Posted by : Unknown domingo, 1 de febrero de 2015



Capitulo 18: Especial Navidad (III)

Sora y Mimi corrieron detrás de Kari para alcanzarla, pero ésta ya había llegado a su habitación y había cerrado dando un portazo.

Se quedaron paradas frente a la puerta oyéndola llorar con fuerza, Mimi llamó un par de veces a la puerta y al instante, oyó la voz de Kari entrecortada por el llanto pero que se entendió perfectamente:

- ¡Marchaos!

Mimi no sabía qué hacer contra eso, pero Sora dijo poniendo su mano sobre el pomo de la puerta:

- ¡No sabes, yanqui!

Y tras decir aquello, abrió la puerta sin importar lo que su compañera había dicho y entró en la habitación seguida por Mimi que no terminaba de estar de acuerdo con el procedimiento.

Se encontraron con la joven tirada en su cama bocabajo llorando a pleno pulmón sobre uno de sus cojines, parecía no haberse dado cuenta de que habían entrado y Sora carraspeó ligeramente para llamar su atención. Ésta lo oyó y se dio la vuelta para encararlas con cara de molestia tan notoria que a Mimi le dieron ganas de salir de allí corriendo.

Pero Sora al contrario que ella, permaneció impasible ante aquel gesto y no se movió de su sitio, tenía los labios fruncidos y se la notaba realmente enfadada:

- ¿Te crees que puedes montar una escena así y luego encerrarte en tu habitación como si nada, Hikari?- le empezó a gritar como si fuese una niña.

- No es asunto vuestro- contestó ella también elevando el tono de voz- solo es cosa de Takeru y mía.

- Pues lo siento por ti, Hikari- contestó Sora- pero aquí también vivo yo y todo lo que ocurra en este lugar es de mi incumbencia. ¡Así que ya estáis arreglando todo eso que habéis montado!

- ¡No quiero!- contestó Kari- no quiero volver a hablarle nunca más.

- Pues me da igual- gritó Sora señalando la puerta- llevamos todos estos días preparándonos para esta noche y vuestras mierdas de críos no van a jodernos a los demás.

- ¡Sora, por dios!- intervino Mimi cuando vio que Sora estaba empeorando las cosas- ahora no tienes que ser tan dura con ella…

Creía que Sora iba a replicarle a ella también, pero en lugar de ello, respiró varias veces seguidas de forma continua antes de decir:

- A ver…- se sentó en la cama de Kari y continuó hablando- ¿qué ha ocurrido?

- Es muy largo de contar…- contestó Kari que parecía que también había decidido calmarse para hablar con Sora- no sé por dónde empezar.

- Mira, Hikari. Sé que no os habláis desde hace años y tu hermano también lo ha notado porque él mismo me lo ha dicho, y por eso sé que no me lo quieres contar a mí porque crees que se lo voy a contar a Taichi…- dijo Sora ahora mirando a los ojos a la chica- pero te juro que todo lo que me cuentes no va a salir de aquí.

Las dos quedaron entonces en silencio y Mimi pensó que lo mejor era no entrometerse en aquello, se podía sentir en el ambiente lo unidas que esas dos chicas realmente estaban y que ese era un momento importante entre ellas. Se podía ver que Sora estaba realmente preocupada por su amiga y que Kari quería de verdad sincerarse con ella.

Entonces habló. Kari le contó a Sora todo lo que le había contado a Mimi con diferencia de que al contrario que ella, Sora estaba más enterada de quien era cada persona y de las relaciones que Kari había mantenido.

- Así que se trataba de eso…- musitó Sora más para sí misma que para las demás.

- Sí…-contestó Kari bastante triste.

- ¿Y qué ocurrió ahora?- preguntó Sora.

Kari de repente se hizo a un lado para dejarle sitio a Mimi para que se sentara junto a ella también y comenzó a contarles que Takeru había llegado a su casa una hora después de que ellas dos se hubiesen marchado, al ver que solo estaba ella, el chico decidió marcharse para volver después con su hermano, pero antes de ello se dio la vuelta y le dijo con total desprecio que no le engañase porque sabía que salía con Daisuke porque él había vuelto, pero que aunque intentase demostrar que era la novia ideal, él sabía que seguía siendo la misma y que seguramente estaría engañando a Daisuke con cualquiera.

