Posted by : Unknown domingo, 1 de febrero de 2015





Capitulo 17: Especial Navidad (II)


Los tres días previos a Nochebuena pasaron rápidamente entre preparativos y planes para aquella noche tan esperada por todos.

Izzy se marchaba a su casa esa misma mañana. Sus padres vivían en otro distrito más alejado del suyo, motivo por cual el chico había decidido ir a vivir con sus amigos de toda la vida, así se encontraría más cerca del campus.

Fue a casa de las chicas por la mañana para despedirse de ellas, cuando entró por la puerta parecía algo molesto, cosa que no pasó desapercibida por ninguna de las chicas que allí se encontraban:

- ¿Qué te pasa, Kou?- le preguntó Kari al ver lo serio que se encontraba su amigo.

- No nada- dijo él- solo que me gustaría quedarme con vosotros esta noche… pero bueno ya en otra ocasión.

- Bueno, será porque no tendremos ocasiones para estar todos juntos tras las Navidades- dijo Sora despidiéndose también de Izzy.

- ¡Ah!- dijo Izzy al recordar algo y sacó un fajo de papeles de su mochila y miró a Mimi para añadir- Mimi, esto es para ti.

Mimi tomó lo que el chico le entregaba y sonrió al verlo, eran sus billetes de avión de ida y vuelta de esas vacaciones, ella entonces le contestó:

- No tenías por qué imprimirlos tú, Izzy… ya bastante con que me ayudases a sacarlos, pero ¡muchas gracias!

- No me costaba nada- dijo él sin darle importancia- pásalo muy bien estas vacaciones y ya nos veremos a la vuelta.

Tras aquella breve despedida, Izzy se marchó de allí y ellas retomaron las tareas que estaban haciendo para tener todo preparado para esa noche. Mimi vio que Sora estaba realmente ilusionada con todo eso, la veía yendo de un lado a otro recogiendo cosas y ella misma llevaba la iniciativa para comprar cosas que necesitasen.

Se había vuelto también aficionada a las listas de Mimi, ella no lo había reconocido expresamente, pero la había visto en un par de ocasiones revisando todo lo que estaba apuntado e incluso añadiendo cosas nuevas.

Kari también se había dado cuenta de todo ello y uno de aquellos días pasados se lo había hecho saber a Mimi cuando estaban las dos solas:

- Sora está como nunca… hacía mucho tiempo que no la veía tan contenta.

- Sí eso parece- contestó Mimi sonriendo- parece que le van a sentar bien estas fiestas…

- Yo creo que hay algo más- dijo Kari con una mueca en su rostro de picardía- seguro que hay algo que no nos ha contado…

- No sé a qué te refieres- contestó Mimi confusa.

- Me refiero a que Sora últimamente no está tan ácida como siempre… bueno solo con Matt, la veo más sonriente y me parece muy raro que pase tanto tiempo fuera de casa y siempre se preste voluntaria para ir a hacer encargos cuando sé de sobra que es completamente reticente a participar activamente en estos asuntos… no sé, a mí me huele a amante o algo por el estilo.

Mimi se rió pero también a la vez se puso a pensar sobre lo que estaba diciendo Kari. Recordaba todo el comportamiento de Sora desde que la conoció hasta fechas actuales y la verdad es que en aquellos últimos días el cambio era bastante notable, aparte de que se la veía mucho más relajada que anteriormente, podía notar a su alrededor un aura positiva que de forma subliminal les afectaba a ellas, parecía que el humor de Sora se contagiaba y las hacía ponerse de mejor humor y más positivas.

- Ahora que lo dices, es cierto- dijo Mimi tras aquella breve reflexión- y como sea verdad que anda con algún chico, tenemos que averiguarlo como sea.

- Así me gusta, compañera- dijo Kari que parecía emocionarse por momentos.

