiro impidio que terminara la oracion
 
-Sorata, estamos solos- El chico castaño cerro los ojos con un gesto molesto y al mismo tiempo con rubor y se sento a su lado -Mashiro- Dijo mientras subia su manga y ponia los botones, al llegar al del pecho Mashiro tomo su mano.
 
-Mi corazon no latia tan rapido, hasta que estas aqui- Dijo deteniendo sus manos en su pecho

-Estas viva, Mashiro- Sonrio Sorata dulcemente y se acerco lentamente a ella
 
El cerraba sus ojos a medida los centimetros entre sus labios se hacian menos, Mashiro cerro lentamente sus ojos y el tomo sus mejillas, noto que estaban calientes y tenian un color rosa suave, a medida se acerco podia sentir la respiracion de Mashiro, estaba agitada, El amaba eso, sonrio y puso sus labios sobre los de ella apretandolos hasta pasar a un beso mas profundo.

Al cabo de un rato el la empujaba con sus labios y ella hacia el mismo movimiento, era algo dificil pero aprendieron juntos y mashiro puso las manos en el cuello del chico y el en su cintura, no tenia miedo, ya que estaba con su 'dueño' podia expresar algunos sentimientos hacia el, ahora el estaba abajo y arriba mashiro, el beso se termino unos mientos despues. El sintio el peso del cuerpo de mashiro sobre si la chica lo vio y sonrio con pena, tenia la cara muy roja. Hikari entro rapidamente y empezo a morder el pantalon de el chico castaño.

-Hikari esta molesta- Dijo Sorata con una sonrisa estupida en su cara por besar a Mashiro, ella se levanto rapidamente al ver la ventana, el cuarto de Sorta estaba lleno de lienzos, mas bien, el cuarto de ambos temporalmente..
.
Ella tomo rapido un pincel y empezo a pintar rapidamente.

Sorata la veia impresionado, Tambien amaba esa parte de ella, sentia una profunda admiracion por ella, la persona que siempre habia querido ser.

El tardecer pintaba el cielo de rosa y violeta, Mashiro capturo cada detalle en su lienzo. Al finalizas se dio la vuelta, todo estaba a oscuras y vio al chico.

-Que piensas?- Pregunto al verlo con una cara sonriente, rubor y viendola como si fuera la unica cosa en el mundo.

-Te amo-

✿✿✿✿Regalo✿Ryuunosuke x Rita✿✿✿✿






Ryuunosuke dio un suspiro pesadamente.

Se movió un poco incomodo en su asiento en el parque y vio a las personas a su alrededor. No era la primera vez que había visitado Inglaterra, es cierto, alguien con dinero lo haría si tuviera oportunidad, aun así, la situación era algo incómoda para el.

Muchas de las personas lo voltearon a ver curiosamente, y él lo entendía perfectamente: un hombre con el cabello muy largo y apariencia andrógina no era algo típico de ver, al menos por esos lados, eso sólo lo hacía sentir mas incómodo. Volvió a ver su reloj de nuevo: una de la tarde, se estaba haciendo tarde, su vuelo de regreso salía las cinco.

Nuevamente suspiro, se paro y empezó a caminar con dirección al hotel cercano de ahí.

"¡Akasaka, feliz cumpleaños! – Dijo Kanda muy animado.

-Rita envió esto para ti – Menciono Mashiro con su típico tono de voz, estirándole un paquete exageradamente grande a Ryuunosuke, que lo hizo tragar saliva nervioso."

Ryuunosuke sacudió la cabeza y se abrazo a si mismo, le dio un escalofrió por todo el cuerpo.

Si Ryuunosuke tuviera que describir a Rita en una palabra sería: extraña. En su opinión era un espécimen raro de humano que difícilmente se volvería a ver. Para los de Sakurasou nadie era sorpresa que Rita estuviera locamente del chico informático, pero seguía siendo curioso. Rita era talentosa, tenía un cuerpo perfecto, era hermosa y rica, ¿Y Ryuunosuke?, una persona exageradamente fría, calculadora, con un tono despectivo de hablar, y con ginofobia, era algo difícil entender porque lo acosaba tanto.

En su cumpleaños, Rita le regalo un nuevo equipo de programación que no había salido a la venta, algo bastante curioso, y ya que una cita de trabajo de Ryuunosuke había caído en Inglaterra el día del cumpleaños de Rita, pensó que había sido tiempo de devolverle el favor…tal vez.

El viento sopló fuertemente dejando caer alguna hojas de los árboles, sin embargo, él chico agradeció que no fueran de cerezo, ya que habrían brotado sensaciones extrañas a su alrededor. Noto que no habían muchas personas en esa exposición de arte en el hotel. Sostuvo mas fuerte el regalo en sus manos y
se adentro con toda la confianza que había reunido al lugar.

Habían muchas mujeres especialmente, le dieron nauseas, pero ya no podía echarse para atrás.

Todo ese viaje lo había hecho por Rita, aunque detestara admitirlo, aunque podría sólo dejarle el regalo a alguien e irse, tampoco no es como si quisiera verla, después de todo siempre que venía ella a Japón se escondía en el baño. Pero hace mucho tiempo que ella no había venido a Sakurasou…¿Curiosidad tal vez?,
¿De ver cómo había estado?, esa sensación sólo lo molestaba mas.

Es como si volviera a confiar en una mujer otra vez.

Algo demasiado triste, que quería evitar con todo su corazón.

Se detuvo a ver una pintura de Rita, tenía que admitir que hacía buenas pinturas, comparables a las de Mashiro.

-¡Oh!, vamos, ¡No soy tan hermosa!, estás exagerando, pero agradezco el halago.

Ryuunosuke dio un pequeño salto en su lugar y volteó discretamente hacia atrás, esa voz era de Rita. Sin duda, cuando miró era ella, estaba igual que la última vez que la vio, con un vestido asquerosamente provocativo pero con algo de decencia de color rosa. Se veía hermosa, aunque para Ryuunosuke, sólo le dio las escalofríos. Estaba hablando con un hombre joven y de buena apariencia.

-No digas eso Rita, usted es una señorita muy hermosa, ¿Qué le parecería ir a tomar una té conmigo?, yo invito por su cumpleaños.

-¡Oh vaya!, es grato ver a un joven muy educado por aquí.

Ryuunosuke se quedó viéndolos sin nada de discreción. El chico tenía un traje, era caballeroso, educado, de una apariencia decente, algo muy distinto a lo que era él. Se notaba que él estaba interesado en Rita, ya que intentaba insistentemente tomarla del brazo, y ella no hacia nada para impedirlo. Una sensación de malestar volvió a invadirlo.

Que estupidez, pensó.

Ryuunosuke pensaba que sería mas feliz si Rita de decidiera a dejarlo en paz, esa escena sólo lo estaba lastimando, era como si todas sus palabras fueran una mentira, podría estar exagerando, pero, quería pensar que la mujer que lo ayudo era diferente…

-¡Ryuunosuke-sama, tiene una llamada de Kanda! – Se sobresaltó por la voz de Maid en su bolsillo, volvió a verlos nervioso, por suerte no habían notado su presencia, nervioso tomó su celular y contesto.

-¿Akasaka?, ¿Ya estás en Inglaterra?, ¿Ya le diste el regalo a Rita?

-No me molestes Kanda – Dijo con tono nervioso y despectivo.

-Quería asegurarme de que fueras, eres del tipo de persona que podría abandonar todo a la mitad – Ryuunosuke arqueó una ceja ante sus palabras – Estoy seguro que Rita se pondría feliz si fueras a verla.

-Eres molesto, Kanda.

-Gracias a Rita pudiste confiar en nosotros, así que sólo quería hacerla feliz y devolverle al favor.

-¿Cómo estás tan seguro de sus sentimientos?

-Bueno, Rita no es del tipo de personas que mienten…supongo, de todas maneras ve, Akasaka, te estamos esperando en Sakurasou, ¡Adiós!

Suspiro pesadamente y guardo su celular.

Tomó algo de aire y se dirigió hacia donde estaban esos dos, cuando Rita notó su presencia hizo un gesto de sorpresa y susurro su nombre, por otra parte, el hombre le dio una mirada de asco, ¿Era su aspecto?, podría ser. Miro que él chico estaba intentando tomarla de la mano, tal vez no era tan educado como
aparentaba…

-¿Y tú quien eres?, ¡Veté!, estamos discutiendo de un asunto importante – Dijo el hombre.

-Me estás estorbando, me harías un enorme favor si te quitarás de en medio.

-¡Ryuunosuke! – Exclamó Rita.

-Oh, feliz cumpleaños, ex-aprovechadora, la razón de mi presencia pue-

Hubiera terminado la oración si la chica no se le hubiera aventado encima, olvidando el lugar donde estaban, y que ella era una persona con decencia que participaba en la exposición de arte. Le dio un beso en la mejilla y se aferro a su brazo con insistencia. Ryuunosuke tenía ganas de vomitar, o al menos, los ojos
le daban vueltas y vueltas, sólo porque ya había pasado por esta situación fue que no desmayo.

-¿¡Rita!?, ¿¡Lo conoces!?

-¡Así es!, ¡Él es mi futuro esposo!

-¿¡Eh!? – Gritaron Ryuunosuke y el hombre a la vez.