A eso, Kari no pudo soportarlo más y comenzó a echarle en cara todo lo que pensaba de él y Takeru tampoco se quedaba atrás cada vez gritándose más, entonces él la advirtió de que no hiciera daño a su amigo y ella se defendió proclamando el amor que sentía por Daisuke y en esas al fin se percataron de que estaban siendo observados y se acabó la pelea.

Kari terminó de contar lo sucedido y se quedó cabizbaja mirando las sábanas de su cama como si fuera lo más emocionante que había en el mundo esperando a que sus compañeras dijeran algo, entonces en ese momento Sora hizo que levantase la cabeza y la mirara a ella para decirle:

- Kari, sé que es una mierda lo que te voy a decir, pero tienes que hacer un esfuerzo e intentar hacer como si no hubiese pasado nada…

- ¿Por qué?- preguntó Kari molesta.

- Por Tai- respondió entonces Mimi que había entendido las intenciones de Sora- él no sabe nada sobre esto y seguramente se daría cuenta de que algo no va bien contigo, si se enterara de todo lo que te ha dicho Takeru se pondrá hecho un furia y eso también podría repercutir en su amistad con Matt.

Ella se quedó callada, musitando lo que Mimi acababa de decirle, finalmente dio un largo suspiro y tras secarse las lágrimas que aún tenían sus ojos dijo:

- Tenéis razón… no quiero que por culpa mía, mi hermano y Matt tengan problemas y menos hoy después de todo lo que hemos hecho- miró a Sora y a Mimi simultáneamente y añadió- ¡lo siento! No quiero arruinar nuestra Nochebuena.

Ella extendió los brazos y abrazó a sus dos compañeras con afecto y fue correspondida por las dos, incluso Sora la correspondía con más cariño del que podían imaginarse ninguna de las dos.

De pronto, se oyó el timbre de la entrada. Contuvieron el aliento al pensar que podría ser Tai así que dejaron a Kari en su habitación y fueron hacia la puerta las dos juntas. Pero por suerte, no era Tai, si no Matt y detrás de él su hermano que parecía avergonzado. A Matt se le notaba bastante enfadado, eso significaba que había discutido fuertemente con su hermano por todo aquello y habían llegado a un acuerdo:

- Ya estamos aquí- dijo Matt y miró duramente a su hermano para agregar- ¿Tienes algo que decir, Takeru?

- Lo siento, no tengo ningún derecho a entrar en casas ajenas y montar espectáculos…- recitó Takeru fastidiado como si se tratase de un autómata que no siente lo que dice.

- Muy bien, Takeru- contestó Matt con un tono que dejaba ver lo irritado que se sentía- pues ahora tienes que hacer lo mismo con Hikari, así que ya estás desfilando.

Pero no fue necesario que tuviese que moverse de la puerta, ya que justo en ese momento apareció Kari por la puerta para ver de quién se trataba.

Matt miró a su hermano y éste dio un largo suspiro de resignación y dijo:

- Hikari… siento haberme comportado como un crío estúpido en tu propia casa. Espero que me perdones y que pasemos la mejor Nochebuena de todas.

Todo el mundo sabía que todas aquellas palabras habían sido puestas en su boca por su hermano mayor, pero nadie dijo nada. Kari simplemente asintió sin sonreír ni nada, pero todos lo tomaron como que todo estaba bien aunque claramente no era así.

Ninguno de los dos jóvenes se dirigió la palabra en todo el tiempo desde que Takeru se había disculpado a regañadientes y trataban de estar lo más alejados que pudieran el uno del otro, cosa que los demás aunque no les gustase esa situación lo preferían a que empezara a tirarse los trastos a la cabeza.

Tai llegó al rato y por suerte, no se enteró de nada de lo que había pasado antes de que él llegase, debido a que antes de su aparición Sora, Matt y Mimi habían hablado sobre ello y habían decidido intentar actuar como si nada hubiese pasado, así que eso es lo que habían hecho y el chico no sospechó nada.

Le recibió en la puerta su propia hermana que para sorpresa de él, le dio un enorme abrazo del que le costó zafarse y una vez que lo consiguió, se quedó mirándola perplejo por tal muestra de afecto y preguntó:

- ¿Te pasa algo?