Y desde aquel día intentaban vigilar algún cambio o algo que les diese una idea de a qué se debía aquel cambio de humor tan positivo que realmente las descolocaba, Mimi incluso se dio cuenta de que estaba incluso más cariñosa que de costumbre cuando una vez se encontraron de camino a casa y ella llevaba las bolsas de la compra para Nochebuena.

Sora se había acercado a ella sonriendo y se había ofrecido a ayudarla de forma calmada sin arrebatarle con brusquedad las bolsas como habría hecho antes, después mientras subían para su sorpresa, Sora le contaba todo lo que había ocurrido en su día y a su vez había escuchado atentamente todo lo que la propia Mimi le contaba cuando en otras ocasiones a Sora no le habría interesado nada de lo tuviera que contarle.

Le había contado todo aquello a Kari y ella se había quedado tan confusa como ella, pero a pesar de aquello y otras tantas situaciones extrañas no fueron capaces de averiguar cuál era su causa y Mimi cada vez pensaba menos que se tratase de algún amorío porque siempre con los chicos con los que solía estar eran Tai o Matt…

Ambas descartaron a los dos chicos de inmediato, después de lo que había ocurrido con ellos dudaban que Sora intentara volver a tener alguna cosa de algún tipo con ellos, además que Kari opinaba que su hermano estaba con Mimi y que jamás jugaría a dos bandas con las dos chicas.

Así que llegaron al día 24 y aún no sabían nada, por lo que optaron por olvidarlo y centrarse en lo que tenían que hacer, si Sora tuviera algo que ocultar seguramente lo acabarían descubriendo…

De repente, vieron que Sora tomaba su abrigo dispuesta a irse a la calle por segunda vez en la mañana y antes de abrir la puerta, se dirigió hacia sus compañeras para despedirse:

- Voy a comprar tabaco, chicas. Volveré en un rato.

- Espera Sora- dijo Mimi- yo también salgo ahora, que he quedado con Yolei para despedirme de ella, que ya mañana me voy y no la veo hasta que vuelva.

Sora al principio parecía disgustada de que se fuera con ella, pero notó que a medida que le iba dando la explicación iba relajando el gesto de molestia y lo aceptó pasando por la puerta delante de Mimi.

Cogieron el ascensor y en ese tiempo que se tardaba en llegar a la planta baja, Mimi intentó sonsacarle algo a su compañera:

- ¿Solo vas a bajar a comprar tabaco? Si quieres puedo comprártelo yo y luego te lo traigo…

- No, mejor que no- dijo Sora- con esa carita de nena buena que tienes seguro que aunque les enseñes el documento de residente extranjera no se creerían que tienes 20 años…

- ¡Qué simpática!- dijo Mimi mordazmente- seguro que me lo venden, descuida.

- No te molestes- contestó Sora- necesito salir a dar una vuelta y despejar la mente.

A Mimi le parecía una excusa de lo más estúpida, pero como Sora finalizó la conversación y no tenía intención de volver a retomarla, supo que no podría sacarle nada más, así que se resignó y esperó a que el ascensor abriera las puertas para salir de allí.

Llegaron a la calle y se despidieron tomando caminos distintos, Mimi vio cómo Sora se alejaba de allí con rapidez, como si temiera que Mimi cambiara de idea y decidiera ir con ella, pero Mimi no lo hizo a pesar de lo sospechoso que le resultaba todo, en verdad había quedado con Yolei y no iba a hacer esperar a su amiga por seguir a su compañera.

No había quedado muy lejos de allí así que rehusó de usar el metro y fue caminando, consultó su reloj un momento y vio que iba en hora por lo que no se dio tanta prisa en alejarse de allí como su compañera anteriormente.

De pronto, oyó una voz detrás de ella que la llamaba a gritos desde lejos. Ella se dio la vuelta sobresaltada y se encontró con que Yolei iba por detrás de ella corriendo para alcanzarla mientras intentaba esquivar a todas las personas que se negaban a apartarse de su camino.