Después de unos minutos de charla, el hombre se fue dejando a Rita y Ryuunosuke solos.

-¡Que clase de indecencias estás diciendo en público, exaprovechadora! – Gritó Ryuunosuke sonrojado.

-Es la verdad, mi plan a largo plazo – Menciono Rita animada – No puedo creer que viniste a hablarme, después de todo, estabas demasiado entretenido viéndonos por allá.

-¿M-Me es-estuviste viendo todo el tiempo? – Pregunto Ryuunosuke con un escalofrió.

-Así es, me estaba preocupando que no vinieras, ese chico era tan detestable y aburrido – Ryuunosuke hizo una mirada extraña, y se alejo un poco de ella aún nervioso, ¿Así que no estaban saliendo?, pensó, un momento, ¡Era como si lo estuviera usando y provocando!

-Vine a traerte esto – Menciono Ryuunosuke cuando se calmo, e dio el regalo de cumpleaños, sus manos se rozaron por un segundo, ambos sintieron una sensación electrizante – Feliz Cumpleaños, exaprovechadora, tómalo como un agradecimiento por el que me diste, deberías pasarte por Sakurasou, Mashiro y todos los demás te han extrañado y…

Rita le dio un abrazo y Ryuunosuke saltó en su lugar otra vez, pero no hizo nada.

-Ya no te desmayas cuando te toco.

-Creo que ya me acostumbre, supongo.

-Te extrañe mucho.

Ryuunosuke no dijo nada, esto tenía que ser algo exageradamente incómodo para él, pero no se sentía mal. No le respondió, pero le tocó ligeramente la cabeza, aunque se arrepintió pues alejo su mano rápidamente. Su ginofobia aun no estaba curada.

-Vuelve pronto a Sakurasou, exaprovechadora, si dejas de enviarme tantos mensajes todos los días, considerare el recibirte cuando nos vayas.

-¡Es una promesa! – Grito Rita, y Ryuunosuke se sintió pequeño, era como si todos los estuvieran viendo, ella no tenía ni una pizca de decencia en público cuando estaba con él.

Rita sonrió y le dio un beso en la comisura de los labios, Ryuunosuke se cayo al suelo debilitado, era demasiado para soportarlo, todo su valor ya se había acabado, ¡Esa mujer le daba miedo!

-¡Te llevaré al aeropuerto!, estás demasiado débil para ir por tu cuenta.

-¡Planeaste todo, exaprovechadora!

-Yo no hice nada.

-¡Pero es una exposición de arte tuya, no te puedes ir!

-Entonces pediré que hagan algo, ahora que viniste no te dejaré ir hasta que sea la hora – Ryuunosuke suspiro de nuevo, ella no iba a cambiar de opinión – Gracias por el regalo, haberte visto hoy fue el mejor que me pudiste dar.

Sorata tenía razón, Rita nunca mentía, ese era uno de los pocos puntos positivos que tenía ahora, según Ryuunosuke.

Por alguna razón su corazón se encogió, esa sensación que estaba sintiendo, sentirte querido…había olvidado lo que era sentir eso. Él creí que había perdido eso cuando su compañera en su anterior escuela lo dejo.

-De nada.

-¡Te amo!

Aunque estaba seguro que nunca se acostumbraría a sus muestras de afecto, seguramente.

Pero eso la hacia ser ella, la mujer que lo había ayudado. Ryuunosuke en el fondo sabía que ella no bromeaba, que realmente lo amaba, aunque lo negará, lo sabía. Aun era sorprendente para él como una mujer como ella se había enamorado de alguien como él. Estaba agradecido de alguna forma, que fuera ella y no otra persona, aunque odiará a las mujeres, ella era diferente y especial. Sabía que esos sentimientos le dolerían a largo plazo, eso le causaría muchos problemas, y emociones que quería evitar, pero por ahora...

-Como digas, exaprovechadora.

Ir por ese compromiso de trabajo era una mentira. Sólo quería ir y agradecerle por todo lo que había hecho por él, aunque nunca se lo diría en público.

Disfrutaría de sus días de tranquilidad, sin flores de cerezo alrededor, cuando es que su corazón se agita mas en su presencia.

♥ღ<-«Gracias Itachi✿Sasuke y Sakura»->ღ♥






Lo veía venir hacia mi, era inevitable, no sabia que hacer, mi brazo derecho estaba muy lastimado, no tenia suficiente energía, estaba a punto de morir, y en todo lo que pensaba era en el…

Cerré mis ojos esperando el trágico final que Pain había preparado para mí...

Y empecé a recordar cuando lo conocí…

FLASHBACK

Me encontraba entrenando en el patio de Akatsuki... así es era una criminal tipo S, cuando era pequeña Pain me había encontrado y me acogió, me entreno y me convirtió en uno de sus miembros, el solo era 2 o 3 años mayor que yo.

Desde que tenía 16 vi. entrar y salir miembros de Akatsuki, algunos seguían, como Kisame, Hidan, Sasori, Deidara, Itachi, Tobi, y cada quien tenia su historia diferente. Cuando cumplí mis 17, después de la mas reciente muerte de un miembro de Akatsuki, Itachi Uchiha me levante muy agitada esa mañana y mientras entraba al salón donde me había llamado Pain, note que había alguien en la silla del centro, ¿era el?, no podía ser nadie mas que Sasuke Uchiha, una pelirroja, un bipolar, y un chico que parecía era un experimento con agua. Se hacían llamar equipo Hebi (serpiente)

- Veo has llegado – me dijo Pain

- Si para que me has llamado – dije con respeto

- Quiero que le muestres tus habilidades al equipo de Uchiha Sasuke – dijo Tobi saliendo de la oscuridad

- Y porque tengo que mostrarle mis habilidades – dije resaltando esta palabra – ¿a el?

- ¿Eres Sakura verdad? – dijo Sasuke

- me sorprendió que supiera mi nombre –Si - admití

- ¿mataste a Itachi? – dije sin emoción alguna

- ¿Como sabes de mi hermano? – se había sorprendido de mi pregunta.

- Aun no me contestas – dije - ¿Lo mataste?

- Ey, no le respondas a Sasuke así, que acaso no sabes que el... – dijo la pelirroja con su tan odiosa voz

- Mato a Orochimaru & a Itachi Uchiha – dije sin dejarla terminar – si, lo se

- Hmp – se intrigo Sasuke – Si, lo sabes, ¿porque me lo preguntas?

- Quería escucharlo de tu boca – dije

- Hmp, bueno si LO MATE – hizo recalcar esa ultima oración - ¿Por qué? – dijo

- Hmp – cerré mis ojos – no tengo porque explicarte nada. – me retire con mi mirada baja.

- Me retire dando un paso hacia la entrada, pero el planeaba usar su sharingan contra mi...

- Ni lo pienses – dije aun con mis ojos cerrados – yo puedo leer tu mente, controlar tu chackra y tengo, al igual que tu... – abrí mis ojos en dirección hacia el – el Sharingan.

- Como puedes tenerlo si no eres del clan Uchiha!?!? – parecía muy sorprendido.

- Lo soy – dije - soy un caso muy especial... – sonreí.

Ya le dije mis habilidades, ya las sabe, y se que me pedirán que los dirigía a ellos hacia el Kyuubi así que me voy – le dije a Pain y Madara

Días después, el se había decidido quedar mientras se planeaba la captura del Kyuubi, me parecía demasiado extraño que se quedara con criminales de rango S, sabia que Madara había jugado con su mente, pero no podía hacer nada, al menos no por ahora.

Eran las 3:30 de la madrugada, caminaba por el bosque yo sola, iba a entrenar de noche, me gustaba la soledad y la noche me la ofrecía en bandeja de plata.

De repente escucho sonidos, pensé era un animal, pero un animal no lanza shurikens con jutsu, no me puse en guardia, trate de rastrear el chackra, provenía de un árbol...

- Muéstrate – dije como si le estuviera hablando a un amigo

- Vaya, ¿Por qué no peleas? – dijo la voz

- Ya la conocía, sabia que era el.

- Que quieres Sasuke? – dije haciéndole saber que ya sabia que era el.

- Hablar – se preparo para atacar con un katon.

- Rápidamente me moví y logre esquivarlo.

- Vaya, si esto es hablar, ¿como será pelear? – dije con sarcasmo.

- De acuerdo – dijo – no peleare, quiero que me respondas algo

- Lo mire con mi sharingan – ¿Que deseas saber? – dije

- Se sorprendió – pensé que podías leer las mentes – dijo

- Puedo. – Aclare – pero como siempre prefiero escucharlo, a adivinarlo.

- Bajo la mirada y continuo - ¿Qué haces "realmente" en Akatsuki? – dijo

- Estoy obligada a estar aquí, no tengo a donde ir, mis habilidades hacen que Pain y Madara, me retengan aquí.

- Ven conmigo – dijo

- No puedo, aunque quisiera y no es que este aceptando. – dije sin cambio alguno parecía alguien sin alama, ni vida alguna.

Se acerco a mi, me tomo entre sus brazos y me dijo – Ven conmigo, yo te protegeré de Pain y Madara, Lo juro – después de decir esto me dio un beso Al cual no pude evitar corresponder.