- ¿No puedo alegrarme de que vienes?- contestó Kari con otra pregunta.

- Supongo…- contestó él sin saber muy bien qué contestar- pero ya me viste ayer… no creo que te haya dado tiempo a echarme de menos.

Kari no le contestó. Simplemente sonrió y se acercaron juntos hacia el salón donde todos se encontraban ya preparando las cosas, en cuanto lo vieron se dieron la vuelta para recibirle, él simplemente hizo un gesto con la mano y les enseñó unas bolsas mientras decía:

- Antes de venir, pasé por la casa de mis padres y cogí prestadas unas cuantas cosas que solíamos usar en Nochebuena y otra sorpresita más.

Y comenzó a sacar de la primera bolsa, velas y distintos adornos navideños de diferentes tamaños que fue dejando en el suelo. Después, de la otra sacó un par de botellas de champagne francés y otras tantas más pequeñas de sake ante la mirada de felicidad sin límites de sus dos amigos:

- ¡Taichi, te quiero!- gritó Matt abalanzándose sobre las botellas con felicidad.

- No sé muy bien cómo tomarme lo que has dicho…- contestó Tai mientras miraba a su amigo sobando las botellas.

- ¿De dónde has sacado todo esto?- preguntó Sora incrédula.

- Mientras cogía todas estas cosas, abrí el mueble bar de mi padre y vi que se estaban desaprovechando, así que decidí que las disfrutásemos nosotrosle explicó Tai como si fuese lo más normal del mundo.

- ¿Y nuestro padre no notará nada?- preguntó Kari.

- Para cuando quiera darse cuenta de algo, ni yo me acordaré de que lo he hecho, así que no te preocupes- contestó él encogiéndose de hombros.

Mientras los allí presentes recogían las cosas que el chico había traído, Mimi los observaba desde la puerta de la cocina sin atreverse a salir con la excusa de que tenía que cuidar la comida que estaba haciéndose en el horno. Pero en realidad no salía de allí porque no quería ver a Tai y enfrentarse a él tan pronto.

Sabía que tenía que hablar con él más tarde o más temprano y que era algo inevitable, pero aún así no quería arruinarle la cena y prefería esperar al día siguiente. Lo miraba reírse de Matt mientras cogía las botellas de sake y sintió una punzada de dolor, le haría daño y también ella sufriría, ya solo estar mirándole de lejos era una pesadilla para ella.

Nadie se dio cuenta de cómo la chica le observaba en silencio con una sonrisa de felicidad en el rostro sin poder dejar de recordar aquellos momentos que habían pasado juntos y sin ser capaz de alejar los pensamientos de que nunca lo había visto tan atractivo como en aquel momento… Sacudió la cabeza y volvió a entrar en la cocina para intentar pasar lo más desapercibida posible.

Entre preparativos y comidas, la tarde pasó volando y ya los seis chicos habían decorado el salón al estilo navideño y habían colocado la mesa grande de la cocina en medio del salón para cenar allí, ya las velas iluminaban la mesa dando una imagen bastante agradable.

Mimi les había pedido desde la cocina que fueran sentándose donde Sora les dijese y Kari fue a ayudarla. Kari entró en la cocina y Mimi la estudió sin que ella se diese cuenta, se había pasado toda la tarde en la cocina con ella y después había estado haciendo cosas con su hermano, se la veía más animada desde que él había llegado a la casa e incluso se reía de vez en cuando, por lo menos había podido distraerse todo ese tiempo y eso la alegraba.

De repente, oyó el sonido del horno anunciando que ya estaba preparado y lo abrió para esperar que se enfriase un poco. Kari al momento le pasó unos guantes de tela para no quemarse y se los puso. Sacó de allí, un enorme pavo recién horneado que despedía un aroma que les hacía la boca agua con solo olerlo.

Kari la ayudó y lo sacaron de allí. En cuanto ambas lo tenían estabilizado entre sus manos, salieron de la cocina para encontrarse con sus amigos ya sentados y preparados, en cuanto lo vieron se quedaron mirándolo como si fuera lo más apetitoso del mundo. Matt tenía la boca abierta impresionado por
aquello y preguntó:

- ¿Lo habéis hecho vosotras?

- Lo hicimos entre Mimi y yo- contestó Kari mirándolo orgullosa mientras lo ponían sobre la mesa.