Mimi sonriendo levantó la mano para hacerle ver que la había visto y esperó hasta que la chica llegó a su altura. Cuando llegó, se inclinó sobre sus rodillas mientras trataba de recuperar el aliento y Mimi esperó paciente a que la chica pudiera volver a hablarla:

- Te vi desde que cruzaste tu calle, pero yo estaba lejos y tuve que correr detrás de ti para alcanzarte…-  decía Yolei cuando por fin dejó de jadear- si vieras cómo me miraba la gente mientras daba voces…

- Lo siento- dijo Mimi- no te oí…

- No importa- dijo Yolei- ¡vamos!

Siguieron caminando a lo largo de aquella calle tan transitada en dirección a donde habían quedado mientras hablaban de cotilleos de sus compañeras de su clase y ponían verdes a sus profesores riéndose de ellos lejos de su presencia.

Llegaron a una cafetería donde pensaban entrar a tomar algo, era pequeña pero como había pocas personas allí, no daba ese aspecto. No tuvieron problema en encontrar una mesa donde sentarse y al momento un formal camarero fue a tomarles el pedido.

Ambas pidieron un café cargado y caliente y el chico se fue de allí tras una pequeña reverencia propia de los japoneses que Mimi apenas veía entre los japoneses de su alrededor.

No tardó mucho en traerlo y cuando ya ambas chicas estuvieron servidas, comenzaron a hablar tranquilamente de sus cosas:

- ¿Al final qué harás en estas vacaciones?- preguntó Mimi a su compañera mientras ella soplaba a su café para que se enfriara.

- Bueno…- dijo Yolei- supongo que pasaré estas vacaciones con mi familia en Osaka y en Kyoto. ¿Tú qué harás en Estados Unidos?

- Pues supongo que estar con mi gente y mi familia- respondió Mimi sonriendo ante esa idea- tengo muchas ganas de verlos a todos…

- Tu madre estará molesta porque no vas en Nochebuena, imagino- puntualizó Yolei.

- Está algo molesta- le explicó Mimi mientras daba el primer sorbo a su café- pero bueno, en el fondo es una sensiblera y cuando le he dicho que Sora se quedaba sola, parece que se ha ablandado…

- ¿Ya tenéis todo preparado?- preguntó Yolei.

- ¡Sí!- asintió emocionada Mimi- los chicos llegaran por la noche antes de cenar… ¡nos lo pasaremos genial!

- ¿Y qué vas a hacer con lo de Taichi y Michael?- preguntó de repente Yolei cortando cualquier intento de Mimi de volver a retomar la anterior conversación- ¿vas a volver a tu casa sin tomar una decisión?

Mimi notó el cambio de tono de Yolei a otro mucho más serio e incluso más duro, sabía la opinión de su amiga sobre todo ese tema y constantemente la recriminaba que fuera tan indecisa y que alargara de aquella forma toda esa locura. Pero ya había elegido y pensaba dejarlo todo bien atado antes de volver:

- No volveré a casa sin arreglar esto- se intentó explicar ella- solo que es demasiado difícil… nunca me había ocurrido nada así y si la situación fuera de otra persona supongo que le diría lo mismo que me estás diciendo tú… pero este es mi problema y no soy capaz de pensar con claridad.

- Si yo te entiendo Mimi- dijo Yolei- pero tienes que entender que no puedes seguir así… Taichi te ha dicho lo que siente y Michael empieza a pensar que pasa algo raro, ¡no puedes seguir con esta incertidumbre!

- ¡Lo sé!- exclamó Mimi elevando un poco el tono de voz- por eso ya he tomado una decisión y no voy a dar marcha atrás…

- ¿Y qué vas a hacer?- preguntó Yolei realmente interesada en la respuesta.