FIN DE FLASHBACK

Con mis ojos cerrados sonreí, ante como había llegado al punto de morir por las manos de Pain... por Sasuke, el chico que me había prometido protección, y aun así, yo estaba dispuesta a morir por el, no dejaría que Pain se acercara a Sasuke, y esta era la forma, - ¡¡Es su vida o la tuya, TU DECIDES!! – aun escuchaba las palabras de Pain.

¿De verdad creías que sacrificándote tu, lograrías salvarlo a el? – dijo Pain – pobre, morirás tu, y luego te seguirá tu "amorcito" – finalizo Cerré mis ojos esperando mi muerte, que no cambiaria nada… y lo último que dije fue "Lo siento, Sasuke…"

De repente, oí una técnica que solo una persona podía hacer…

Escuche "Susanoo", esa técnica era de Itachi, no podía ser, abrí mis ojos con las pocas fuerzas que tenia, y lo vi, Estaba en los brazos de Sasuke mientras Itachi aplicaba el Susanoo, para evitar el ataque de Pain. No podía ser... ¿Itachi vivo?

Sasuke me dijo "Todo esta bien aquí estoy yo", escuche su tierna voz, y le pregunte

- ¿Que hace Itachi vivo? - dije algo asombrada.

- Todo fue preparado par derrotar a Pain & Madara - me dijo mi pelinegro

- ¿Como? - aun no entendía muy bien la situación.

- Itachi me conto todo, lo de Madara, lo del clan, lo de Danzou, y que te habia encontrado a ti, y que estabas en Akatsuki, asi que planeamos esto, el fingiria su muerte ante Zetsu quien presenciaba la pelea por Madara, y yo vendría aquí para "ayudar a Madara con su venganza", cuando fuera la hora de pelear, el me ayudaria - me explico Sasuke

Una vez termino de explicarme no pude evitar desmayarme. Cuando abrí mis ojos estaba recostada contra una piedra mientras Sasuke & Itachi peleaban por mi, al voltear mi mirada vi a Pain atravesar su mano a través de Itachi, corrí hacia el lo mas rápido posible, y oí como me susurro sus ultimas palabras… "Lo siento, de verdad lo siento, siento no haberte dicho que estaba vivo y haberte tenido que mentir, quiero que sepas que nunca fue mi intencion dejarte sola con Pain, pero debia a yudar a mi hermano- me sonrío y me dijo – Lo se, se que lo amas y sabes que? El te ama… solo prométeme que lo cuidaras, ¿si? – yo con lagrimas le dije que lo haría.

Y vi a Itachi, mi casi hermano, el que me había protegido de las perversiones de Pain, el que gracias a "su muerte", conocí a Sasuke, lo veía morir frente a mi, voltee mi mirada llena de furia, esa misma furia fue la hizo que mi chackra de alguna forma se tornara maléfico mirando a Sasuke pelear contra Pain, tome todo mi chakra y lo apunte hacia Pain, y realice un jutsu, un golpe justo y lo mataría, tenia mucho enojo acumulado.

Realice una serie de sellos y realice el Katon, para luego convertirlo en un Amaterasu, mi ojo sangraba profusamente, no estaba acostumbrada al Mangekyou Sharingan, cuando termine el jutsu, me concentre en buscar a Sasuke, pero el ya estaba enfrente mío, con una herida en su brazo, yo quería protegerlo pero su orgullo, no dejaría que algo me pasara.

Cuando vimos la nube de humo yo logre ver a Pain, le susurre en el oído terminare con esto, me trato de detener pero yo fui mas rápida que el...

Aparecí sigilosamente detrás de Pain, tome mis espadas y lo atravesé, lo envíe al piso, y realice por ultima vez el Amaterasu, cuando termine pude ver el cuerpo de Pain sin vida, supe que habíamos terminado, desactive mi sharingan y baje al suelo y mi brazo seguía lastimado, debíamos llegar al Hospital pronto o moriríamos, el mas cercano era Konoha, no nos quedaba de otra, llegamos fuimos al Hospital, y nos atendieron teníamos heridas muy graves, pero ya a los pocos días estábamos listos para partir pero vi como Sasuke fue recibido por todos sus amigos, sabia que el pertenecía ahí, y yo no.

Tome mis cosas y me fui, sin decir nada.

Llegando a la puerta vi a Sasuke parado en la puerta

- ¿Que haces? – dije

- ¿Porque te vas? – dijo Sasuke

- Tu perteneces aquí, yo no, yo soy una criminal buscada tipo S – dije con la mirada baja – soy un monstruo.

- No, no lo eres, solo eres una gran molestia – dijo reído – No tienes porque irte, cuando ingresaste a Akatsuki, tenias 9 años, no comprendías lo que hacías.

- Pero... – trate de decir algo, pero el me callo con un beso.

- Este será un nuevo inicio, para ti, y para mí, ¿de acuerdo? – dijo

- Te quedas conmigo, Sakura? – dijo tomando mi cara entre sus manos.

- Yo accedí – nos besamos, mientras ambos decíamos en nuestra mente, Gracias Itachi.

♥ღ<-«Querido Sasuke✿Itachi y Sakura»->ღ♥






El muchacho moreno abrió la puerta de la casa y entró. Olía a humedad y a polvo. Era natural, después de haber estado más de tres años sin pasarse por allí y, evidentemente, sin limpiar.

Abrió todas las ventanas de la casa, en un esfuerzo por sacar el olor a suciedad y a humedad.

Por una de ellas, entró una sorpresa: una paloma blanca se acercó a él, llevando un grueso rollo atado a la pata. Extrañado, pues no esperaba ningún mensaje de nadie, lo desató y dejó que el pájaro saliera volando.

Miró a dónde sentarse, pero no había ningún lugar en condiciones, así que se resignó y quedó de pie mientras lo leía. A medida que avanzaba en la rápida pero atenta lectura que le brindaba a la inesperada carta, su cara iba cambiando, hasta quedarse completamente blanca y con expresión de incredulidad.

Una vez lo hubo terminado, rabioso, lo tiró contra la pared, y el rollo cayó al suelo, desenrollándose y dejando ver todo su contenido…

Querido Sasuke…no, es mejor que no comience de esta manera. Supongo que no te gustará que te llame así.

Para Sasuke…de Sakura.

Sinceramente, me sorprende que hayas vuelto a Konoha. Nunca pensé que fueras a hacerlo, ya que ni por mí ni por Naruto te dignaste a hacerlo. No te voy a preguntar porqué, aunque si lo hiciera no creo que me contestaras. De todas maneras, creo que debes de saber lo que ha pasado. Aunque no vayas a comprenderlo.

Supongo que has vuelto por alguna razón que te conviene. Siempre fue así. No me interesa, de verdad.

Puede que no te importara para nada, pero deberías saber que tras que te marchaste me quedé deprimida. 

Naruto también, evidentemente. Estuvimos realmente hundidos. Aunque no te importe.

Sé que era (y aún soy) débil. Pero, ¿sabes? Me esfuerzo mucho para no serlo. Sólo que nunca lo notaste, ni tampoco te importó. Por mucho que me esforzara, no reconocías mis méritos. En esos momentos, me sentí bastante identificada con Naruto.

Tan mal me quedé, que hasta me perdí. Mental y físicamente. No sabía dónde estaba ni adonde iba. Sólo quería alejarme…de mí misma.

En ese estado, me encontró él. En cuanto lo vi, parecerá tonto pero me puse a llorar. Porque se parecía a ti. Pero supe que no lo eras.

Supongo que el gran genio de Konoha ya sabe de quien hablo, ¿verdad? Me recogió. Sé que no por lástima, ni por compasión. No voy a montarme la película de que le gusté nada más que me vio. 

Simplemente, pensó en usarme como cebo para atrapar a Naruto.

Pero, quién sabe porqué, acabé contándole todos mis problemas. Que era una debilucha, que no valía para nada, que tú no me hacías caso.

Y se burló.

Se rió de mí e ironizó mi situación, diciéndome que era una niña que no sabía nada de la vida, lo cual, por otro lado, es verdad. Tan extremadamente cruel fue, que no pude evitar ponerme a llorar otra vez, lamentándome por lo patética que era.

Sin embargo, no dejé de notar que hablar con él no era como hablarle a la pared…impresión que tuve muchas veces cuando te dirigí la palabra.

Se dio perfecta cuenta de que no era gran cosa, ni como ninja, ni como rehén, ni siquiera como persona. Aún así, lo intentó.

Cuesta de creer, pero salió bien.

No en el sentido de que lograran atrapar a Naruto –cosa de la cual me alegro, creo que él es difícil de vencer-, sino en lo que respecta a mi. Cuesta, cuesta mucho de creer, pero ha salido muy bien. Entre él y yo, ¿sabes?

Me río al pensar en que, en vez de tú, mi destino era Uchiha Itachi, el asesino de todo su clan, el despiadado criminal. Es irónico, pero en cierto modo me alivia. Ahora, al pensarlo con frialdad y detenimiento, lo noto.

Imagina si, después de un perfecto final feliz en el que los buenos derrotan a los malos, tú y yo hubiéramos llegado a algo, incluso pondré como ejemplo que al matrimonio.

¿Qué habría sido de mí? Habría terminado como una simple ama de casa, que espera día tras día a su marido –quien, por otra parte, fuera del hogar haría lo que le viniera en gana-, haciendo la comida, limpiando y cuidando a los hijos, sin ninguna aspiración ni ilusión.