- Ya que primero nos invitasteis vosotros a comer, queríamos devolvéroslos- le explicó Mimi mientras empezaba a cortarlo.

- Al menos esto no saldrá tan malo como lo tuyo Yamato- contestó Sora entre risas.

Matt solo le guiñó el ojo de forma cómplice y le pasó su plato a Kari para que se lo llenase, nadie parecía haber visto a Matt mirando a Sora de esa manera o parecía que no les importaba, pero ahora que ella lo sabía los había visto durante toda la tarde tan juntos que nunca llegó a pensar que dos personas tan distintas podían hacer tan buena pareja.

Cuando ya habían servido a todos, las dos chicas procedieron a tomar asiento, Kari se apresuró a sentarse junto a su hermano y Mimi tomó asiento entre Sora y Kari, nada más sentarse las dos comenzaron a comer y todos alabaron enseguida lo bueno que estaba aquel pavo.

- Definitivamente, cocináis mejor que yo- dijo Matt tras tragar.

- Eso no lo dudamos, tranquilo- contestó Sora.

Matt se quedó mirándola fijamente a los labios mientras comía y dijo:

- Sora, dame un poco de lo que comes.

- Es lo mismo que comes tú, idiota- contestó ella ahora mirándole.

Sin que ella lo esperase, el chico se inclinó hacia ella para besar sus labios como si estuviese limpiándole los restos de la salsa de ellos, luego se apartó y contestó:

- No, esto sabe diferente.

- ¿Qué ha pasado aquí?- preguntó de repente Kari que ahora los miraba con los ojos como platos.

Nadie dijo nada inmediatamente, Mimi de repente se acordó de que Kari aún no lo sabía porque con todo lo que había pasado cuando llegaron a casa no se había vuelto a acordar de ello.

- ¿No sabías que han vuelto?- le preguntó Tai a su hermana mientras comía tranquilamente.

- No sabía nada- contestó Kari confusa- ¿Tú lo sabías, Mimi?

- Sí bueno…- contestó Mimi incómoda- me enteré hoy, pero se me olvidó decírtelo.

Kari se quedó mirándola, pero al momento se dio cuenta de la razón por la cual no se lo había dicho y no dijo nada sobre ello, en cambio sí que preguntó:

- ¿Estáis saliendo juntos?

- No, tranquila- contestó Sora- pero como se le ocurra irse con otra, le cortaré algo que muy bien sabe él…

- ¡Oye!- contestó Matt que parecía alarmado- o lo tomas o lo dejas, no podrás cambiarme, muñeca…

- Eso ya lo veremos- respondió ella dándole con la mano en la pierna.

Se les veía tan felices juntos que Mimi deseó que fuera mentira y que en realidad sí que estuvieran llevando una relación en serio, luego miró a Tai, quería ver qué expresión tenía el chico cuando los veía juntos, pero parecía que estaba contento por ellos y que no le importaba que estuviesen juntos, aunque quiso negarlo sintió alivio por ello.

La velada prosiguió de forma amena sin ningún percance para alivio de todos, Kari y Takeru no se dirigían la palabra, pero en cambio intervenían en las conversaciones entre risas con los demás y parecía como si no estuviesen enfadados. El sake y el champagne del padre de Tai iban reduciéndose de forma considerable y cada vez salían más temas de conversación y anécdotas divertidas que iban contando influenciados por el alcohol:

- Recuerdo cuando íbamos al instituto- contaba Matt entre risas- que una chica se encaprichó de una forma horrorosa de Taichi… siempre iba a verle a los partidos del instituto y a verle entrenar, cada vez que él marcaba un gol o algo la chica se corría del gusto y soltó un bulo de que era su novia y todo.

- No me la recuerdes, por favor- contestó Tai muy molesto- sé que hacía fotomontajes con fotos mías y suyas y realmente parecía que éramos novios.

- La recuerdo- dijo Kari de repente- iba a mi curso y solo quería ser amiga mía para poder ir por casa y sorprenderte en la ducha.

- Era horrible- dijo Sora- tuvimos que fingir que estábamos juntos para que le dejase en paz y como a mí me tenía miedo, pues no se atrevió a hacer nada en contra.