Mimi tardó en contestar. Le dolía la decisión que había tomado y le daba la impresión de que si al fin se lo decía a alguien más, esa decisión sería la definitiva y ya no habría marcha atrás. Pero aún así tomó aire y dijo con un tono tan firme que hasta a ella le sorprendió:

- Voy a seguir con Michael.

Tras decir aquello, notó que Yolei se ensombrecía un poco, pero no entendía por qué, temió que su amiga no lo entendiese y se apresuró a darle explicaciones:

- Es que Yolei…- comenzó a duras penas- yo le quiero, son dos años juntos de perfecta relación y sí, reconozco que siento algo por Taichi y no lo puedo ,evitar… pero tengo que ser razonable, solo estaré aquí hasta verano y si decidiera dejarlo todo por él, solo estaríamos ese tiempo… ¿y luego qué? Me iré a Estados Unidos y tendremos que dejarlo, y a esas alturas sería tan horrible para los dos que nos destrozaría el corazón…

- ¿Quieres a Michael?- preguntó Yolei interrumpiéndola.

- ¡Claro que lo quiero!- exclamó Mimi- es el chico más maravilloso que podría conocer jamás, es mi mejor amigo, mi alma gemela…

- ¿Eso me lo estás diciendo a mí o a ti misma?- preguntó Yolei una vez más.

- ¿Nos podemos ir ya?- dijo Mimi que se la veía bastante angustiada con aquella conversación.

Yolei no contestó, solo se encogió de hombros y se levantaron para pagar y marcharse de allí, pero cuando salieron a la calle, Yolei prosiguió con la conversación:

- Si no me quieres contestar es cosa tuya Mimi, pero todo esto que me estas contando a mí se lo vas tener que contar a Taichi… y a mí me da lo mismo pero a él no le va a dar igual.

- ¿Te crees que no lo sé?- contestó Mimi elevando más la voz nerviosa- sé que no se lo va a tomar nada bien y esta ya será la definitiva, después no va a querer saber nada más de mí y voy a tener que verle todos los días recordando estos fantásticos días que he pasado con él. Y además seguramente que la relación con todos no será la misma… Kari me odiará y Sora pasará de mí. Sé que todo será una mierda a partir de ahora pero todo esto lo hago por él…

Su amiga no decía nada, su gesto de dureza parecía haberse suavizado ante aquellas palabras desesperadas, se acercó a Mimi y la abrazó con fuerza.

Con ese acto afectuoso, Mimi sollozó ligeramente en el hombro de Yolei y se quedaron en esa posición durante unos minutos a pesar de las miradas de extrañeza de los transeúntes.

- No preocupes- dijo Yolei cuando se separaron- pase lo que pase yo estaré apoyándote y también están las chicas de clase… además, no creo que tus compañeras te lo tengan en cuenta, supongo que se enfadarán pero seguramente se les pasará.

- Espero que tengas razón- contestó Mimi sollozando un poco.

- Bueno Mimi- dijo Yolei sonriendo- siento dejarte así, pero se nos va a hacer tarde… te llamaré mañana antes de que te vayas para decirte adiós.

- De acuerdo- dijo Mimi apartando con su mano derecha las lágrimas que amenazaban con correr por sus mejillas.

Se despidieron entre abrazos y frases de ánimo por parte de Yolei y se separaron yendo cada una por un lugar distinto.

Mimi se quedó sola y decidió coger otro camino para volver a casa más largo, no le apetecía nada llegar pronto a casa porque seguramente Kari habría salido con Daisuke para despedirse y Sora no creía que estuviera en casa.

Tomó el camino que solía coger cuando volvía de clase andando con Yolei, ella sonreía al recordar lo poco que le gustaba a su amiga el metro como medio de transporte y trataba por todos los medios de no tomarlo aunque tuviera que estar andando durante una hora.

