Posted by : Unknown jueves, 5 de febrero de 2015






Capitulo 29: Confusiones

Mimi volvía esta vez a su casa rebosante de felicidad, no se ponía a dar saltos de alegría porque estaba en medio de la calle y la gente la miraría extraño, pero motivos tenía para ser feliz.

Había quedado un par de horas antes con su novio después de que él mismo instase ese encuentro de una forma muy persistente, le había dicho que tenía algo muy importante de que hablarle y eso le preocupó, nunca ese tipo de conversaciones iniciadas con un "tenemos que hablar" llevaban a buen puerto…

Pero aún así, accedió a quedar con él y a escuchar lo que tuviese que decirle. Salió de la biblioteca donde estaba estudiando sola a la hora acordada y allí mismo en la puerta se lo encontró esperándola apoyado en la pared mientras se fumaba un cigarro. Ella frunció el ceño al verlo, por mucho que ella y Hikari habían intentado quitarle ese mal vicio, él se había aferrado aún más a él… a veces pensaba que sólo lo hacía para que ellas se molestasen…

Se acercó a él y antes de que se diese cuenta de su presencia, le arrebató el cigarro de la boca y lo arrojó al suelo pisándolo acto seguido ante la mirada atónita del chico.

- ¿Pero qué…?- sólo acertó a decir Taichi viendo lo que ella hacía.

- ¿Qué te tenemos dicho Hikari y yo, Taichi?- empezó ella a regañarle como si fuera un niño pequeño- ¡eres deportista y no debes fumar! Y aunque no lo  fueras tampoco deberías hacerlo…

Él, ante tanta regañina antes de un saludo, se echó a reír y dijo:

- ¡Menudo carácter! Ahora me acuerdo de por qué me gustas tanto…- se inclinó para besarla, pero ella puso la mano en su pecho alejándole.

- Ahora no me beses con ese pestazo a tabaco, por favor- dijo ella desprendiéndose de él.

- ¡Tú te lo pierdes!- dijo él- buscaré a otra chica que no tenga tanto problema conmigo…

- ¡Idiota!- contestó ella abrazándole- ¿Qué tenías que contarme?

- Es sobre cuando se acabe el curso y tú tengas que volverte…- contestó él de forma seria.

- Ah, eso…- dijo ella abatida- ya te dije que no podía hacer nada más que prorrogar la matrícula, pero hablé con mi padre el otro día y me dijo que no creía que me la dieran porque con la crisis económica en Estados Unidos estaban recortando en materia de ayudas y becas…

Dejó de hablar de repente porque vio que Taichi sonreía de una forma un tanto estúpida… como si todo lo que le estuviera contado fuera muy gracioso.

Ella volvió a fruncir el ceño, no pensaba que lo que le pasaba con la beca fuese gracioso, así que acertó a preguntar:

- ¿Qué es tan gracioso?

- No, nada- contestó él- es que tenía que preguntarte algo… ¿en Nueva York no hace mucho frío, verdad?

- Dependiendo de la época- contestó ella confundida por la pregunta que tan poco sentido tenía en ese momento- ¿por qué?

- Porque no me gusta el frío muy exagerado…- contestó él a la vez que miraba al cielo en ese momento- y si tengo que irme a vivir allí tendré que saber adónde me voy a dirigir, ¿no crees?

Mimi se quedó un momento mirándole como si estuviese desvariando, pero de repente abrió mucho los ojos al darse cuenta por fin a lo que el chico se estaba refiriendo y empezó a balbucear:

- Quieres… quieres decir que…

- Sí- afirmó él sonriendo-
si tú no puedes quedarte conmigo, yo me iré contigo a Estados Unidos…

Acto seguido, comenzó a contarle todo acerca de la charla que había tenido con su padre el día anterior y todo lo que tenía que hacer para conseguir esa tan ansiada beca. A medida que las palabras brotaban de sus labios con nueva información podía observar que el rostro de su novia cambiaba transformándose en una enorme sonrisa y vio cómo el brillo de sus ojos se intensificaba reflejando cuán entusiasmada se encontraba con la idea.