- Como para hacer algo en tu contra Sora- dijo Kari- eras la capitana del equipo de fútbol femenino, te hacía algo y le echabas al resto del equipo.

- Yo no sé de quién habláis- dijo Takeru que parecía intentar hacer memoria.

- Seguro que sí- le dijo Tai y le dio una breve explicación y el chico al fin cayó.

- Vale ya sé de quién habláis- contestó el chaval.

Y los cinco japoneses se echaron a reír a carcajadas por aquella extraña chica. Mimi, en cambio no se rió, se sintió inexplicablemente celosa por la idea de que otra persona pudiera mirar a aquel chico, sabía que era algo irracional porque él nunca la correspondió, pero no podía evitarlo.

Terminaron al fin aquel enorme pavo, pero aún quedaba algo más por traer. Kari fue corriendo hacia la cocina para buscarlo, Mimi pudo notar en su paso que quizá se había pasado un poco bebiendo pero no parecía nada demasiado grave así que no se preocupó. Al momento, la chica volvió a aparecer con una enorme tarta de Navidad de nata y con varias fresas coronando la copa, era lo más típico y tradicional que se hacía en Japón por esas fechas.

La que más emocionada se sentía con aquello era Mimi, era algo que sus abuelos solían regalarle por Navidades por ser muy típico y ningún año se quedaba sin esa tarta. La empezó a cortar con toda la ilusión del mundo y todos los demás la contemplaban como si fuese algo muy gracioso:

- La verdad es que me encantan los occidentales- dijo Matt mientras la miraba- todas estas tonterías les gustan tanto… solo te falta comprarte un kimono para ser feliz, ¿verdad Mimi?

- Tengo uno- contestó Mimi- recuerda que parte de mi familia es de ascendencia japonesa.

- Pues podrías ponértelo- respondió Matt pensativo- seguramente te quedaría muy bien, ¿no crees Tai?

- Sin duda…- contestó el aludido sin dejar de mirarla.

Mimi enrojeció ligeramente ante tal cumplido y apartó la vista del chico que al contrario que ella permanecía escudriñándola como si tratase de averiguar la razón por la cual la chica había estado evitándole desde que había llegado.

La tarta no tuvo tanto éxito, ya que solo la comió Mimi, los demás se dedicaron a beber lo que quedaba de las botellas, la que más perjudicada iba ya a esas horas era Kari, que apenas podía levantar la cabeza de la mesa, pero aún así seguía señalando a su hermano el vaso para que se lo llenase:

- Tú no bebes más- contestó él al verla en tal estado.

- ¿Por qué?- contestó ella irritada- ya soy mayorcita y puedo beber.

- Si apenas puedes levantar tu enorme cabeza de la mesa, estúpida- dijo él.

- ¡No me insultes!- contestó ella- y da igual porque no quiero tu alcohol… ¡quiero bailar!

Y ella sola, se levantó de su silla y elevó el volumen de la cadena que les habían traído los chicos unos días antes, acto seguido comenzó a bailar ella sola al ritmo de la música ante la mirada estupefacta de todos los demás.

Mimi se levantó y se dirigió a ella, la vio dar traspiés hacia delante y hacia atrás y temía que en cualquier momento pudiera tropezarse consigo misma y se abriera la cabeza. La tomó del brazo y le dijo:

- Mejor siéntate, no sea que te vayas a hacer daño.

- Es que quiero bailar y divertirme- contestó Kari- ¿Por qué no nos vamos ya de fiesta?

- Tú no estás en condiciones de ir a ninguna parte- dijo Tai mirándola muy serio- no sé cómo has podido beber tanto.

- Bueno…- comenzó Sora- yo creo que lo mejor es que nos vayamos de fiesta, ¿no? Así Hikari se despejará con el aire de la calle y cuando lleguemos a algún lado seguro que ya se le ha bajado.

- ¡Gracias Sora!- gritó la muchacha repentinamente emocionada dispuesta a darle una brazo a su compañera, el cual ésta rehusó de forma drástica.

Todos parecían estar de acuerdo con lo que Sora había dicho inclusive Tai, que también había llegado a la misma conclusión, por lo que se levantaron y empezaron a recoger las cosas para dejar el lugar más o menos decente antes de marcharse.