No quiero esa vida. Ya no.

Quiero vivir aventuras, correr por el mundo, ser esposa a mi manera, tener cosas por las que vivir; en definitiva, ser libre como el pájaro que te ha traído este mismo mensaje.

Mis familiares, supongo que no lo sabes, ni tampoco te importa, pero murieron. Nada me ata a esta villa.

Me sabe mal por Naruto, quien, después de todo, a pesar de que siempre estuviera riñéndolo, era –y aún lo considero- mi mejor amigo. Siempre me apoyó en todo lo que me proponía, y a diferencia de ti notaba y alababa mis progresos. El decía que estaba enamorado de mí, pero sé que en definitiva no era cierto; seguro que encontrará a alguien que le comprenda, alguien que esté a su lado para siempre. Lo merece, porque es una gran persona.

También, aunque suene raro, por Ino. Después de todo, y a pesar de la rivalidad que siempre ha habido entre nosotras –y no sólo por ti-, ella es una de las personas que ha logrado comprenderme, no diré del todo, pero casi. Ella y yo teníamos una bonita amistad, que se vio desgraciadamente truncada. No voy a decir que por tu culpa, porque reconozco que en eso no tendría razón; simplemente, fuimos imbéciles. Pero estoy segura de que ella saldrá adelante, a pesar de mi marcha y de que tú no le prestes ninguna atención. Es fuerte.

También, evidentemente, por las demás personas que conozco: Kakashi-sensei, Hinata, Kiba, Shino, Shikamaru, Choji, Lee, Neji, Tenten…incluso podría incluir al grupito de Suna.

Pero no por ti.

Itachi es inteligente. Permíteme que lo diga, mucho más que tú. Me ayudó a ver las cosas desde otro punto de vista. Con unas palabras duras y algo malsonantes, pero ciertas en todos los sentidos. "Si no le gustas, te jodes y que le jodan".

Ahora que lo pienso así, es muy cierto. Si no sientes nada por mi, adiós muy buenas. Durante toda mi vida ya me he rebajado muchas veces yendo detrás de ti, y quiero conservar lo poco que me queda de dignidad.

Como dijo el cuervo: "nevermore".

Nunca más.

Espero que no volvamos a vernos, ya que eso significaría tu fin. Sé que ni siquiera vas a poder completar tu venganza.

Adiós para siempre.

Nunca más tuya,

Haruno Sakura.

♥ღ<-«Una marioneta entre tantas otras,,, o no✿Sasori y Sakura»->ღ♥






En la guarida de Akatsuki, donde el Shukaku había sido extraído de Gaara, Sasori, Sakura y Chiyo-baa-san habían luchado con pasión pero se podía considerar que el combate había terminado, Sasori había ganado. En efecto, Chiyo yacía inánime en el suelo y había dominado a Sakura, que era sujetada también en el suelo por cuatro poderosas marionetas que incluso su fuerza sobrenatural heredada de Tsunade no conseguía alejar.

Sasori observó un momento a la chica que se retorcía tratando de liberarse del agarre de las marionetas, preguntándose lo que iba a hacer con ella. De repente, una chispa de sadismo brilló en sus ojos y tuvo una idea. Con un simple gesto de su mano, apartó las marionetas que retenían a Sakura. En seguida la Kunoichi intentó volver a ponerse en pie pero una fuerza invisible se lo impedía, su cuerpo ya no la obedecía.  Entonces se dio cuenta con ira de que Sasori la manipulaba por medio de hilos de chakra como Chiyo había hecho con ella antes.

Intentó utilizar su fuerza para liberarse pero los hilos que la retenían resistían fuertemente. Su ira se disparó, ella luchaba más y más bajo la mirada divertida de Sasori. Una sonrisa burlona apareció en los labios del marionetista, que forzó a Sakura a volver a levantarse y se dedicó a manipularla.

Sakura luchaba con empeño, utilizando toda su fuerza y su voluntad para intentar recuperar el control de su cuerpo, inconsciente de que era precisamente su ira la que daba más gusto a su enemigo. Sasori aún se divirtió durante dos largas horas con su jueguecito, donde solo los gritos de protesta de la chica se hacían oír. El marionetista sonreía, contento consigo mismo. De repente su alegría decayó, Sakura hizo una cosa que no se esperaba en absoluto: ¡se rindió! Dejó de luchar de repente y agachó la cabeza en señal de abandono. Por la sorpresa, el nuke-nin aflojó un poco los hilos y ella se derrumbó de rodillas en el suelo. La joven flor de cerezo prorrumpió en sollozos y comenzó a llorar, abandonándose a la desesperación.

- ¡Perdón, Tsunade-sama! ¡Perdón! – murmuró mientras las lágrimas inundaban su cara.

Malos recuerdos le volvieron a la memoria, desde siempre había sido un lastre para su equipo, bien que había tratado de mejorar pero no había obtenido ningún resultado. Después había sido incapaz de retener a Sasuke, aquel que amaba y había traicionado a su villa para unirse a Orochimaru a pesar de sus súplicas. E incluso después de haberse entrenado duramente al lado de Tsunade-sama, todavía había sido incapaz de salvar a Gaara. Desde siempre se sentía débil e inútil.

Sasori retrocedió lentamente, extrañamente el espectáculo de esa chica desmoronada a sus pies le hacía sentirse a disgusto. Ya no obtenía ninguna satisfacción por su victoria... ¿Por qué? Al contrario, el espectáculo le hacía sufrir. ¿Por qué a él, Akasuna no Sasori, el terrible asesino que transformaba despiadadamente en marionetas a sus víctimas, le costaba acabar con una débil chica? ¿Porqué se quedaba parado así? Brutalmente, la hizo volverse a levantar esperándose que reaccionara, pero ella no hizo nada, lo que decepcionó a Sasori: ya no tenía entre las manos nada más que un juguete inmóvil y sin voluntad. Controlaba todavía sus movimientos pero se daba cuenta de que ya no le divertía; al contrario, en cuanto la hacía amagar un movimiento, se le encogía el corazón. La dejó volver a caer al suelo y suspiró tristemente. Extrañamente, acababa de lamentar todo lo que terminaba de hacer, no soportaba verla llorar. Ya no comprendía lo que pasaba. ¿Qué era ese dolor que le encogía el estómago?Deshizo los hilos de chakra y se acercó a la chica que todavía lloraba. Se acuclilló delante de ella y un tiempo interminable pasó, ella llorando, él observándola en silencio no sabiendo qué hacer. Secó una lágrima que rodaba por su mejilla y lamentó en seguida el gesto, no comprendiendo por qué había hecho eso.

Sorpresa, la rosa levantó hacia él unos ojos inundados en lágrimas, Sasori se sorprendió pensando que eran hermosos y brillantes como esmeraldas. Se quedaron así durante largo rato mirándose a los ojos sin que ninguno de los dos osara hacer un gesto o pronunciar una palabra. En la mente de Sasori todo estaba confuso, ya no entendía nada de sus actos y sus pensamientos. Tenía la impresión de que un enorme conflicto habitaba en su mente y le impedía pensar.

Decidió solo por un momento no seguir lo que le dictaba la razón y abrazó a Sakura, que se sobresaltó: no sabía por qué pero quería que dejara de llorar ya que esto se le hacía insoportable. Se inclinó entonces hacia la flor de cerezo y la besó apasionadamente. Ésta abrió los ojo de par en par por la sorpresa y se apartó con presteza de él. El miembro de Akatsuki se quedó un momento paralizado por la incomprensión ante lo que acababa de hacer. ¿¡Pero qué le pasaba?! ¡¡¡Era una marioneta entre sus manos!!! ¡¡¡Un juguete!!! ¿¡Entonces, por qué?! Lo peor era la mirada que posaba Sakura sobre él: ¡profundamente conmocionada! De repente un dolor se hizo sentir en su hombro, un kunai lanzado por Chiyo, que acababa de recuperar el conocimiento, estaba clavado ahí. Le dolía pero pensó que era la mirada de Sakura lo que más le había herido.

- ¿Sakura? ¿No tienes nada? – preguntó la voz frágil de la anciana.

La chica volvió lentamente la cabeza en dirección a la abuela y de repente se levantó y marchó corriendo, reuniéndose con Chiyo, alejándose de Sasori, desamparado como si lo rehuyera. Abandonó la guarida de Akatsuki corriendo y la anciana la persiguió llamándola. Sasori se quedó solo en el suelo, desangrándose, repasando sin cesar en su mente lo que acaba de pasar con tristeza.

Mas tarde, Deidara lo encontró en la misma posición y dándose cuenta de que estaba herido le preguntaba cómo se encontraba, pero Sasori no le respondía, con la cabeza en otra parte.

Varios días más tarde, Sasori acudió al puente (sin estar encerrado en su marioneta con cola de escorpión dado que estaba rota) donde tenía una cita con Kabuto, sin sospechar ni por un segundo que desde los matorrales el Capitán Yamato le observaba con su equipo. Justo en el momento en que reconocieron a
Kabuto, Yamato, Sai, Naruto y Sakura surgieron de los arbustos. Reconociendo a la chica, el corazón de Sasori dio un brinco, con el tiempo había comprendido por qué había echado tanto de menos a Sakura y se había dado cuenta de su amor hacia ella. No sabía como reaccionar, comprendiendo que iban a tener que luchar otra vez.