- ¿Lo dices en serio?- fue lo que dijo ella cuando él terminó de hablar, aún quería oír de su boca aquella gran noticia para cerciorarse de una vez de que no estaba soñando.

- ¡Completamente!- respondió él con una enorme sonrisa en los labios.

- ¡No me lo puedo creer!- dijo ella dando un enorme grito y lanzándose a sus brazos mientras se reía con fuerza- ¡entonces podremos estar juntos!

- Bueno…- dijo él no queriéndose entusiasmar demasiado- primero me la tienen que conceder y luego ya sí que lo podremos decir…

- Seguro que te la darán- dijo ella muy convencida- la beca deportiva es lo mejor que podrían darte, Tai… ¡Eres el mejor!

- Gracias, mi amor- dijo él riéndose- pero también tengo que aprobar la carrera, si no, me quedo aquí…

- ¡Pues ya sabes lo que tienes que hacer!- dijo ella dándole a la vez golpecitos en el pecho- a partir de ahora tienes que empezar a ir a clase y a aprobar todo…

- Ya lo he hecho- contestó él- ya he vuelto a clase y ya empiezo a ponerme al día… de verdad que es un sueño… siempre he querido irme allí… y si me puedo ir con la mujer más guapa y maravillosa del mundo no puede haber nada mejor.

- ¡Te quiero!- dijo ella de repente volviendo a abrazarle con fuerza mientras sus labios capturaban los de él en un arrebatador beso que lo pilló desprevenido pero que rápidamente fue correspondido con la misma intensidad, una vez se separó de él lo miró a los ojos y dijo- No puedo creer que estés haciendo todo esto por estar conmigo… ¡Eres lo mejor que me ha pasado!

- Después de todo lo que hemos pasado no pienses que te voy a dejar escapar tan fácilmente… No es tan fácil librarse de Yagami Taichi- contestó él sonriendo.

- Pero Tai…- dijo ella de repente seria- ¿te das cuenta de que tendrás que dejar atrás a tus padres y a tus amigos para irte a vivir al otro lado del mundo y empezar de nuevo? ¿Y si no sale bien…?

No quería decirlo, pero la idea de que su novio tuviera que dejar todo atrás para estar juntos la hacía sentirse tremendamente mal… tenía miedo a que no saliese bien y arruinarle la vida, le halagaba lo que estaba haciendo por ella, pero no le gustaba que tuviese que hacer tal sacrificio por ella. 

Pero de repente, él puso un dedo en sus labios haciéndola callar de pronto y entonces mirándola directamente a los ojos con un brillo de decisión en ellos comenzó a hablar:

- Mimi… escucha lo que tengo que decirte. No le tengo miedo a lo que me encontraré en Estados Unidos ni tampoco a dejar todo lo que tengo aquí…

¿Sabes por qué? Porque tú estarás allí y sé que nada va a salir mal si tú estás conmigo. Además en una ocasión te dije que ir a Estados Unidos a jugar en un equipo profesional era mi sueño y esta es mi gran oportunidad.

- Pero…- seguía insistiendo ella no muy segura de lo que estaba pasando.

- ¿Pero qué?- dijo él de repente empezando a desesperarse- no pienses en lo que sucederá quizá nunca… piensa en lo que tenemos ahora y disfrutemos cada día sin pensar en si nos irá bien o no.

Ella le miró sonriendo, ese era su Taichi siempre tan seguro de sí mismo y tan impulsivo. Sabía que esa sería la respuesta que él le daría, siempre una respuesta que no se había parado a pensar detenidamente y que consideraba que era lo normal que todo el mundo debía de pensar. Sabía que él tenía razón, pero no podía evitar sentirse mal por lo que tenía que hacer por ella.

- Ya lo sé, Tai…- dijo ella- pero no quiero que tú estés mal y aunque siempre digas que hay que vivir el presente y no preocuparnos por lo que sucederá, tú también tendrás tus dudas sobre esto, ¿no?

- Por supuesto que no- dijo él de forma firme, pero sabía que era mentira, podía ver en sus ojos un atisbo de duda, pero que trataba de disimular bajando la mirada para que no le descubriese.

- Tai…- empezó a llamarle ella con una voz de regaño para que se diera cuenta de que lo había descubierto- no me mientas. 

Él chascó la lengua molesto y entonces dijo:

- Está bien, admito que tengo algunas dudas, pero sólo unas pocas- entonces él le tomó de las manos y dijo- Mimi, de verdad que quiero irme contigo a Nueva York y bueno, si sale mal por lo menos tendré por seguro que hicimos todo lo que pudimos por estar juntos, ¿o no?

- Tienes razón- dijo ella por fin convencida- si no lo intentamos nunca sabremos qué pasará…

- Esa es mi chica- dijo él sonriendo complacido- todo irá bien, te lo prometo.

Después de ello, ella se había sentido muy segura de que todo iba a salir bien y sentía cómo el peso de la preocupación que había tenido desde que había empezado a salir con él desaparecía como si nunca hubiese existido. Ya no sentía esa sensación tan desagradable al pensar en el día que tuviera que volver y no lo sentía porque ya no tenía que hacerlo sola, lo haría con el chico más maravilloso que habría conocido nunca…

Con una sonrisa en los labios, caminó hacia la primera boca de metro que se encontró de frente y bajó las escaleras para perderse por los túneles que la llevarían a los andenes del metro para por fin llegar a casa y contarle a sus compañeras las nuevas noticias.

Hikari daba vueltas por el salón con las manos entrelazadas y moviéndolas de una forma irritante, Daisuke estaría a punto de llegar en cualquier momento y aún no estaba segura de lo que tenía que decirle… ¿Debía ser directa sin andarse por las ramas? ¿O quizá debería adornarlo un poco? ¿O tal vez salir corriendo y no volver a saber nada de nadie?

Se llevó las manos a la cabeza invadida por el nerviosismo y la incertidumbre, ¿qué debía hacer? Pensaba en él y sentía que se le contraía el estómago por la angustia y la culpabilidad. En verdad que había empezado a salir con él para alejarse de Takeru aunque finalmente hubiese sido sin éxito alguno, pero tenía que reconocer que había sido el mejor novio que había tenido, aquellos casi seis meses de relación la había colmado de las mejores atenciones y cariños que al recordar le hacían sonreír pero a la vez la entristecían… ¿Cómo podría ser capaz de hacer daño a una persona que había sido tan buena con ella?
De pronto, se oyó el timbre de la puerta de entrada de su casa y dio un respingo, no pensaba que fuera Mimi porque ella tenía llave y Sora estaba en su habitación que había llegado hacia una escasa media hora de Kyoto… así que no podría ser otra persona más que Daisuke.

Antes de abrir la puerta, dio un largo suspiro para intentar serenarse y abrió con decisión la puerta para encontrarse allí con él, allí estaba frente a ella con la respiración agitada y los cabellos alborotados, sonrió al descubrir el por qué, su tremenda hiperactividad le impedía esperar al ascensor y como siempre hacía cuando iba a verla prefería subir las escaleras corriendo… no pudo evitar recordar a su hermano y aunque Taichi lo negase, aquel chico que tenía enfrente de ella se le parecía mucho más de lo que pretendía.

- ¡Hola!- la saludó él con efusividad mientras recuperaba el aliento- ¿no he tardado mucho, verdad?

- No…- dijo ella sin poder pensar en una respuesta mejor- pero pasa, no te quedes ahí.

El chico obedeció y se internó en el interior junto a ella, le llamó la atención que no se inclinase para besarla como hacía siempre que se veían… Eso no le hacía gracia, él sabía lo que le esperaba ya.

Ambos entraron en el salón, Hikari no parecía notar en él ningún signo de que supiera lo que pasaba porque lo notaba muy relajado, pero aún así había pequeños detalles en su forma de actuar que le hacían pensar que sí lo sabía… No sabía qué hacer y cada vez se arrepentía más de haberle llamado sin haber pensado antes en lo que debía decirle…

- ¡Anda! No me había fijado en que esto estaba aquí- oyó de repente al chico hablar.

Volvió la vista hacia él y le descubrió mirando algo en uno de los estantes de la estantería del salón. Intrigada, se acercó a mirar de qué se trataba y le descubrió mirando algo que la hizo sonreír de forma involuntaria, era un peluche en forma de corazón que él le había regalado junto con un enorme ramo de rosas cuando cumplieron el primer mes de relación… Había pasado mucho tiempo desde entonces, pero aún lo recordaba como si fuese ayer…

Aquel día había sido un día caluroso del principio del otoño cuando aún el frío noviembre no había invadido el lugar y aún se apreciaban los últimos retazos de un verano que se resistía a terminarse. Ella recordaba aquella agradable brisa proveniente del mar a la vez que veía que el sol caía lentamente cada vez más pronto alargando un poco más cada día las largas noches de invierno que les sucederían.

Justo en ese momento, oyó una voz que la llamaba distrayéndola de sus cavilaciones y volvió la cabeza hacia allí. Sonrió al ver a Daisuke corriendo en dirección a la que ella se encontraba con un brazo en alto saludándola ilusionado, se fijó en que llevaba un enorme ramo de flores en el otro brazo y un gran paquete que trataba de proteger a la vez que corría.

Cuando llegó donde estaba ella, se quedó parado un momento para recuperar el aliento, momento que duró apenas un suspiro porque al segundo levantó la cabeza y sonriendo se inclinó hacia la chica para darle un beso en los labios a modo de saludo correspondido de buen grado por la chica. 

Después de este acto cariñoso, Daisuke se llevó su brazo derecho a la cabeza y dijo:

- ¡Vaya, llegaste antes que yo! Y yo que quería que todo esto fuera una sorpresa…

- Daisuke…- dijo ella mirándole ceñuda- dijiste que quedábamos a las 6 y media aquí y a esa hora estaba yo aquí y tú has llegado cinco minutos tarde…¿Cómo esperas llegar antes que yo para darme una sorpresa retrasándote tú?

- Culpa mía, lo siento- dijo él sonriendo- bueno, aunque ya no sea una sorpresa… ¡Feliz primer mes, Hikari! He comprado esto para ti…

Hikari sonrió ampliamente mientras tomaba los dos obsequios que su novio le entregaba. Primero tomó el enorme ramo de rosas y aspiró su aroma produciéndole su olor una sensación infinita de bienestar, sintió el impulso de sentir su tacto en sus manos y rozó con su dedo índice uno de los pétalos de una de las flores notando su tacto suave y delicado. Amaba las flores y sobre todo las rosas.

Pero nada de lo que Daisuke le tenía preparado había terminado, en ese momento el chico le ofreció el enorme paquete envuelto en un papel precioso. Ella dejó las flores en el banco donde había estado esperándole anteriormente y se dispuso a abrir el paquete encontrándose rápidamente con un enorme peluche en forma de corazón rojo.

Ella se echó a reír por todos los regalos y sin hacérselo saber al chico se echó a sus brazos de forma impulsiva para abrazarle afectuosamente. Él la tomó por la cintura para acercarla más a él y profundizar aquel abrazo, mientras le decía en el oído:

- ¡Te quiero mucho, Hikari! Sé que esto no es suficiente para expresarte todo lo que siento por ti, pero…

- ¡No digas nada!- dijo ella ahora mirándole a los ojos- Es todo perfecto. Soy afortunada de tener junto a mí, Daisuke…

Hikari sonrió ante esos buenos recuerdos. Después de esa maravillosa celebración del primer mes de relación se sucedieron otros tantos momentos inolvidables y llenos de romanticismo en los que incluso ella había puesto de su parte para hacerle pasar a su novio el mejor día de su vida… Habían sido unos seis meses increíbles, sin duda, y lo que más le apenaba era que nunca había sido capaz de decirle a Daisuke un simple "te quiero" aunque sólo fuera por hacerle feliz…

Le miró entonces a él con el corazón entre las manos sonriendo contento y sintió deseos de echarse a llorar, no quería hacer daño a una persona tan importante en su vida, pero no lo quedaba más remedio…

- Dai…- cuando por fin se había armado de valor comenzó a hablar, pero el chico se apresuro a interrumpirle.

- Hikari…- dijo él ahora de espaldas a ella con el regalo aún en sus manos- la verdad es que estos seis meses contigo han sido los mejores de mi vida, y sí, a pesar de que tú no me has querido tanto como te he querido yo, al menos has sido la novia que más feliz me ha hecho de todas…- de pronto se dio la vuelta para encararla y dejando la peluche otra vez donde estaba tomó las manos de la chica entre las suyas continuó hablando- pero quiero que sepas que si quieres dejarme no te lo impediré… aunque yo te seguiré queriendo de igual manera que ahora.

- ¡Lo siento!- dijo entonces ella rompiendo a llorar- me duele muchísimo hacerte esto, Daisuke… pero es que no está bien, no puedo seguir contigo como si nada después de lo que ha pasado…

- No digas nada, Kari…- dijo él de repente utilizando su diminutivo por primera vez en mucho tiempo- no quiero que me lo cuentes, sólo nos haría más daño… ¿Entonces quieres que lo dejemos? ¿Lo has pensado bien?

- La verdad no…- dijo de forma sincera ella con una sonrisa amarga- si por mí fuera no lo haría y te pediría que siguiéramos… pero no sería justo para nadie. Así que no tengo otra alternativa… ¡Perdóname!

- No hay nada que perdonar, Kari- dijo él que trataba de mostrar tranquilidad aunque se podía ver en su rostro que no estaba muy contento con lo que estaba pasando- Escúchame… eres una chica increíble, Hikari y no quiero que luego te tortures a ti misma por nada. Yo te quiero porque eres increíble y porque nunca voy a conocer a ninguna otra como tú…

Hikari iba a contestar, pero de repente se oyó un gran golpe en la puerta de entrada que los sacó de lo que estaban hablando. Luego se sucedieron más golpes con igual o mayor intensidad que el primero… Parecía que alguien quería entrar a toda costa y eso asustó a Hikari un poco, pero acertó a preguntar:

- ¿Quién… quién es?

- ¡Hikari, ábreme!- reconoció la voz de su hermano al otro lado de la puerta.

- ¿Taichi?- preguntó ella asustada por las maneras del chico- ¿Qué pasa?

- ¡Qué me abras!- volvió a repetir notándolo cada vez más enfadado y volviéndole a oír dar golpes a la puerta.

Miró a Daisuke un momento para ver que él también estaba tan confundido como ella y fue en dirección hacia la puerta para descorrer los cerrojos y encontrarse cara a cara con Taichi. El chico estaba parado frente a la puerta sin decirle ya nada, pero su cara le daba más miedo que si estuviera en ese momento gritando, estaba muy enfadado por algo y prefería tratarle con cuidado para no hacerle explotar y tuviera que pagarlo ella:

- Ni-chan, ¿qué es lo que te pasa…?

No pudo terminar de hablar, ya que en ese momento la mano derecha de su hermano se levantó y cruzó su rostro haciéndole voltear hacia un lado por el impacto. Sorprendida, volvió a mirarle llevándose la mano a su mejilla dolorida y preguntó confusa e incluso algo cabreada:

- ¿Qué te pasa, Taichi? ¿Quién eres tú para pegarme?

- Eres una puta, Hikari- dijo él mirándola intensamente- no eres más que una zorra de mierda.

Mimi ya estaba llegando a su casa y se apresuró a cruzar lo que le quedaba de calle para alcanzar la puerta de entrada. Pero de repente entornó los ojos y se fijó en dos personas que le resultaban muy familiares, reconoció el pelo rubio de ambos chicos que era tan poco habitual en esa zona del mundo. Era Yamato y Takeru que corrían en dirección a su casa, así que ella también empezó a correr hacia ellos mientras gritaba:

- ¡Chicos!

Los aludidos se pararon al oírla y al reconocerla se acercaron a ella, pudo ver que la expresión de sus rostros no auguraba nada bueno y deseaba no habérselos encontrado:

- ¿Ocurre algo?

- Mimi…- comenzó Yamato con un tono de preocupación que asustaba- Ha ocurrido algo  espantoso… Taichi se ha enterado de lo que tuvimos Hikari y yo y ha salido de casa como alma que lleva el diablo hacia aquí. Me temo que ha ido a montársela a su hermana…

- ¡Qué!- exclamó Mimi alarmada, sabía lo sobreprotector que era con Hikari y el hecho de que hubiese ido hasta allí no auguraba nada bueno- ¡Vamos adentro!

Los tres se apresuraron a entrar al edificio y ni siquiera esperaron a que el ascensor llegase, subieron las escaleras a toda velocidad. 

Cuando llegaron al piso, se encontraron con la puerta de entrada abierta y las voces de los dos hermanos a todo volumen insultándose y diciéndose otras cosas que no acertaban a escuchar. Mimi encabezó la marcha y llegó la primera a la puerta para encontrarse en la misma entrada a los dos sin parar de darse voces:

- ¿Qué te pasa, Taichi?- gritaba Hikari roja de furia- ¿Qué tú si puedes tirarte a todas las tías que se te antojen y yo no? ¡Eres un maldito machista hipócrita!

- A mí no me hables así- respondía él igual o más cabreado- no eres más que una puta, a saber cuántos tíos han pasado por ti. ¡Me das asco! Y encima con mi mejor amigo… ¡no me lo puedo creer!

- ¿Y qué?- contestó ella- tú te acostabas con una de mis amigas en el instituto y nunca me pareció mal, ¿por qué esto tiene que ser diferente?

- No tiene nada que ver y lo sabes- contestó él- ahora no intentes echarme en cara algo que tú sí sabías que hacía.

- ¿Y por qué crees que no te lo cuento?- dijo ella- ¿para qué te pongas en plan macho dominante sobreprotector que piensa que no tengo sexualidad?

- ¡Cállate!- gritó él fuera de sí.

Mimi no pudo soportarlo más y le abrazó por la espalda para que se percatase de su presencia y de una vez se calmase. Temía que se dejase llevar e hiciese algo de lo que luego se arrepintiese como sería pegar a su hermana.

- ¡Tai!- le rogó ella- ¡Para, por favor!

- ¿Mimi?- preguntó él de repente mirando para atrás, encontrándose de paso con Yamato y con Takeru que se encontraban fuera detrás de Mimi haciendo que el chico aún se enfadase más- ¡Que se vaya!

- ¿Qué?- preguntó Mimi confundida.

- Dile a Yamato que se largue de aquí- contestó él simplemente.

Mimi miró atrás buscando la mirada de Yamato que en ese momento la devolvía una mirada llena de amargura por las palabras de su amigo, pero no le quedó más remedio que cumplir con los deseos de su novio y decirle al rubio:

- Yamato, será mejor que vayas a casa…

- ¡De eso nada!- se oyó de repente que alguien decía detrás de ellos produciendo que todos voltearan para ver de quién se trataba. Era Sora, que había salido de su habitación por los gritos que oía desde la entrada- nadie más que yo echa a mi novio de mi casa- al ver que nadie decía nada prosiguió- así que ya te has enterado de esa verdad a gritos, Taichi… ¡Ya era hora!

- ¿Así que lo sabíais todos?- dijo él cada vez más enfadado, miró a su novia y al ver que ella evitaba mirarle dijo- ¿Tú también lo sabías?

- Sí…- dijo ella temiendo lo que le venía encima.

- No me lo puedo creer- dijo él- todos sabíais lo que hacía mi hermana a mis espaldas y nadie me dijo nada…

- ¿Cómo iban a decirte algo, imbécil?- dijo Hikari haciendo enfurecer más a su hermano, cosa que no era muy recomendable- si sólo mira cómo te has puesto.

- ¡Que te calles!- le empezó a gritar otra vez levantando la mano para volver a darle una torta.

Pero no ocurrió. Justo en ese momento Daisuke, que hasta ese momento no había dicho nada, se había interpuesto entre los dos hermanos encarando a Taichi que le miraba extrañado por su comportamiento repentino. Ambos chicos se miraron intensamente como intentando adivinarse mutuamente lo que estaban pensando y en ese momento Daisuke comenzó a hablar:

- ¡No vuelvas a tocar a Hikari! Si lo haces, no respondo y no me importará que seas su hermano.

- ¿Pero qué…?- acertó Taichi a preguntar confundido.

- Lo que oyes- dijo Daisuke- no la insultes más, ella es la persona más importante en mi vida y no pienso permitir que nadie la menosprecie, ni siquiera tú. Por cierto, ya puedes ir borrando mi solicitud para ingresar en tu equipo porque no pienso estar en el mismo equipo que una persona como tú.

Hikari veía como su ex novio la defendía y daba la cara por ella enfrentándose ni más ni menos que con su hermano, la persona que él más idolatraba en el mundo. Creía que se moría en ese momento, no podía soportar discutir con su hermano y sentía que le empezaba a faltar el aire… necesitaba salir de allí o rompería a llorar allí mismo.

- ¿Hikari?- oyó de repente la voz de Daisuke que la llamaba.

Ella no se había dado cuenta, pero mientras observaba la escena unas gruesas lágrimas se habían escapado de sus ojos y recorrían su rostro con total libertad, tanta presión había podido con ella y ya sólo haberse percatado de ello produjo lo inevitable: rompió a llorar desconsolada.

Ambos chicos se alarmaron y se acercaron a ella preocupados, pero Daisuke fue más rápido que Taichi y abrazó a la chica para reconfortarla diciéndole palabras de ánimo y consuelo mientras ella lloraba sin parar, pero en cuanto se calmó un poco, se acercó al oído del chico y dijo:

- ¡Por favor Dai…! Sácame de aquí, no puedo más.

- Tranquila Kari- dijo él acariciándole el pelo con dulzura- ya nos vamos.

Tras decir eso, tomó a la chica por los hombros para mantenerla abrazada a él y miró a Taichi una vez más como indicándole con ello que se marchaban de allí. Taichi parecía que salía de un trance y parecía más tranquilo, y asintió como si le diese permiso a sacar a su hermana de allí.

Después de ese breve encuentro de miradas con Taichi, Daisuke comenzó a caminar en dirección a la puerta de salida cruzándose de lleno con Takeru. El rubio le miraba fijamente sin decir nada y Daisuke le devolvió la mirada de forma confusa, pero aún así no dijo nada, algo le decía que la causa de todo ese problema tenía algo que ver con él. Desde que se había enterado de que Takeru y su novia habían sido amigos de la infancia se había olido algo extraño en la manera de comportarse de ambos y no pudo como menos fruncir el ceño a su amigo y marcharse de allí con Hikari para finalmente dejar de verse cuando entraron en el ascensor.

Tras la desaparición de Hikari y Daisuke todos se quedaron allí en la entrada de pie y en silencio. Pero ese silencio fue roto por el sonido de una tremenda bofetada que sonó por todo el lugar.
Sora acababa de abofetear a Taichi que en ese momento no decía nada y se quedó quieto después del golpe. Pero Sora no se calló, estaba muy enfadada y pensaba hacérselo saber:

- ¿Es que eres gilipollas, Taichi? ¿Quién eres tú para pegar e insultar a Hikari?

- ¡Déjame!- dijo él simplemente bajando la cabeza, Mimi pudo notar al mirarle que estaba aguantándose las ganas de romper a llorar él también.

- ¡No pienso permitirte esos arranques de niñato en mi casa y mucho menos que obligues a mi compañera a tener que irse de su propia casa y a mi novio a largarse! ¿Lo has entendido?- seguía Sora gritándole muy enfadada.

- ¡Sora!- dijo Mimi mirándola ahora a ella- ¡Déjale, ya nos vamos!

- ¡No, no lo voy a dejar!- respondió Sora muy enfadada- los hombres sois unos hipócritas, no entiendo cómo te has atrevido a insultar a tu hermana por hacer lo mismo que tú y Yamato hacéis, ¿qué pasa? ¿Vosotros sois unos machos campeones y ella sólo una vulgar furcia? Me das asco, de verdad. Vas de muy hombre pero ni siquiera eres capaz de contarle a tu novia la verdad sobre nosotros…

Aquellas últimas palabras resonaron en la mente de Mimi haciéndola alarmarse y miró a Sora preocupada, ¿qué verdad sobre Taichi y ella?

- ¡No sigas, Sora!- se apresuró a hacerla callar Taichi.

- ¿Qué verdad?- preguntó Mimi asustada aún sin dejar de abrazar a su novio pero mirándoles alternativamente a él y a Sora.

- ¡Vaya!- dijo Sora- pues parece que al final no le has contado a Mimi que tú ibas a ser el padre de mi hijo…

La noticia fue recibida por la norteamericana como un balde de agua congelada dejándola totalmente en shock… ¿o sea que Taichi ya lo sabía y no se lo había contado?

De pronto, el chico se deshizo de su abrazo de forma brusca y encarando a Sora le dijo:

- ¡Muchas gracias Sora! Me alegro de que acabes de arruinarme la vida.

Y después de decir eso, se marchó de allí en dirección a la salida llevándose por delante a todo el que se pusiera delante de él dejando a Mimi en medio de todo el embrollo sin ser capaz de pensar con claridad.

No podía creerse que finalmente el hijo de Sora iba a ser de su novio y mucho menos podía creerse que se enteraría de esa manera tan brusca cuando la cosa no había empezado por ella. Vio que Sora suspiraba derrotada e incluso parecía un poco arrepentida por haberle dicho todo eso:

- ¡Perdóname, Mimi!- le dijo ella- no quería decírselo de esa manera… no sé qué es lo que me ha pasado…

Pero ella no la estaba escuchando, no dejaba de pensar en Taichi y las últimas palabras que él había dicho antes de marcharse. ¿Acaso él pensaba que le iba a dejar cuando se enterase de la verdad sobre su paternidad frustrada? Se sintió mal de repente al darse cuenta de que le había dado motivos más que suficientes para que pensase eso… y eran todos aquellos estúpidos celos que había tenido hacia Sora antes de salir con él y hacia Catherine…

Se sintió estúpida de repente y ahora la idea de que su novio hubiera sido padre le parecía lo más banal del mundo, aquello formaba parte del pasado y ya no tenía ningún sentido, lo importante en ese momento era que él pensaba que le dejaría por eso y no pensaba permitir que lo siguiera pensando… tenía que ir en su busca. 

Así que sin decir ninguna cosa a nadie, se dio la vuelta y salió corriendo escaleras abajo para ir en busca de Taichi. Él era el hombre de su vida y debía de hacérselo saber a él antes de que fuese demasiado tarde y pensase que a ella no le importaba.

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