Una vez terminaron, se marcharon de la casa todos juntos sin poder evitar hacer más ruido que el que debían, pero no les importaba, en unos minutos estarían fuera y ya no molestarían a nadie más.

Ya en la calle, se dirigieron a la zona donde solía ir toda la gente de su distrito a divertirse. Sora y Mimi iban juntas encabezando al grupo, siendo seguidas por Matt y Takeru que iban discutiendo por lo bajo y cerrando la fila, Tai llevando a su hermana para evitar que se diera contra las cosas e iba quejándose por lo torpe y pesada que le estaba resultando la caminata cargando con ella.

Pero por suerte, el aire frío de la calle parecía haber despejado a la chica y cuando llegaron a los primeros clubs de la zona ya no estaba tan patosa aunque seguía estando cómicamente emocionada y feliz.

Por ser Navidad, había precios especiales para las entradas a los locales y resultaba mucho más agradable porque en los días laborales eran capaces de sacar los ojos. Así que no lo pensaron más y compraron las entradas más asequibles.

Los locales de Tokio eran muy exclusivos y muy ruidosos, allí nadie podía ir a charlar tranquilamente precisamente, si no a bailar y a dejarse llevar por los duros sonidos hasta caer muertos. Nada más entrar en aquel, buscaron un lugar donde pudieran estar todos juntos, pero casi nada más asentarse en un lugar, Matt y Sora comenzaron a coquetear como un par de enamorados y acabaron besándose con toda la pasión que sentían al momento, olvidándose de que estaban acompañados.

Tai dejó a su hermana sentada en unos sillones para que no empezara a hacer tonterías y se cayese o algo peor, pero la chica se le resistía y tuvo que quedarse con ella completamente enfadado.

Se quedaron Mimi y Takeru solos, éste buscaba algo con la mirada y al momento se inclinó hacia Mimi y le dijo:

- Te invito a una copa Mimi, ¡vamos!

Ella aceptó y le siguió entre toda la gente a duras penas, ya que había tantas personas que le costaba seguirle sin tropezarse. El chico pareció darse cuenta y le tendió la mano para ayudarle y evitar que se perdieran. Ésta la aceptó y lograron dejar a tras a la marea de personas y alcanzar la barra del bar.

Takeru le susurró al camarero lo que querían y éste al momento ya se lo había preparado. Esa zona estaba un poco más alejada del bullicio de las pistas de baile y allí se podía hablar más tranquilamente.

Mientras tomaban sus copas, Mimi notó que el chico trataba de decirle algo, pero que luego parecía pensárselo mejor y decidía volver a prestar atención a su copa:

- No es necesario que te disculpes por lo que ocurrió esta tarde Takeru- le dijo ella adivinando sus intenciones- ya con las disculpas que te hizo darnos Matt es suficiente.

- No, de verdad que lo siento- dijo él- reconozco que antes me sentí muy molesto por tener que disculparme, pero tras pasar la velada se me fue pasando el mosqueo y de verdad que estoy arrepentido…

- Bueno, tranquilo, yo creo que todos saben que estás arrepentido- contestó ella- incluso tu hermano ya ni estará molesto.

- Mi hermano da igual- dijo Takeru- él dura poco tiempo enfadado, pero me preocupaba la idea que pudieras tener de mí… te aseguro que no es propio de mí, es solo que…

- Es por Kari, ¿verdad?- indagó Mimi intentando hacerle hablar- solo ella saca lo peor de ti porque la quieres, ¿me equivoco?

- No, no es eso- contestó él repentinamente nervioso- sí, no niego que la quise muchísimo durante años, pero ya no. Solo que no quiero que juegue con Daisuke… es mi amigo y está muy enamorado de ella…

Ella no quiso seguir hablando, el chico había dicho demasiado, más de lo que habría podido decir con palabras… no podía evitar ver ciertas similitudes con la actitud de Kari y sentía mucha lástima por ellos, sus orgullos y rencores les impedía ver lo muchísimo que se querían el uno al otro…

Justo en ese momento, aparecieron junto a ellos Kari y Tai, ella parecía mucho más sobria que antes y Tai respiraba aliviado por ello y no permitió a su hermana seguir bebiendo a pesar de las quejas de ésta que le miraba fulminándolo con la mirada.