Así pues la joven norteamericana siguió caminando reconociendo cada rincón de aquel camino y sintió que lo echaría mucho de menos mientras estuviera en casa esas vacaciones y más aún cuando se marchase definitivamente…

Definitivamente. No le gustaba pensar en aquella horrible palabra, aquellos cuatro meses en Tokio habían sido los mejores de su vida y aunque al principio las cosas no habían resultado como ella hubiera deseado supo adaptarse y llevar una convivencia pacífica, e incluso amistosa con las dos chicas. Luego estaban sus amigas de clase junto con Yolei con las que había estado tan a gusto y que tanto la habían ayudado a integrarse. Y sin olvidar a Matt, Izzy y Tai…

De repente, Mimi se paró en medio de un parque. Lo reconoció, siempre cruzaba aquel lugar para ir a su casa cuando tomaba ese tramo, pero no reparó en él por ese motivo, si no por otro muy diferente… allí fue donde Tai y ella se conocieron la primera vez.

Se echó a reír al recordarlo y más se rió cuando se acordó de la cara de tonta que se le quedó cuando él le pidió que fingiese ser su novia… ¿Quién iba a decirles que meses después tendrían ese mismo problema? No podía creer que todo lo que habían vivido juntos terminase de aquella manera tan estúpida y por su culpa… si lo hubiera conocido con otras circunstancias seguramente que las cosas hubieran sido muy distintas.

Mimi intentó alejar todos aquellos recuerdos de su mente y decidió seguir caminando para no pensar en nada más.

Pero no pudo seguir caminando, enfrente de ella se encontró con algo que la dejó clavada en el suelo totalmente boquiabierta. Al principio, pensó que se había confundido de personas y volvió a mirar una segunda vez, pero nada había cambiado porque seguían siendo las mismas personas que antes había
visto.

Frente a ella se encontraba Sora, que obviamente no la había visto porque se encontraba besándose en medio de la calle ni más ni menos que con el mismísimo Ishida Yamato.

Mimi no sabía qué hacer, aquello era lo más extraño que había visto desde que había llegado a Japón. Acababa de descubrir aquel secreto que Sora parecía esconder y no se lo creía… aunque muy en el fondo había llegado a plantearse que su compañera pudiera albergar algún tipo de sentimiento hacia su amigo, tantos intentos de llamar constantemente la atención del chico aunque tratase de disimularlos, eran realmente evidentes.

Entonces decidió que lo mejor era alejarse de allí lo más deprisa posible, solo de pensar en que ellos reparasen en su presencia y ella no supiera ni cómo reaccionar le daban ganas de echar a correr.

Pero no pudo escabullirse como ella hubiese querido porque de repente oyó la inconfundible voz del rubio llamándola:

- ¡Ey Mimi!

Ella volvió a voltear hacia donde ellos estaban y se encontró con que Matt levantaba su mano izquierda saludándola y Sora miraba al suelo sin ser capaz de descifrar el gesto que tenía en el rostro. Se acercó a ellos porque no le quedaba otro remedio tratando de disimular la expresión de pasmo que traía en la cara, pero no lo logró:

- ¿Por qué traes esa cara, mujer?- dijo Matt que lo había notado.

- Bueno…- empezó Mimi evitando mirar a Sora- yo es que pasaba por aquí que acabo de dejar a mi amiga y bueno… no sabía que estabais juntos ni nada.

- ¿Cómo?- preguntó Matt confuso y miró a Sora para preguntarle- ¿no les habías dicho nada?

- No sé qué es exactamente lo que tendría que contarles- contestó Sora que ahora miraba al chico- que yo sepa no estamos saliendo ni nada por el estilo.

- Bueno…- dijo Matt que no sabía realmente qué contestar- pero aún así son tus compañeras, ¿no?

- No recuerdo que Taichi y Mimi nos contaran nada de lo suyo- contestó simplemente Sora.

- ¿No estáis saliendo?- preguntó Mimi ignorando la última nota de Sora.

- No exactamente- dijo Matt sonriendo de forma encantadora- simplemente recordamos lo bien que lo solíamos pasar cuando estábamos juntos antes…

Y rápidamente, Matt relató cómo había ocurrido todo. Sucedió en aquellos días que Sora había estado enferma, Tai le había contado que ella estaba bastante enferma y fue a visitarla.

Fue un día que había coincidido que ni Kari ni Mimi habían estado en casa y Sora se había quedado sola intentando curarse del resfriado por orden expresa de Mimi. Entonces, él llegó y se quedó toda la tarde con ella hablando y recordando sus tiempos de adolescentes.

Y entonces, sin que Matt se lo esperara, ella le besó largamente y le dijo que llevaba mucho tiempo deseando volver a estar con él. Al principio, reconoció Matt, se mostró reticente a aquello y no sabía muy bien cómo actuar, pero ella entonces volvió a besarle y ya él no pudo contenerse por más
tiempo y la correspondió dejándose llevar.

-Y desde aquel día, nos estamos viendo…- finalizó Matt el relato y parecía muy feliz por todo lo que le había contado.

Mimi miraba a Sora que parecía abochornada y lo comprendía. Se había dado cuenta de que el chico no sabía nada sobre lo del aborto de su amiga y Sora no había sido capaz de ser sincera con ellas por miedo a lo que pudieran preguntarle o pensar de ella, ya que sabía que ellas conocían sus aventuras con los dos chicos aunque se había negado a hablar sobre ese asunto… pero había otra cuestión que no llegaba a comprender, ¿por qué había  decidido volver a estar con Matt después todo lo que le había pasado? ¿Realmente las suposiciones sobre los sentimientos de Sora hacia el rubio eran auténticas?

No quiso preguntar nada más porque vio que Matt estaba muy contento y Sora también parecía bastante animada con todo aquello así que simplemente dijo:

- Ha sido toda una sorpresa… pero bueno, ¡qué bien! ¡me alegro de que estéis juntos!

Vio que Sora sonreía agradecida, sonrisa que solo pasó desapercibida por Matt que en ese momento estaba mirando la hora en su teléfono móvil y decía:

- Bueno… yo creo que deberíamos irnos ya hacia vuestra casa, supongo que Tai no tardará en llegar y mi hermano me dijo que iría hacia allí en cuanto nuestra madre se marchase a trabajar.

Las dos chicas asintieron y emprendieron la marcha los tres juntos. Matt estaba intentando tomar la mano de su amiga mientras caminaban pero ella le rechazaba constantemente hasta que finalmente ella terminó por decir:

- ¡Estate quieto Yamato! Ya sabes que yo paso de todas esas tonterías…

- ¡Cómo eres!- bufó Matt que sonreía divertido- aunque intentes demostrarlo todo el tiempo, todos sabemos que en realidad no eres tan dura, Sora.

Ella bufó también pero molesta, aunque no era capaz de disimular el ligero sonrojo que cruzaba por sus mejillas. No hacía falta que Matt lo dijera, Mimi ya sabía que Sora en realidad era una persona sensible y cariñosa aunque se empeñase en parecer desagradable y antisocial.

Pero Matt no intentó seguir con aquel gesto cariñoso con la chica y los tres fueron hacia la casa de éstas. Pronto abandonaron aquel parque y tras una calle más llegaron a ver el edificio de apartamentos.

Cuando llegaron al portal, Sora sacó la llave y abrió para darles paso a los tres hacia el ascensor. Mientras esperaban a que llegase, Mimi se acordó de algo importante y se apresuró a preguntarles:

- ¡Un momento! Si vosotros lleváis todo ese tiempo juntos… ¿a qué vino toda la tontería de que besases a Tai? ¿Cómo se te ocurrió proponerle que besara a un chico, Sora?

- No sé- dijo Sora entre risas- nos pareció gracioso hacer esa tontería… y si estás pensando que debería ponerme celosa o algo por el estilo, ni lo sueñes… eso de los celos no va conmigo…

Mimi le hubiera replicado, pero no lo hizo. Ahora que sabía todo lo que había ocurrido, se acordó de algunas reacciones que Sora había tenido anteriormente hacia las supuestas fans del chico cuando estuvieron viéndolo actuar y cuando le había contado lo de la vecina que había sido su ex novia… aquellos habían sido celos y aunque los había intentado disimular con indiferencia o desprecio hacia el chico, no dejaban de ser celos…

Mientras, Matt y Sora estaban recordando aquella hazaña entre risas mientras subían al ascensor y Mimi decidió unirse a la conversación fingiendo sentirse molesta cuando Matt le insinuaba que desde aquel día Taichi le miraba distinto:

- Sí, Yamato- decía Sora- yo sé cómo te mira Taichi… te mira con ganas de colgarte del balcón en cualquier momento que bajes la guardia.

Las puertas del ascensor se abrieron dándoles paso hacia el largo pasillo, salieron de allí entre risas y Mimi empezó a abrir la puerta de su casa.

Cuando la terminó de abrir, oyeron unos fuertes gritos en el salón que los dejó mudos. Mimi reconoció la voz de Kari que no dejaba de gritar como una loca y se alarmó. Se apresuraron a entrar en la casa con cuidado para averiguar qué era lo que estaba sucediendo para tener a la chica tan alterada.

Abrieron la puerta del salón con cuidado y se encontraron en plena discusión entre Kari y Takeru. Ambos se encontraban en medio del salón tan concentrados en gritar más que el otro que no los habían oído llegar.

Kari estaba completamente fuera de sí y Takeru seguía el mismo camino aunque parecía menos nervioso que la chica:

- ¡Tú no eres nadie para acusarme de algo así! ¡No sabes nada de mí!- gritaba Kari totalmente enardecida como nunca la había visto Mimi.

- Sé de ti lo suficiente para saberlo- contestaba Takeru.

- ¿Por qué no te quedaste en Francia? Estaba genial sin ti… pero viniste solo para joderme la vida- seguía Kari gritando.

- Claro que estarías genial… tirándote a todo bicho viviente que hay en Tokio, ¿verdad?- decía Takeru que sonaba horriblemente sarcástico, algo bastante extraño en él- ¿Te crees que no sé que te andabas acostando con mi propio hermano?

- Eso a ti no te importa- dijo Kari que gritaba aún más fuerte- ya me dejaste claro que todo lo que haga te importa una mierda…

- A mí me da igual- contestó Takeru- pero Daisuke es mi amigo y está loco por ti…

- Yo también quiero a Daisuke- se apresuró a replicar Kari- le quiero más de lo que he podido llegar a quererte a ti, aunque no te lo creas.

- ¿Ah sí?- preguntó Takeru- pues vaya, ¡qué casualidad que antes de que yo llegase le tratases como un trapo y después te faltaron días para empezar a salir con él!

De repente, Sora dio un fuerte golpe con su puño contra la puerta para finalizar de una vez aquella discusión que se les estaba yendo de las manos y ambos jóvenes se dieron la vuelta asustados por el repentino golpe. En cuanto vieron a los tres recién llegados, sus rostros se transformaron en pánico y no supieron cómo reaccionar. Sora comenzó a hablar muy enfadada:

- ¿Se puede saber qué coño está pasando aquí? ¿Así es como queréis pasar la Nochebuena todos juntos?
 
Ninguno de los dos contestó. Kari comenzó a llorar histérica y salió corriendo hacia su habitación y Takeru se dirigió hacia donde ellos estaban y apartándolos de su camino se marchó de la casa dando un portazo tras de sí.

Tras darse cuenta de lo que acababa de pasar, Matt salió corriendo de la casa siguiendo a su hermano para darle alcance y Sora y Mimi corrieron hacia la habitación de Kari para ver qué había ocurrido.

La Nochebuena no comenzaba con buen pie y seguramente acabaría aún peor…

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