De repente Orochimaru hizo su aparición, sin esperar Naruto se lanzó sobre él con ira, con el chakra del kyuubi rodeándole. En su rabia, Naruto explotó el puente y Sakura cayó. Sin tomarse un tiempo para pensarlo, el marionetista se precipitó hacia ella y la retuvo por la mano, pero una nueva sacudida afectó al puente y cayeron los dos al vacío. Sakura oyó a su capitán gritar su nombre y después sitió que dos brazos la atrapaban, fue estrechada contra una capa negra con nubes rojas y reconoció a Sasori. El marionetista detuvo su caída sujetándolos con hilos de chakra y aterrizaron sin un rasguño en el suelo. En cuanto sintió tierra firma bajo sus pies, Sakura se apartó con presteza del miembro de Akatsuki y le miró de arriba abajo con frialdad:

- ¿Por qué me has salvado? – preguntó con ira.

Sasori decidió que el tiempo de las confesiones había llegado, y la miró con frialdad:

- Te quiero – la confesó, – ¡lamento todo lo que te he hecho sufrir! ¡Perdóname! ¡No puedo vivir sin ti! ¡Ven conmigo! ¡Ya no quiero verte infeliz! Sakura se alejó de él, profundamente conmocionada:

- ¡Nunca me iría contigo! – le respondió con ira, - ¡¡no eres más que un traidor, un asesino, y jamás podría quererte!! ¡¡Jamás!!

Varios meses más tarde, durante un bello día soleado, Sasori descansaba, sentado con la espalda apoyada en un árbol no lejos de Sakura:

- Sakura – la llamó volviéndose hacia ella. - ¿Me quieres?

Por toda respuesta, la flor de cerezo se sentó a horcajadas sobre sus rodillas, entrelazó sus dedos con los suyos y le abrazó amorosamente. Sasori, feliz, sonrió a la marioneta que controlaba con hilos de chakra.

- Ai shiteru – le susurró al oído.

Sakura era la única de sus marionetas que no estaba dotada de trampas, Sasori la había matado antes porque no había soportado vivir un amor no correspondido. Pero ahora iba a poder pasar su vida con su amada congelada , inocente víctima del amor posesivo del Akasuna.

♥ღ<-«Misguided Ghosts✿Deidara y Sakura»->ღ♥



Si coincidían en algo, era en lo que sentían, en cómo se sentían.

Ella estaba perdida (no físicamente, porque sabía muy bien en dónde se encontraba, y aun si no lo supiese, un ninja siempre encontraba la manera de ubicarse en el espacio geográfico). Estaba perdida de una forma muy distinta, estaba perdida dentro de su propio hogar, entre su propia gente, en sí misma.


Estaba perdida, ahogada, entre el dolor, la tristeza, el llanto y la sangre de ser shinobi, una kunoichi. Se sentía nuevamente la niña de doce, pequeña y desprotegida, ingenua ante el mundo, débil. Ser shinobi no era simple, era de las peores y más crueles cosas, pero ella estuvo dispuesta a hacerse valer. Ser shinobi era madurar súbitamente, ver cosas que a corta edad nadie quisiera ver, tomar decisiones demasiado complicadas, jugar a ser adulto, defender con la propia vida.


Y Sakura estaba orgullosa de dar cada gota de su sangre para defender su villa, a sus amigos, a los civiles, a todos. Estaba orgullosa de ser parte de quienes tenían en sus manos la protección de todo aquello. Pero estaba desorientada entre tanto sufrimiento, entre el dolor de saber que uno de sus compañeros había arruinado su vida, su futuro, su todo, entre la tristeza que le causaba ver a Naruto intentar cumplir la promesa, intentar salvar a Sasuke o al menos matarlo para acabar con el sufrimiento.


Sakura no se arrepentía de nada de aquello, claro que no, sería en vano, no tendría sentido hacerlo siendo tan tarde. Ella estaba demasiado orgullosa, lo estaba, mierda que sí. Estaba halagada de haber sido entrenada por una de las Sannin, la mismísima Hokage, incluso de haberla superado, de ser necesaria para los demás, poder sanar y sacar satisfacción de ello, pero por dentro seguía siendo la misma niña pequeña perdida, la misma que supo, al poner pie sobre la
academia, que toda su vida cambiaría. Era la misma que tenía miedo y la misma que a veces sentía que nunca alcanzaría la cima y podría dejar de verle la espalda a quienes le salvaban incontables veces.


Él también había estado perdido todo aquel tiempo. Habían menospreciado su arte sin cuidado, sólo porque él opinaba distinto, porque sus ideas y convicciones no eran las mismas que las de las masas, porque su visión de lo que era arte era diferente, porque él lo era. Porque veía todo a su manera. Había estado solo desde el principio, siempre excluído. Pero a él no le importó, porque a pesar de estar solo y perdido, tenía su arte consigo, y podía distraerse de todo dolor haciendo su arte, lo que era suyo, defendiéndola, protegiéndola, en su mundo.


Cuando Akatsuki le obligó a unirse a ellos, la desorientación de estar perdido en la vida fue peor. Supo que de otra no le quedaba, lo supo en el mismo instante en el que posó sus ojos en los rojos y llenos de nada de aquel hombre. Y supo que desde aquel momento, odiaría esa mirada, porque podía ver en ella cómo su arte era juzgado y menospreciado. Porque Deidara detestaba la frialdad en lo ojos de Itachi, aquella crueldad, el vacío, todo lo que le hizo (y le hacía) sentir. Enfado, desorientación, molestia, porque lo quitaban de su lugar, de donde (a pesar de haber sido criticado toda su vida en Iw a) él se sentía algo. Le quitaron su piso, y volvía a estar perdido.


Ignoraba todo aquello, porque siempre supo, desde chico, desde que inició como ninja, que ser diferente al resto lo hacía único, pero no seguir los pensamientos generales e ir contra de ellos podría ser una molestia. Pero él era fuerte y se protegería, con su arte lo haría, porque nadie más que el estaría allí para hacerlo. Superaría toda la soledad, se enfocaría en su arte y disfrutaría la vida a través de él. Porque podía solo.


Y así lo hizo, vivió todo lo que pudo, pero no pudo hacerlo solo todo el tiempo. Lo ignoraba porque para defenderse y proteger sus creaciones no podía valerse  de nada más que de sus emociones negativas (no había tiempo para sonrisas más que las que eran triunfales, las que irradiaban arrogancia, superioridad y prepotencia en la competencia, o risas que no fueran las que escapaban de sus labios al explotar algo -o alguien-, la que salía cuando veía el instante preciso en que su arte alcanzaba su máxima expresión, justo un segundo antes de que todo desapareciera). No había tiempo para nada que no fuera efímero, porque todo era efímero, la vida lo era, la vida de un ninja lo era.


Y quizá conocer al otro era lo que buscaban. Luego de luchas y guerras, sangre, desesperación y dolor, todo aquello que envolvía el simple hecho de ser ninja, encontraron lo que buscaban inconscientemente en el otro, no de forma sencilla, por supuesto, porque ¿qué era fácil en el mundo en el que vivían? ¿Quién encontraba algo positivo, algo de cariño, en alguien al que supuestamente se debía dar por enemigo, alguien que era tan peligroso que debía ser eliminado al
segundo de haberlo reconocido? Quizá el destino les estaba jugando una broma, pero ya no podían decir no luego de tanto tiempo de buscar y no encontrar, luego de meses conviviendo con el
dolor y luego de haber descubierto algo bueno tras sus errores. Sakura había aprendido que Konoha no era el lugar al que pertenecía, aunque se sintiese segura la mayoría del tiempo allí. Descubrió que tal vez su lugar era allí donde él estuviese, y que su más grande error había sido enamorarse de alguien que no tenia corazón y no podía dejar el pasado ir. Deidara había descubierto que sí existían cosas hermosas que no fueran efímeras, como los ojos o sonrisas de ellas, sus caprichos y hasta cuando se enfadaba y hacía mohínes graciosos (o cuando optaba por la vía más común y le golpeaba hasta escuchar un crack). Descubrió que había una sola obra de arte que no explotaba, que duraba muchos años y que estaba a su lado. Con el tiempo, descubrió que su obra favorita en mucho tiempo era Sakura.


En el momento en el que se conocieron (luego de los golpes y los gritos, los malentendidos y el no conocerse, al pasar el tiempo y saber del otro) dejaron de ser fantasmas desorientados, equivocados y perdidos, y encontraron en los ojos del otro el lugar que siempre quisieron, dejaron los errores en el pasado y volvieron a vivir. Se encontraron en el otro, y eso era todo lo que necesitaban (ese "No seas idiota" que ella decía a diario y ese "Tú eres lo único que no merece ser efímero" que solía susurrar él cada vez que la veían dormir a su lado).

♥ღ<-«(+18)Encuentros(+18)✿Deidara y Sakura»->ღ♥






Ella sabía perfectamente que no deberían estar juntos. Y mucho menos en esas circunstancias.

Todo lo que hacían era incorrecto e iba en contra de su perfil de buena estudiante, amable y respetuosa. Es que de verdad siempre se había preocupado por cuidar su reputación, lo que le había permitido —junto con sus buenas notas— ir becada a la Facultad de Medicina. Y ahora, todos esos cuidados en sus actitudes se habían ido al caño.

Ya no le guardaba respeto a nada. Él se le aparecía en las ventanas de su salón de clases y la esperaba fuera de la facultad a la hora de salida. Todo para volver a caer en ese sinfín de placer totalmente desligado a los sentimientos.

Porque así era. La relación que Sakura Haruno mantenía con el rubio impulsivo amante del arte era puramente carnal. Ya lo habían dejado claro en el primer encuentro: no querían vínculos amorosos. Deidara no amaba a nada ni a nadie excepto su arte. La chiquilla con la que se acostaba cada vez que podía no era
más que una diversión... o tal vez una especie de obsesión. No tenía la necesidad de darle falsas esperanzas en nada, así que fue directo a la hora de comunicarle que sólo le interesaba follársela hasta quedar sin aliento.

No era más que un juego. Un juego que podría llevarla a la perdición, pero que ella aceptó probar y ahora era incapaz de dejarlo. Era un vicio en el que había caído, a pesar de que siempre se había prometido a sí misma que evitaría ser una adicta al juego como su maestra Tsunade... se había fallado a sí misma. Pero
este era otro tipo de juego y otro tipo de vicio.

A veces se miraba al espejo y no se reconocía. Nunca se hubiera imaginado a sí misma en una situación así, acostándose con un tipo mayor sólo por placer como diera lugar. Ni Sasuke ni Naruto le interesaban ahora. No había nadie mejor que Deidara para llenarla de satisfacción. El amor no lo necesitaba para nada, y se
dio cuenta de que nunca lo había necesitado realmente. Sólo le bastaba buen sexo, buena comida, buen futuro y buenos amigos para ser feliz.

Esa tarde se aburría en clase de anatomía humana, ya que se sabía el tema de memoria y el profesor no la dejaba participar "para que los otros pensaran". Le parecía una excusa bastante estúpida para privarla de hacer aportes a la clase, pero ella no era quien para cuestionar nada. Si no hubiera sido porque la secretaria de la facultad, Shizune, tocó la puerta de su salón en ese momento, se hubiera dormido allí mismo.

Levantó la cabeza del banco con mirada curiosa, no era usual que interrumpieran una clase. Sin duda se trataba de algo importante.

—Sakura Haruno —la mirada oscura se dirigió a ella—. ¿Puede venir conmigo un momento?

El profesor hizo una seña para que se retirara libremente y Sakura sólo fue tras Shizune. Una vez fuera del salón, la secretaria le informó la razón por la que la había sacado de clases con rostro de fastidio.

—Tu primo de no sé dónde ha venido porque tiene que comunicarte una noticia y hablar contigo a solas —Sakura abrió los ojos como platos. Ella ni siquiera tenía primos—. Yo tengo que salir a hacer un recado, volveré en media hora. Mientras tanto, les presto mi oficina.

Ya se imaginaba de qué se trataba. La excitación recorrió todo su cuerpo de tan sólo pensar en ello y apuró el paso para llegar lo antes posible a la oficina de Shizune. Pobre, ella muy inocentemente se las había prestado para que "conversaran"...

Apenas se encontró frente a la puerta, se desprendió unos botones de la camisa y se subió bastante la falda. Se soltó el cabello, que llevaba atado en una coleta y suspiró. Sentía esa emoción en su interior al saber lo que se venía y no dudó en abrir la puerta rápidamente. Lo primero que vio fue el escritorio de Shizune totalmente vacío. Se introdujo lentamente a la oficina, suponiendo que Deidara tal vez se habría ido de allí... apenas le duró la duda una milésima de segundo, ya que un brazo musculoso cerró la puerta detrás de ella y se le tiró encima.

—Pensé que no llegarías, niña... —susurró a su oído mientras pegaba su cuerpo al de ella por la parte posterior.

Sakura se mordió el labio, excitada. Nunca podía contenerse con él y siempre acababa mojada antes de que siquiera le quitara un poco de ropa. Sacudió sus caderas, ocasionando que su trasero rozara el bulto del rubio. Amaba sentir su cuerpo escultural, que había logrado a la perfección después de horas en el
gimnasio... y esos bíceps la volvían loca.

—Qué poca confianza me tienes... —soltó ella en un gruñido.

Él no contestó, simplemente sonrió con maldad y la empujó hasta el escritorio de madera. Ella se dejó hacer, y apoyó todo su torso en éste, arrugando algunos papeles. Nunca lo habían hecho en una oficina y mucho menos en una situación así. Sabían que cualquiera podría entrar en cualquier momento o que podrían
oírlos, pero no le importaba. Hacerlo allí era casi un pecado y eso lo volvía más excitante aún. Deidara, aún viéndole la espalda, le arrancó la camisa sin piedad.

Lo mismo hizo con su sostén, que acabó encima de un estante con archivos de quien sabe qué.

Ahora la vista que tenía de ella era increíble. Su culo contra su miembro deseando ser liberado, y la espalda desnuda de ella en posición horizontal sobre el escritorio. Tenía el trasero de la joven a su completa disposición y lo sabía muy bien.

Le apoyó una mano en la espalda y le hizo fuerza hacia abajo, haciendo que sus senos se apretaran con la madera y los papeles. Ella sólo gruñó, el trato que le daba hacía que se mojara cada vez más.

—Apresúrate... —se quejó, la volvía loca pero no actuaba rápido.

Él tenía bien claro que sólo la estaba haciendo desear, pero no aguantaría mucho más tampoco. Levantó su falda y metió la mano para poder acariciar sus partes íntimas. Su miembro que ya estaba a punto de explotar, se irguió un poco más al tocar esa zona y el placer se apoderó de él.

—Debiste decirme que no llevabas ropa interior, hn —gruñó excitado, subiéndole la falda y dejando el trasero desnudo.

Sólo le bastó pasar los dedos por su coño para que se le quedaran empapados, mientras ella sacudía las caderas en todas direcciones, desesperada porque él la llenara.

—¿Quieres que te la meta, hn? —la provocó mientras se quitaba los pantalones—. Pídemelo, niña...

Suspiró. El rubio no cambiaría nunca, siempre le había gustado tener esa superioridad en el sexo... pero al fin y al cabo ella no tenía problema con eso mientras fueran él y su virilidad quienes la dominaran.

—Por favor... —se mordió los labios mientras rozaba sus nalgas con el miembro descubierto de Deidara—. Métemela hasta el fondo...

Él creía que se correría allí mismo al escuchar esa voz sensual suplicándole por su hombría. Se acercó un poco y rozó la punta con la zona erógena de la Haruno, causándole varios gemidos de placer. A pesar de que estaba en ese estado, lograba contenerse y hacerla desear aún más.

—¡Hijo de puta, métemela de una jodida vez! —gritó temblando de éxtasis.

Él rió un poco, había que ver cómo se ponía cuando no le daba lo que quería... sus labios se curvaron en una sonrisa de autosuficiencia y decidió satisfacerla.

—Pero si estás chorreando y ni he empezado... —se burló al tiempo que se aprontaba para penetrarla, apretándole uno de los pezones.

Sólo le hizo falta una leve embestida a ese gran trasero para hundirse en él hasta el fondo. Estaba tan lubricada y caliente que era placer sin esfuerzo ni dolor. Ella se mordía el labio intentando dominarse, le temblaban las piernas y si no fuera porque estaba semi apoyada en el escritorio se hubiera caído al suelo.
Deidara jugaba con sus pequeños senos, apretándolos y causándole espasmos. No era alguien que acostumbrara a decir groserías, aunque sí se enojaba bastante, pero la conexión pasional que mantenía con el rubio hacía que aflorara su lado más salvaje.

—Más fuerte... —suplicó.

El rubio cumplió sus deseos sin pensarlo dos veces. Salía un poco y volvía a entrar, deslizándose con facilidad pero sin dejar de sentir la estrechez. Era un vaivén infinito que le proporcionaba cada vez más y más placer. Sakura estaba casi sin aliento y a pesar de que hacía un enorme esfuerzo por no hacer ruido, no podía contenerse. Sólo por instinto, arrugaba con todas sus fuerzas los papeles y documentos bajo su cuerpo. Ya no podría controlarse más y ni haciendo fuerza con las manos aguantaba tanto éxtasis. Comenzó a lagrimear, mientras sentía que sus partes bajas estaban a punto de explotar. El hombre, notando que estaba ya por llegar al punto final, deslizó una de sus manos por debajo del cuerpo de la chica y frotó sus partes íntimas.

Un grito agudo y prolongado escapó finalmente de sus labios mientras cerraba los ojos con fuerza. Su espalda se arqueaba por puro impulso, de la misma manera que sus rodillas se doblaban y su vagina apretaba el falo de su compañero. Absolutamente todos sus músculos se habían tensado al máximo sólo con el disfrute. Amaba ese momento en el que perdía por completo el control de su cuerpo y podía dejarse llevar. Finalmente logró liberar la tensión, sobre todo en su coño, y se relajó sobre la mesa.

—¿Ya has acabado? —se burló Deidara—. Vaya, estabas desesperada.

Ella gruñó levemente mientras se bajaba del escritorio y se arrodillaba frente al joven. Él, al comprender lo que ella iba a hacer, sonrió satisfecho. Sakura tomó su polla entre las manos y la acarició con una expresión lasciva. La introdujo en su boca con lentitud, llenándolo de deseo y haciéndolo sentir en el paraíso. Escuchar los gemidos de su rubio la volvía loca y más si mientras se la chupaba se estaba acariciando el clítoris.

—Te la chuparé un poco, pero luego me la tendrás que meter hasta el fondo y me acabarás dentro... —se relamió un dedo mientras lo observaba—. ¿Está bien?

Él sólo asintió, esbozando una pequeña sonrisa que de inmediato se vio opacada por un rostro de placer. Y pensar que al principio la chica ni siquiera sabía cómo mover la lengua, y ahora se había convertido en una maestra de las mamadas. Si había algo que le encantaba, era que se la chupara mientras la observaba
meterse los dedos. Apenas un minuto después, con algo de fuerza había alejado la cabeza rosada de su pene, para sentarla con las piernas abiertas en el escritorio y penetrarla sin aviso. Estaba mojada otra vez, supuso que de la masturbación y de lo muy caliente que la ponía chuparla. Parecía una santa, pero él
tenía bien claro que en la cama era una puta. Y eso le encantaba. Ella gimió excitada, mientras se apretaba uno de los senos. Él le quitó la mano y usó las suyas, presionando y jugando con sus pechos. El vaivén se volvía cada vez más rápido y Sakura estaba tan perdida en placer que ya ni se molestaba en contenerse. Sus gemidos simplemente salían de su garganta al ritmo de las penetraciones, mientras echaba la cabeza hacia atrás y se dejaba hacer.

Deidara sentía que llegaba a su fin y comenzó a dar las últimas estocadas, llegando hasta el fondo de la joven.

—Lléname toda con tu leche... —susurró ella con un tono suplicante y sexy.

Ese era su punto final. Sin poder aguantar un segundo más, el rubio perdió la cabeza y acabó en su interior. Ella gimió ya en su segundo orgasmo, extasiada, y se dejó caer de espaldas en el escritorio. Sin embargo, la paz no duró mucho. Sintieron voces en el pasillo y con el corazón en la boca, se vistieron de la mejor forma posible. Ella aún estaba llena del regalito de Deidara en su interior, pero luego iría al baño a acomodarse, ahora no había tiempo. Después de todo, no llevaba ropa interior y no podía permitirse "pérdidas" en público.

Shizune se había distraído conversando con una alumna en la puerta y cuando entró a su oficina, se encontró a Sakura y su primo charlando animadamente. Ella aún así tenía un aspecto cansado y su cabello se veía desordenado, igual para él. Los documentos arrugados encima del escritorio la hicieron sospechar que
habían tenido una pelea, pero consideraba que no debía meterse en esos temas. Era cosa de ellos.

♥ღ<-«(+18)El arte de Deidara(+18)✿Deidara y Sakura»->ღ♥






Llevaba dos meses infiltrada en la organización y todavía no dejaba de sorprenderle lo espeluznantemente cálida que podía llegar a ser la atmósfera en ese lugar. Todos eran tan amables y graciosos, con ocurrencias tan ridículas que más de alguna vez le recordaron a Naruto (especialmente Tobi), sin embargo tampoco dejaba de estremecerle el humor sádico de todos los miembros… ¡Como si cortar en pedacitos a la gente fuera cosa de todos los días! Suspiró, incluso eso comenzaba a hacerle gracia… ¡Si hasta se reía cuando veía a Kizame correr de un lado a otro con la cabeza de Hidan entre las manos!, cosa que pasaba más de una vez por semana.

De hecho…ahí iban de nuevo…

-Kisame-san…-le llamó en tono acusador, cuando vio a su compañero azul entrar a la sala con algo sangrante entre sus manos.

El hombre-tiburón se detuvo en seco el ver a la chica sentada en una de las sillas del comedor e intentó esconder la cabeza de su compañero tras su espalda.

-¿Si, Sakura-san? º w º

-¿Qué traes ahí?

-Yo…eh… ¡nada! Jejeje, no es nada-contestó al tiempo que dejaba caer la cabeza pálida de Hidan y con una patada la mandaba detrás de uno de los sofás de cuero.

La chica soltó un suspiro.

-Kizame…-regañó como una madre a su hijo-ya te he dicho que no juegues con la cabeza de Hidan, sabes que al jefe no le gusta… ¡y no la patees!-se levantó para recogerla del suelo y tuvo que morderse la lengua para no partirse de la risa cuando descubrió que Kizame la había metido unas calcetas sucias en la boca
para que no gritara. Se apresuró a quitárselas y en seguida el hombre pegó el grito al cielo.

-¡MALDITO HIJO DE PERRA!... ¡TE MATARE, TE JURO QUE LO HARÉ!...¡AAAAH! COMO DUELE ESTA MIERDAAAA…

-¡Basta!, aquí nadie matará a nadie… ¡Kizame!, trae su cuerpo… ¡Ahora!-exclamó con tal severidad que al chico azul no le quedó otra que obedecer a regañadientes…

Así era la mayor parte del tiempo, a ella le tocaba hacer de madre o mediadora y sus misiones nunca eran demasiado complicadas ni tampoco tenían que ver con la recolección de los Biijus (monstruos con cola), debido a su "antigua" relación con del Kyubi…

-Ya…pero todavía no me cuentas nada-le cortó Ino, ligeramente exasperada-no me interesa que le haya pasado a la cabeza de Himan… ¡Por mi que se mueran todos!

-Es Hidan-corrigió severa.

-Lo que sea-la rubia hizo un gesto como espantando moscas-en todo caso no me sorprende que sean tan idiotas… Después de todo es una organización de puros hombres

-Si…es verdad…-suspiró, la verdad es que no se lo había pasado tan mal en su misión, pero es era algo que nunca admitiría… Excepto quizás a Ino.

-¡Bueno pero ya cuéntame mujer!... ¿Quien fue?

Sakura se puso roja en el acto.

-Bueno…fue-se cortó-¡Ay!, es que me da pena…

-¡Ah, no!...no me vengas con eso, tú ya me haz prometido que me contarías… ¡Así que lo ha…!

-¡Deidara-kun!-cortó en un chillido ahogado mientras se tapaba el rostro con una de los cojines del sofá.

-…ces…¿Has dicho…Deidara-kun?-los ojos de Ino se abrieron desmesuradamente de la sorpresa.  Después de lo ocurrido se había esperado incluso a Itachi, pero nunca al rubio que estuvo apunto de matar a Kazekage.

-Si…Deidara-KUN-corroboró-y si no te gusta la respuesta entonces no preguntes…-agregó algo incómoda por la expresión de desagrado de su amiga.

-No…lo siento es que es tan extraño, jamás se me hubiera pasado por la cabeza… ¿Cómo pasó?

-No lo se-admitió, tratando de recordar como había sido su primer encuentro-…supongo que él estaba interesado, siempre me molestaba y se encargaba de hacerme la vida imposible como un chiquillo de secundaria, y ya sabes lo irritable que soy

-Jajajaja no lo sabré yo, frentona-le guiñó un ojo-¡Pero ya basta de rodeos!...vamos a los detalles interesantes… ¿Qué tal fue?

Como respuesta Sakura arqueó una ceja, suspicaz-¡Ya es mucho que te haya contado quien fue!… ¿Crees que te voy a contar los detalles?... ¡Búscate tu propia aventura, pervertida!

-¡Hey!-exclamó ofendida-tampoco quiero que me digas el tamaño de su…eeer…ya sabes, o cuantos minutos duró-"¿minutos?... ¡ja!, Ino perece que te estás metiendo con puros capullos" no pudo evitar pensar la pelirosa-sólo…no sé, algún detalle interesante o dato instructivo para intercambiar conocimientos

-¿Intercambiar conocimiento?-repitió divertida.

-¡Exacto!...bueno, yo siempre me figuré que…-se ruborizó-que los del akatsuki debían ser  bastante…instruidos en esas cosas

-Mmm… Bueno, no sé que tal serán los demás, pero te confesaré-se acercó a la rubia para continuar en un susurro-que desde un principio intuí que Deidara-kun debía ser increíble… Y te diré algo más; nunca, ni en tus mejores sueños te imaginarías que tanto placer pudiese ser posible-a Ino se le secó la garganta- por
que ni la mente más depravada estaría preparada para experimentar el arte de Deidara-kun…

-¿El…arte?-tragó grueso- ¿Qué-qué arte?

-Trae más sake y quizás te cuente algo…

De un salto la rubia se dirigió a la cocina.

¿Deidara?…bueno, Deidara era harina de otro costal. Era extraño…no extraño como los otros miembros de la Akatsuki…bueno, la verdad es que si era extraño en ese sentido también, pero había algo más. Se podría decir que era doblemente extraño…y pesado. No como Tobi, que molestaba a todo el mundo igual que Naruto, no…lo de Deidara era algo distinto, era…personal. En primera porque era el único que se metía con ella, todos los demás parecían tenerle un extraño respeto por ser mujer…todos menos él.

Para él fastidiarla era ritual de cada mañana al desayuno y de cada noche a la cena (si es que no estaba en misión). No sabía como, pero su lengua mordaz siempre tenía alguna salida ingeniosa que lograba sacarla de sus cacillas como ningún otro del grupo y cuando la imaginación no estaba a su favor sabía que un "fea" o "gorda" causaba el mismo efecto.

-¡Será mejor que te calles, idiota! Si no quieres quedarte sin compañero de nuevo…-terminaba empatando con sequedad, haciendo que Tobi se estremeciera en su puesto.

-Jajajaja ¡Adelante por favor!, con un poco de suerte y terminas siendo mi nueva compañera, ¿Ha que te gustaría?

-Ya quisieras, puerco

Siempre eran discusiones como esas, que terminaba curvándose en una insinuación que hacía que todas sus ganas de discutir se fueran por el caño. Pero nada a lo que no pudiera sobrevivir…

Iba todo perfectamente, la familiaridad con que era tratada la hacía sentir a gusto y el hecho de saber que si ella llegara a morir ninguno se entristecería le daba las fuerzas para seguir mintiendo de manera tan descarada. Si todo seguía tal cual estaba pronto podría volver a casa con mucha información valiosa.

Pero al perecer eso era mucho pedir pues "las cosas tal cual estaban" no duraron mucho más…

Fue una noche. En ese entonces no lograba conciliar el sueño y el insomnio no hacía más que obligarla a pensar, lo que derivaba en nostalgia y más de alguna vez terminó llorando a moco tendido sobre su almohada. Y como era peligroso que la escuchasen llorar tuvo que buscar nuevos pasatiempos nocturnos para distraerse. Ese día tocó dar vueltas por la guarida.

Inspeccionó cada pasillo, tratando de memorizar la ubicación de los cuartos de sus compañeros. La verdad es que nunca se había detenido a revisar el lugar y sólo en esos momentos caía en cuenta de que era  enorme, cuatro pisos si contar la planta baja a la que le estaba prohibido ingresar y muchos, muchos pasillos,
de hecho, eran tantos que sin darse cuenta se había perdido.

Caminó hasta al final en donde se encontró con unas escaleras que no eran las que había usado para subir. Se dispuso a bajar pero una duda la detuvo "¿Este es el segundo o el tercer piso?" Lo meditó unos instantes y finalmente se encogió de hombros, decidiéndose a bajar. De todas maneras ni si quiera estaba segura
en cual piso estaba su cuarto.

Soltó un suspiro aliviada al llegar a los pies de las escaleras, estaba en la cocina. desde allí ya sabía como llegar.

-¿Qué haces aquí?-dijo entonces una voz a sus espaldas.

-¡Me asustaste!-chilló con el corazón en la garganta de la impresión.

Deidara soltó una carcajada-si me di cuenta… Pero todavía no respondes…

-No podía dormir, así que pensé en dar una vuelta-explicó-¿tú?

-Yo…bueno-comenzó a decir acercándose a la figura oscura que era Sakura-la verdad es que fui a hacerte una visita nocturna, pero no estabas...así decidí buscarte

-¡Oh, no te hubieras molestado!-exclamó sarcástica tratando de ocultar su nerviosismo, Deidara estaba cerca, peligrosamente cerca-hubiera sido mejor para todos que te hubiera vuelto a tu cuarto…

-Es que me tenías intrigado-la luz de la luna entraba fría a través de las amplias ventanas de la cocina, iluminando todo el lugar con un brillo pálido que le permitió a Deidara ver como Sakura alzaba una de sus cejas en un gesto que denotaba confusión, asi que le explicó-y pensé que quizás…podías traicionarnos
Sakura había sido entrenada varios meses para no demostrar emoción alguna en esos casos, y así lo hizo.

-No debería decir eso, Deidara-san-espetó fríamente-si el jefe a dejado que me una es por que le he dado razones suficientes para confiar…y eso debería bastarte

-¡Hey, hey!... Sólo era una broma-le tranquilizó-la verdad es que vine a buscar algo para comer… pero esto-volvió a acercarse a ella para susurrarle cerca de su oído-ciertamente es mucho mejor...

Sakura se estremeció. No sabía ni cómo ni cuándo ni por qué, pero Deidara estaba mordiendo el lóbulo SU oído.

-¿Qué…qué haces?-preguntó aturdida por la repentina sensación de placer.

Como toda respuesta, Deidara bajó hasta su cuello y deslizó con el pulgar una de las tiritas de su pijama.
Apretó fuertemente los parpados en un intento de mantener la cordura, debía mantenerse fría…no podía mantener ese tipo de "actividades" con miembros del Akatsuki… ¡NO!

Pero su cuerpo no hacía caso a razones…Deidara lo hacía endemoniadamente bien y cuando sus labios por fin se encontraron ella no supo poner resistencia.

Su lengua entraba y salía con parcimonia, le exploraba todo con meticulosa paciencia, tratando de incitar la de ella a entrar en el juego... Y finalmente ella correspondió. El resto fue como una explosión.

Deidara la empujó hasta una de las paredes y la besó con fuerza mientas ella se colgaba a su cuello y lo atraía hacia ella por la nuca para profundizar aún más el contacto.

Sus respiración se aceleró al igual que la de él, sentía su corazón golpear fuerte contra su pecho, bombeando sangre como nunca en su vida.

Sentía la adrenalina, saber que lo que estaba haciendo estaba prohibido hacía que su excitación subiera a niveles insospechados.

Las manos de Deidara la recorrían entera, subían bajo su pijama hasta sus pechos y luego bajaban hasta sus muslos. Sus bocas no se detenían ni a respirar.

Volvió a tomarla por la cintura y la condujo entre besos hasta la mesa del comedor. De un salto Sakura se sentó sobre ella, separando sus piernas para dejar que Deidara se posicionara entre ellas.

De uno tirón el chico se deshizo de la malla ninja que usaba para dormir y esperó a que ella hiciera lo mismo con la parte de arriba de su pijama. La miró detenidamente

-No eres tan fea…-accedió con un dejo de lujuria que estremeció a la pelirosa.

-Y tú sin la malla pareces un chico…-pero Deidara la hizo callar, atrayéndola por la nuca para volverla a besar.

Estuvieron así uso instantes hasta que sintió una caricia en la nuca que la dejó sin aire. Se separó unos centímetros para mirar al rubio con los ojos bien abiertos, pero enseguida se comenzaron a entrecerrar, dejándose llevar por esa nueva y exquisita sensación. No eran sus dedos, era algo suave y húmedo
como…una lengua.

Entonces comprendido. ¿Así que las bocas que tenía en ambas manos servían para algo más que para el ataque?

La respuesta llegó como una caricia húmeda sobre uno de sus pechos.

-Mmm-no pudo evitar gemir, eso iba mas allá de cualquier expectativa.

Deidara sonrió con suficiencia el ver a la chica ida por el placer.

-Y esto-volvió a besarla-no es nada…-de un salto se posicionó sobre ella en la mesa. Sakura sólo se dejó hacer, estaba perdida en el éxtasis de las manos suaves y húmedas de su compañero.

Sintió una lengua abrirse paso por su muslo interno hasta sus bragas…

-¡Ay, Dios!-exclamó como acto reflejo. Deidara soltó un pequeña carcajada, complacido y enseguida presionó fuertemente sus labios contra los de ella, ahogando todos sus gemidos para que el resto de la organización no se despertara.

-Shhh-le susurró, mientras se encargaba deshacerse de las últimas prendas de ambos-vas a hacer que nos descubran, y así no podré acabar…

Sakura logró asintir entre gemidos mientras sentía como Deidara se abría paso para dar la primera envestida.

Se mordió la lengua para no gritar y arqueó su espalda hacia adelante de placer.

El rubio arremetió nuevamente y siguió con otra y luego otra y otra y así, cada vez más rápido y salvaje al tiempo que sus manos apretaban, lamían, mordían y succionaban cuanta piel pasara por sus dedos.

Sakura se aferraba fuertemente a él, enterrando las uñas en la piel desnuda de su espalda para no gritar.

Las envestidas se volvieron tan desenfrenadas que la mesa se estremecía bajo ellos, peligrando con desarmarse. Pero eso a ni uno de los dos les importó… Un poco más, sólo un poco y…

Sakura fue primero, contuvo un ultimo gemido y se dejó caer sobre la mesa, con la respiración entre cortada y los ojos cerrados, aun saboreando el momento.

Seguidamente, Deidara soltó un gemido ronco y se recostó sobre el pecho de la chica, ambos perlados en sudor.

-Increíble...-pensó la chica sin darse cuenta que también las palabras habían salido de sus labios.

Deidara sonrió socarron, sin apartarse del cuerpo de la chica.

Ino la miraba anonadada, con las mejillas encendidas de sólo pensar en… ¡Uf!-Increíble-repitió, mas para sí que para su amiga.

-Te lo dije…-suspiró, pensando que lo mejor sería no contarle lo de la salsa de chocolate ni lo de los helados…

-Pero… ¿Y después?

-Pues nos levantamos, nos vestimos y nos fuimos…-recordó-a la mañana siguiente hicimos como si nada, incluso se burló como siempre, pero yo no podía hacer más que sonreír…

-¿Pero ustedes…volvieron a…?

-Tooooditas las noches-respondió con una sonrisa pícara-y a veces durante el día. Deidara-kun tenía mucha imaginación, después de todo, él es un artista…

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