De repente, alguien llamó a Takeru por la espalda y éste, al darse la vuelta, se encontró con unos amigos suyos que le saludaron amistosamente, Kari los vio y ella entonces también fue a saludarlos con emoción:

- ¡Hombre si aquí también está Hikari!- dijo uno de los amigos de Takeru- ¿Qué hacéis aquí?

- Fiesta de Nochebuena con mis amigos y mi hermano- contestó ella.

- ¿No convenciste a Daisuke para que saliera?- preguntó otro de ellos.

- ¡Qué va!- dijo ella- se va mañana de vacaciones.

Takeru entonces trató de recuperar la atención de sus amigos y les presentó a Mimi y Tai, aquellos chicos eran amigos de Takeru y Daisuke, por lo que pudieron entender por qué razón Kari los conocía. Pero automáticamente los dos jóvenes volvieron a ignorarlos para retomar las conversaciones con sus amigos y al rato se marcharon con ellos a la pista de baile dejando a Tai y a Mimi perplejos por la repentina  desaparición.

Mimi entonces se dio cuenta de que todo el tiempo que había estado evitándole se había ido al traste al perder de vista a todos los demás. Él la miraba, pero ella lo evitaba a toda costa prestándole toda la atención posible a su copa, como si fuera lo más interesante que había visto en su vida.

Pero no tuvo éxito, notó que Tai se inclinaba hacia ella para susurrarle al oído:

- ¡Tengo que hablar contigo ahora mismo! ¿Vamos fuera?

Ella se puso nerviosa, todo lo que había estado tratando de atrasar no había servido para nada y no tenía escapatoria, así que asintió y le siguió hacia la puerta de salida.

Por el camino no vieron a ninguno de sus amigos, parecía como si se les hubiese tragado la tierra. Pero finalmente llegaron a la puerta de salida y se encontraron con el frío de la calle. Tai no decía nada, simplemente seguía caminando y aquel silencio alarmaba a la chica, por lo que trató de mantener un intento de conversación para suavizar aquella situación:

- ¿Ya se sentía mejor Kari?

- Sí, un poco- contestó él sin darle mucha importancia- pero bueno está Takeru con ella, si le pasase algo, supongo que me lo diría…

De pronto, no siguió hablando, reconoció el lugar donde se encontraban, era una gran plaza totalmente decorada al estilo navideño occidental como les gustaba a los japoneses, con un gran árbol de Navidad que destacaba en el centro de la plaza iluminado por un montón de lucecitas blancas junto con otros árboles de la calle también iluminados por las mismas pequeñas lucecitas dando un aspecto navideño bastante sobrecargado.

Pero eso no era por la razón por la que reconocía aquel lugar, si no por otra razón distinta. Días antes Tai y ella habían estado allí comprando, pocos días atrás habían empezado a decorar la ciudad con toda aquella parafernalia navideña y animaba a los japoneses a salir a pasear y a hacer compras navideñas.

Ese día, ambos habían decidido ir juntos a hacer compras aunque Mimi realmente lo que había querido era estar con él, aún no había decidido quedarse con su novio y recordó que incluso estaba planteándose dejarle para estar con Tai. 

Él había sido muy atento con ella durante todo ese día y la había llevado a conocer el distrito de Shibuya del que tanto ella había oído hablar y allí, se había vuelto loca comprando y sacándole fotos a todo lo que se moviese, haciendo que el chico se burlase de ella en más de una ocasión.

Luego habían vuelto hacia su distrito y habían encontrado aquella plaza, Mimi se quedó totalmente enamorada de toda aquella iluminación brutal que ocupaba la plaza entera y empezó a dar vueltas alrededor del árbol sin dejar de sonreír:

- ¡Pareces una niña pequeña!- le había dicho él yendo hacia ella.

- Siempre me ha gustado la Navidad- contestó ella- cuando era pequeña, mis padres siempre me llevaban por Central Park para ver la iluminación navideña y esas cosas… sé que es muy consumista, pero es tan bonita…

- Aquí sí que es consumista- dijo él mirando el árbol impresionado- vosotros al menos sois cristianos y lo celebráis por algo, pero aquí solo es comercial… pero bueno, al menos podemos ver a mis padres en estas fechas.

- ¿Nunca los ves?- contestó ella un poco compungida.

- No… siempre viajan y casi nunca están por aquí y si están pues casi ni nos vemos- contestó que parecía no querer darle importancia cuando en realidad sí que la tenía.

Ella notó la contradicción y le abrazó con fuerza como si así pudiera consolarlo, él no se sorprendió y le correspondió el abrazo mientras decía:

- No es necesario que me abraces así solo porque te dé lástima, mujer. En realidad me da igual que estén o no estén.

- ¿Y quién te dice que no te abrazo porque me gusta abrazarte?- contestó ella mirándole pícara.

- ¿Ah sí?- contestó él sonriendo también- ¿Te gusta abrazarme? ¿Y esto también te gusta?

Y empezó a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, ella se retorcía sin dejar de reírse e intentaba escapar de él, pero él la perseguía para volver a tenerla entre sus brazos mientras le pedía que la soltase, pero él no lo hacía. De repente, la dejó y se inclinó para besarla con afecto y fue rápidamente correspondido por ella que se abrazaba más a él para no perder su contacto.

Tras ello, se separaron y ella apoyó su cabeza sobre su pecho, entonces le dijo sin borrar su sonrisa de inmensa felicidad:

- Me siento tan bien a tu lado…

- Yo también- contestó él mientras acariciaba su cabeza…

Mimi salió de sus pensamientos para volver a encontrarse con la realidad del momento, volvían a encontrarse ellos dos solos en medio de aquella plaza tan iluminada, pero ya no era aquel ambiente tan romántico como había sido la última vez. Tai se encontraba frente a ella, como buscando las palabras para adecuadas para empezar a hablar.

- No sé muy bien cómo decirte esto, Mimi- empezó él mientras buscaba algo en sus bolsillos- ya noté que por alguna razón que desconozco me has estado evitando durante todo el día y ya apenas nos vemos… pero aún así quiero que sepas que mis sentimientos por ti son los mismos que cuando te lo dije la última vez y me gustaría que aceptaras esto.

Le tendió una pequeña caja que ella tomó entre sus manos, rápidamente lo abrió y se encontró con un hermoso anillo con pequeñas piedras incrustadas en la parte superior, ella lo miró emocionada y luego lo miró a él que empezó a hablar otra vez:

- Espero que te guste… en Japón es tradición que se regalen por Navidad cosas a las personas que más te importan…

Pero de repente, Mimi se echó a llorar para sorpresa de él que no se lo esperaba, se sentía tan sumamente mal que no podía esperar más, así que en lugar de tomarlo y ponérselo, cerró la caja y se la tendió de vuelta, él no lo tomó porque no entendía que ocurría y ella dijo:

- ¡Lo siento Tai! No puedo aceptarlo…

- ¿Por qué?- preguntó él confuso.

- Porque no quiero hacerte más daño- contestó ella sin intentar impedir que más lágrimas se apoderasen de su rostro.

Él entonces comprendió lo que ocurría y tomó el anillo entre sus manos y preguntó temeroso de la respuesta:

- ¿Entonces eso significa que…?

- - contestó ella- voy a seguir con Michael… pero te juro que de verdad no he intentado jugar contigo, de verdad que te quiero y que estos días han sido los mejores de mi vida…

- No intentes darme ninguna explicación- contestó él tan fríamente que no parecía él- y esperabas que hiciera algo así para decírmelo, ¿verdad?

- Por supuesto que te lo iba a decir- intentó explicarse ella- pero no quería arruinarte más de lo que iba a arruinarte…

- Te he dicho que no quiero ninguna explicación- contestó él terriblemente enfadado- es más ya no quiero volver a saber más de ti… es lo que te dije la última vez, ¿no? Ahora tú tranquila porque te dejaré en paz y te dejaré vivir tu cuento de hadas y tu fantástica relación…

Ella no dijo nada, solo miró al suelo totalmente abatida, no iba replicarle ni intentaría defenderse, se lo merecía y soportaría todo lo que él tuviera que decirle y también soportaría todo ese tiempo que le quedaba en Japón la idea de que lo había perdido para siempre.

Pero él no dijo nada más, se marchó de allí sin darse la vuelta para volverla a ver y ella se quedó allí sola soportando las ganas de echarse a llorar amargamente…

Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments

- Copyright © 2013 ~FanfiicAniime~ - Hataraku Maou-sama! - Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan -