Posted by : Unknown martes, 3 de febrero de 2015






Capitulo 24: Momentos de Angustia

Febrero llegó dando una corta pero agradable tregua del insoportable frío que asolaba la capital de Japón durante aquellos primeros meses de invierno, las temperaturas se habían elevado levemente dando un respiro a los cansados japoneses. Pero no podían alegrarse aún, ya que se esperaba que pronto volviese el frío acompañado de intensas lluvias…

Takeru suspiró duramente mientras veía la información meteorológica en la televisión del bar en el que se encontraba. Odiaba el invierno y estaba deseando que marzo llegase para dar paso a la primavera, así por lo menos los días comenzarían a ser más largos y no tenía la sensación de que era noche todo el día…

Echaba de menos estar en Francia, al menos allí estaba cerca de la costa mediterránea que solía ser más cálida y soleada. En ese momento se puso a recordar aquellos días de verano en la costa azul con sus abuelos donde el sol bañaba el lugar y su luz y calor le llenaba de un entusiasmo y energía que apenas podía controlar… lástima que todo aquello hubiera quedado atrás y ese entusiasmo se hubiera quedado con ello.

Alejó un poco de él la taza que había contenido su café minutos antes y se acomodó de forma recta en la silla mirando al techo pensativo, se alegraba de que Daisuke ni ninguno de sus amigos estuviesen allí, así podría pensar tranquilamente en aquellos asuntos que le atormentaba desde hacía varios días…

Hacía exactamente una semana que había hablado con Hikari y le había dado aquel beso casi de forma inconsciente, y desde entonces no la había vuelto a ver. Se sentía realmente apesadumbrado por lo que había hecho, era la novia de su mejor amigo… ¿cómo se le había ocurrido hacer algo así?

Además sabía que ella le odiaba y temía con toda su alma que aún le odiase más y se lo hubiera dicho a Daisuke, después de todo había sido él el que la había besado sin que ella se lo esperase y tenía todo el derecho del mundo a quejarse o decírselo a su novio para no salir mal parada… Pero pasaban los días y su amigo seguía siendo el mismo muchacho hiperactivo y agradable, así que ya pensó que no tenía de qué preocuparse en ese aspecto.

Pero realmente eso no le importaba mucho, sentía que sí se hubiese merecido una buena paliza por parte de su amigo, pero no se atrevía a decírselo porque no quería perderlo por algo que realmente no significaba nada. Ni Hikari sentía nada por él, ni él por ella… ¿o quizás sí? Otra vez el mismo dilema que le asaltaba desde la primera vez que la había visto después de tanto tiempo separados.

Llevaba muchos años sin hablarla desde aquel incidente en el instituto en el cual ella le dijo que le quería y le besó sin darle oportunidad a reaccionar, se sintió tan utilizado y humillado en ese momento que la despreció y se alejó de ella para no volver a saber nada más. Aún, aquel recuerdo le dolía en el corazón e intentaba forzar a su mente para que recordase aquello y no salieran a la superficie aquellos sentimientos por ella que llegó a tener cuando aún eran unos simples estudiantes de instituto.

No podía evitar sentir aquello por ella, aunque se empeñase en odiarla, no podía eliminar aquellos buenos momentos que habían pasado juntos desde que eran pequeños, no podía olvidar esa sensación tan agradable en su interior cada vez que la veía aparecer ni tampoco era capaz de olvidar el sabor de sus labios cuando la besó aquella última vez.

Suspiró cansado. ¿Por qué todo tuvo que complicarse tanto? ¿Por qué no fueron capaces de tragarse su orgullo y afrontar lo que sentían como dos adultos? Así ahora no existirían tantos problemas…

Recordó que cuando estaba en Francia había pensado en ella constantemente y eso no le permitía mantener relaciones serias con otras chicas que se habían cruzado en su camino, se había dado cuenta de que no era capaz de olvidarla y estaba dispuesto a hacer las paces con ella aunque sólo fuera para volverse a hablar… Pero ocurrió algo que hizo que todas aquellas buenas intenciones se fueran tan rápido como llegaron a su mente.

Todavía estaba en Francia cuando su hermano Yamato fue a visitarle junto con su madre, hacía tiempo que no los veía y se alegró un montón de poder escuchar algo más que simple francés. Su hermano, como siempre, llegó dispuesto a sacarle todos sus trapos sucios y a comentar con él cualquier amorío que hubiese tenido en Japón, a veces le envidiaba por la facilidad que tenía para atraer a las mujeres…

Después de haber saludado a sus abuelos y haberlos dejado con su madre hablando entre ellos de asuntos que no les atañían, los dos se habían encerrado en la habitación de Takeru y se habían puesto a bromear y a ponerse al día de sus vidas:

- La verdad es que te echaba de menos, oni-chan- dijo Takeru mientras se reía de una anécdota que Yamato le había contado.

- Yo también, Takeru- contestó Yamato- desde que no vienes a comer a casa con papá y conmigo todo es más aburrido… sigue con la idea de que no cocine y que mejor nos vayamos a un restaurante…

Takeru le miró pensando que no le extrañaba, recordaba con gracia las desventuras de su padre con la comida que su hermano le hacía, pero no se lo dijo a él, le hacía gracia que permaneciera pensando que era buen cocinero…

- Bueno hermano- dijo de repente Yamato con una sonrisita- ¿me contarás con cuántas francesitas has estado?

- Ya esperaba que me preguntaras eso…- contestó Takeru suspirando- bueno… hace poco estuve con una chica de mi clase, pero lo dejamos…

- ¿Por qué?- preguntó Yamato interesado.

- No sé- contestó Takeru evadiendo la pregunta cómo podía- no nos llevábamos tan bien como creía…

- Vaya…- simplemente dijo Yamato y de repente se le iluminó el rostro al acordarse de algo y dijo- pues yo sí que tengo que contarte una cosa, no te lo vas a creer para nada…

- ¿El qué?- preguntó totalmente intrigado Takeru.

- ¿Te acuerdas de Hikari, la hermana pequeña de Taichi?- preguntó Yamato medio sonriendo.

Takeru asintió temiendo lo que quisiera que le tuviera que contar sobre ella, pero no dijo nada y dejó a su hermano seguir hablando:

- Pues resulta que dejó a tu amigo Haru a poco de que te vinieses a París- empezó a relatarle Yamato- y madre mía como se ha desmadrado…

- ¿Qué dices?- preguntó Takeru ya temiéndose lo peor- ¿y Taichi qué piensa?

- No sabe nada- contestó Yamato- pero casi que mejor no lo sepa porque si no me mataría…

Después de oír aquello, Takeru casó todas las indirectas que Yamato le estaba soltando y sintió como si le hubiera tirado un cubo lleno de agua helada en la cabeza, no quería creerse lo que le estaba diciendo, se negaba a creerlo y por ello preguntó casi con miedo:

- ¿Eso significa que… tú y Hikari…?

- Sí, bueno…- contestó Yamato sin saber muy bien qué decir- me acosté con ella un par de veces sólo… ya me empezaba a parecer mal por Taichi, así que intento no verla mucho, pero no sé… es que la chica está muy bien… no sé qué me hará Taichi cuando se entere, de verdad.

Takeru no decía nada, sinceramente no podía creerse que Hikari fuera capaz de una cosa así después de haberle dicho a él que le quería… Se sintió tan engañado y tan estúpido que notaba cómo la ira comenzaba a apoderarse de su cuerpo, pero trató de respirar un par de veces seguidas para tranquilizar las ganas de golpear a su hermano en ese mismo momento. 

Él no tenía la culpa, ya que nunca supo lo que sentía por Hikari, pero en ese momento sintió ganas de gritarle todo lo que le viniese a la mente o darle un puñetazo.

- ¿Estás bien, Takeru?- preguntó Yamato inseguro al ver que su hermano menor no decía nada.

- ¡Sí, estoy bien!- contestó casi gritando y de inmediato el chico intentó buscar un tema de conversación distinto- ¿Y no me cuentas nada más?

Así pudo salir del paso, ya que su hermano no se dio cuenta del cambio de tema y empezó a relatarle otras muchas aventuras que había tenido en Japón, pero ya no le estaba escuchando, trataba por todos los medios de controlar aquel enfado que sentía, pero había algo que estaba claro: no pensaba reconciliarse con Hikari jamás.

Después de aquello se estuvo convenciendo a sí mismo que debía de odiarla tanto como antes de marcharse a París, pero nada más verla al llegar a Japón sintió que la barrera que había interpuesto entre ellos se debilitaba. Había olvidado lo mucho que le gustaba aquella chica y lo preciosa que era…

pero no debía pensar en ella de ese modo, se había acostado con su hermano después de haberle dicho que le quería, debía de ser fuerte y permanecer en sus trece.

Pero se dio cuenta de que no podía y menos cuando se enteró de que era la novia de su nuevo amigo de la que tanto le había hablado y de la que estaba tan enamorado… sin querer sentía unos terribles celos hacia Daisuke por estar con ella y a la vez se sentía culpable por sentirlos, trató durante esos meses de alejarse de ella, pero ya aquel día fue el que rebasó su autocontrol y no pudo evitar besarla.

Se llevó las manos a la cabeza al recordarlo. Le daba vergüenza admitirlo, pero aquella era la realidad, aún estaba enamorado de Hikari aunque intentase evitarlo y aquello le distanciaría de su mejor amigo más y más.

Resignado, tomó una última decisión que debería llevar a cabo, no le importaba si no volvía a besar a Hikari nunca más, pero no quería perder la amistad de Daisuke por una mujer, eso era algo que tenía muy claro. Así que decidió ir a casa de Hikari para por fin dejar las cosas claras entre ellos y poder seguir su vida como si nada hubiese pasado. Esta vez no habría ningún mal entendido entre ellos.

Durante aquellos días, Mimi tenía la sensación de que su casa no podía ser más extraña de lo que estaba siendo. Aún no entendía muy bien qué había pasado, pero algo estaba claro y era que Sora no hablaba a Yamato.

Cuando ella tomó el autobús después de ver a Yamato saliendo de la tienda de su madre, apareció dos horas después por casa llorando a lágrima viva y con el pelo totalmente enredado y el poco maquillaje que solía echarse estropeado. Pero lo peor de todo fue que el propio Yamato estaba allí esperándola y en cuanto lo vio, sin darle tiempo a reaccionar, echó a correr en dirección a su habitación y se encerró allí sin dar ninguna oportunidad de iniciar conversación.

Ambos se quedaron mirándose confundidos. Yamato estaba realmente deprimido con todo aquello y durante aquel periodo de tiempo que Sora había estado fuera, le había explicado a Mimi lo que había hablado con Toshiko:

- Sora tiene que escucharme, Mimi- le había dicho él- su madre no la abandonó del todo, siempre estuvo con ella y fue gracias a su madre por lo que pudo tener suficiente dinero para poder vivir…

- No sé si querrá escucharte…- contestó Mimi- después de tantos años odiándola, no sé si será capaz de creerte.

- Pues conseguiré que me crea- exclamó el rubio- Sora merece ser feliz y no permitiré que desperdicie esa oportunidad.

Ella se quedó mirándole sin poder evitar sonreír, podía notar el profundo cariño que sentía el chico hacia su compañera y lo enamorado que estaba de ella, desde hacía tiempo que lo veía y había sentido muchas ganas de gritarle a Sora por no ser capaz de ver lo mucho que ella también le quería a él…

Sentía un poco de envidia por ellos, ojalá Taichi aún la quisiese a ella tanto como ella lo quería a él, pero ya no sabía si eso sería posible.

Tras aquella conversación, llegó Sora y se había encerrado en su habitación dispuesta a no dirigir la palabra a Yamato, pero éste no se dio por vencido y empezó a tocar a la puerta con insistencia:

- ¡Sora! Abre la puerta, por favor- al no recibir ninguna respuesta, alzó un poco más la voz- ¡Sora! Tienes que escucharme… las cosas no son como tú piensas. ¡Abre la puerta!

- No pienso abrirte la puerta, Yamato- contestó ella desde el otro lado de la puerta.

- Pues me quedaré aquí hasta que accedas a hablar conmigo- dijo él decidido.

- Pues hazlo, ¡a ver cuánto duras!- contestó ella sin dar posibilidad a seguir la conversación.

Después de esto, Yamato se sentó dispuesto a quedarse allí frente a la puerta sin moverse, pero Mimi no le dejó, le tomó del brazo para levantarle y llevarle al salón, no le apetecía que cuando Hikari volviera se encontrara con él sentado en el suelo como un perro guardián.

- No te dejo que te quedes ahí sentado, Matt- le dijo ella simplemente.

- Pues me quedaré aquí hasta que ella me escuche- contestó él totalmente convencido de que era lo que tenía que hacer.

- Sólo porque quiero que Sora y tú os reconciliéis- exclamó Mimi- si no ya te hubiese echado hace un rato.

Y lo que parecía que se solucionaría en ese momento, al final duró casi una semana. No sabían cómo se las ingeniaba, pero Sora lograba burlar a Yamato marchándose pronto a trabajar y no volvía hasta más tarde. El rubio se había acomodado en el salón dispuesto a no moverse de allí hasta poder hablar con ella, pero ya no sabía cómo hacerlo y empezaba a sentirse abatido. Mimi y Hikari le miraban con lástima cuando le veían ir y venir como un muerto en vida, Hikari ya ese día había decidido que iba a llamar a su hermano para que se lo llevase de una vez con ellos, así que en cuanto lo hizo, fue a avisar a Mimi:

- Ya llamé a Taichi, me dijo que lo vendrían a buscar en cuanto pudiesen.

- Espero que sea verdad- dijo Mimi- porque me da mucha pena lo que está pasando… creo que ya es hora de que hablemos con Sora seriamente, sin que tenga posibilidad de echarnos.

Hikari la miró con un poco de temor, ya habían hecho varios intentos para hablar con Sora pero siempre ella las había echado de su habitación dando un portazo. Hikari la tenía miedo cuando se ponía de esas maneras, así que asintió a su compañera de forma temblorosa y dejó fuera Mimi la que diese el primer paso.

La norteamericana había aprendido a base de costumbre a manejarse frente al carácter desagradable de Sora, así que sin que su compañera se lo esperase, abrió la puerta de su habitación sin llamar. Al abrir, se encontró con Sora sentada en su cama fumando de forma frenética y a su lado un cenicero hasta arriba de colillas, se notaba que llevaba fumando sin parar todo el tiempo que había estado allí.

Al verlas entrar con total libertad en su habitación, se levantó de golpe para ponerse automáticamente a la defensiva:

- ¿Qué hacéis? Dije que nadie entrase en mi habitación. ¡Fuera!

- No nos iremos, Sora- contestó Mimi ya empezando a hartarse- no nos moveremos hasta que salgas y afrontes lo que Matt tiene que decirte…

- ¿Con qué sigue aquí?- dijo Sora- pues sí saldré, pero para decirle que se largue de aquí… ¡Lo voy a echar a patadas!

Hikari de repente cerró la puerta de golpe y le dijo muy seria:

- Sora, no te permitiremos que estropees lo que tienes con Yamato, no vas a salir de aquí hasta que nos escuches.

Sora se quedó callada sin saber qué responder a su compañera más joven, nunca le había levantado la voz de esa manera y en el momento que lo hizo parecía que la había despertado de aquella extraña obcecación de la que había sido presa durante esos días. Se había relajado un poco y se sentó en la cama otra vez, las chicas no sabían qué pensar de ella ni qué sería lo que hiciese después de eso.

- Por favor…- dijo Sora de repente con algunas lágrimas en los ojos- decidle a Yamato que se vaya… no tengo ganas de verle ahora…

Mimi y Hikari se miraron comprendiendo lo que ocurría y Hikari se apresuró a decir:

- ¡Sora, tranquila! Si es lo que deseas, se lo diremos…

De repente llamaron a la puerta, las dos chicas levantaron la vista ya sabiendo de quién se trataba, Hikari miró a Mimi y le dijo:

- ¡Quédate con ella! Sé que será Taichi para llevársele ya de aquí.

Hikari fue a abrir la puerta ante la mirada atónita de Yamato que no se había enterado de lo que había pasado entre las chicas en la habitación de Sora.

Tras la puerta se encontraban los dos compañeros del rubio que parecían preocupados e incluso molestos. Entraron en dirección al salón y en cuanto vieron a su amigo allí sentado sin estar dispuesto a cooperar para marcharse, Taichi no pudo evitarlo y le dijo muy enfadado:

- No sé qué le habrás hecho a Sora, pero como en cinco minutos no hayas recogido todas tus cosas y estés dispuesto a venir con nosotros, te juro que te saco de aquí a patadas si hace falta.

- ¡Déjame en paz Taichi!- contestó Yamato de mal humor- tú no sabes lo que ha pasado.

Hikari podía notar el ambiente tenso que se había apoderado de la estancia y temía que en cualquier momento se pusieran a pelear, los conocía lo suficiente como para saber que aquellas situaciones eran el anticipo a alguna de sus típicas peleas de cuando eran adolescentes. Podía ver que su hermano estaba muy enfadado, pero la cara de Yamato no se quedaba atrás. Koushiro también se había dado cuenta y trataba en vano de tranquilizar a Taichi para que no siguiese hablando, pero de repente se oyó una voz que venía de la habitación de Sora:

- ¿Taichi?- era la voz de Sora que le estaba llamando.

Ante aquel llamamiento, el aludido dejó de prestar atención a Yamato y corrió en dirección a la habitación de su amiga.

Tras desaparecer por el pasillo, se quedaron los tres solos en el salón, el rubio estaba ahora muy enfadado y no dejaba de dar vueltas por el lugar refunfuñando, Hikari no le hacía caso, pero sin embargo, Koushiro también estaba molesto con él y le dijo:

- Por dios Yamato, ¡ya basta! Ya llevábamos varios días preguntándonos qué hacías allí y Sora nos ha llamado varias veces quejándose de ti diciendo que no quiere volver a verte nunca más…

- ¡Por favor Yamato!- intervino finalmente Hikari- será mejor que te vayas… Sora nos lo ha pedido de verdad, déjala tiempo, te juro que hablaremos con ella para que acceda a escucharte.

Ante aquello, el rubio no pudo oponer resistencia, totalmente abatido y sin ganas de nada se puso a recoger sus cosas. En ese momento deseaba no haber decidido meter la nariz en asuntos que no le atañían, pero aún así sabía que había hecho lo correcto y no se cansaría hasta que Sora le escuchase. En cuanto recogió todo lo que había traído para estar allí, se sentó en el sofá sin ganas de nada, quería llorar, pero no se permitiría algo así delante de todos sus amigos.

Mientras tanto, Taichi había entrado en la habitación de Sora dispuesto a lo que le pidiese, nada más verla en aquel estado tan lamentable corrió hacia ella para sentarse a su lado y preguntarle:

- ¡Sora! Ya estoy aquí.

- ¡Taichi!- dijo ella sin ya impedir que el llanto se apoderase de ella y abrazó a su amigo con todo el afecto que en su vida se había visto.

Mimi al ver esa escena, no pudo evitar sentirse desplazada y decidió salir de allí sin decir nada mientras Sora se deshacía en lágrimas sobre el hombro de Taichi, no pudo evitar sentirse terriblemente deprimida por aquello.

Aunque ya sabía que antes que ella estaría Sora en la vida de Taichi, no podía evitar sentirse terriblemente abatida al ver la realidad, después de todo Sora, aparte de su mejor amiga, también fue el primer amor de él por la que tanto sufrió, ¿qué podía hacer contra aquello? Porque contra Catherine sí podía, pero no podía contra Sora, era una batalla perdida y no estaba muy segura de que los sentimientos de Taichi por ella fueran tan fuertes como para olvidar lo que tuvo con ella…

La verdad era algo que le dolía muchísimo desde que había empezado a ver a Taichi como algo más, el saber que ellos dos habían estado juntos le llenaba de inseguridades y le impedía ser capaz de avanzar para recuperarle. Ya hacía días que se había planteado pedirle al chico que la perdonase, pero después de verle tan entregado a Sora aquellas dudas que le habían asaltado volvieron con fuerza y se sentía un poco desesperada.

No quería permanecer más en aquella casa, no quería estar allí sabiendo que él estaría junto a Sora y que en ese momento ella estaría en un segundo plano, así que optó por marcharse y no volver hasta mucho más tarde.

Se encontró con Koushiro, Hikari y Yamato allí sentados, pudo ver la cara del rubio de tristeza infinita y no pudo evitar sentirse aún peor, él sí que lo estaba pasando mal, pero allí seguía siendo fiel a Sora, de verdad que envidiaba a su compañera por lo mucho que la querían sus amigos.

- ¿Mimi?- preguntó Hikari- ¿A dónde vas?

- Tengo que salir- dijo ella rápidamente para no dar lugar a más preguntas-volveré más tarde, si necesitáis algo no dudéis en llamarme.

Nadie dijo nada en contra, así que tomó su abrigo y salió de la casa lo más deprisa que pudo. Tomó el ascensor y en cuanto al fin se vio libre de cualquier posibilidad de que la vieran, dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas, no sabía cuánto tiempo podría aguantar esa situación pero así no podía seguir y necesitaba por fin encontrar la solución, de alguna manera tenía que conseguir que Taichi la volviese a querer porque aquella era la única solución que le veía para poder descansar de aquella angustia.

Finalmente, Taichi dejó a Sora un momento para salir de la habitación y encontrarse con el resto de sus amigos, miró a Yamato con pena y decidió que ya había sufrido demasiado como para cebarse con él.

En cuanto lo vieron, los tres se pusieron de pie y entonces él comenzó a hablar:

- Creo que deberías volverte con Koushiro, Yamato. Sora no quiere verte y lo mejor es que tú te vayas… no sé qué habrá pasado, pero por ahora será mejor que la dejes…

- ¿Y tú qué vas a hacer?- preguntó el rubio a la defensiva.

- Me iré con Sora para que se despeje, ella quiere salir un poco y me ha dicho que vaya con ella- le explicó Taichi sin darse cuenta de lo que afectaba a su amigo todo lo que decía.

Yamato no dijo nada. Sólo apretó los puños con frustración, otra vez Sora volvía a elegir a Taichi antes de él, no podía soportar aquello de no poder ser útil a la chica que quería y que ella buscase a su mejor amigo para desahogarse. Pero no quería discutir con Taichi así que simplemente asintió y le dijo a Koushiro:

- ¡Vámonos entonces!

Koushiro asintió y siguió a su amigo rubio hasta la puerta y se marcharon tras una escueta despedida y un portazo bastante sonoro dejando a los dos hermanos en el salón.

Hikari miró a su hermano un momento que parecía estar buscando a alguien con la mirada y entonces le preguntó:

- ¿Qué te pasa?

- ¿Dónde está Mimi?- preguntó él confundido- no pude saludarla porque Sora empezó a llorar y a abrazarme y cuando me di cuenta se había marchado.

- Dijo que tenía que irse y que luego volvía- contestó ella- parecía un poco deprimida.

Taichi simplemente asintió un poco aturdido, no le gustaba hacerla sufrir y en ese momento se moría por ir a buscarla, pero no podía ya que en ese momento apareció Sora por la puerta ya preparada para salir, así que no pensó más en ello y le dijo a su amiga:

- ¿Ya estás lista?

- - asintió ella y miró a Hikari un segundo y dijo- ¿vienes con nosotros?

- No tranquila- dijo Hikari sonriendo- me quedaré aquí que tengo que estudiar, tú no tengas prisa en venir porque estaré aquí todo el tiempo.

Sora asintió y ambos se despidieron de Hikari y cerraron la puerta tras de sí ya dejando al final a la chica sola en casa sin saber muy bien qué pensar de todo lo que estaba ocurriendo con sus amigos.

Por fin Takeru había llegado a la calle donde ella vivía, no se atrevía a dar el siguiente paso en dirección al portal por miedo a que ella no estuviese sola.

¿Y si cuando llegase estuvieran todos juntos y no tuviese la oportunidad de dar una buena excusa del porqué de su visita?, o en el peor de los casos, ¿y si estaba Daisuke allí con ella?

Tragó saliva al imaginar todas aquellas situaciones incómodas sin ser capaz del salir del paso y ya estaba a punto de dar la vuelta y marcharse cuando de repente vio que alguien salía del edificio.

Vio que salía Mimi de allí con la cabeza gacha perdida en sus pensamientos y tomaba la dirección opuesta a la que él estaba. Aquello no le pareció nada extraño, ya que ella vivía allí y podía salir o entrar en el edificio tantas veces quisiese, pero lo que sí le sorprendió fue que minutos después vio salir a su hermano y a Koushiro de allí que iban discutiendo por algo que no lograba oír debido a la lejanía en la que se encontraban, los notó bastante molestos e incluso un poco disgustados pero no tuvo tiempo de parar a preguntarse por qué ya que en ese momento cruzaron una esquina y se perdieron por otra calle.

Pero no pudo pensar más en ello porque segundos después aparecieron tras la puerta Taichi con Sora que se dirigían hacia la misma dirección que había tomado Mimi minutos antes y también se perdían entre los demás viandantes. Tras ellos nadie volvió a aparecer, así que Takeru intuyó que en la casa sólo estaría Hikari, o eso es lo que quería creer.

Así que optó por moverse y dirigirse hacia el edificio con las fuerzas renovadas ante la idea de que no habría ninguna dificultad de acercarse a la chica.

Hikari estaba recogiendo un poco el salón después de que ya por fin Yamato se hubiese marchado y ya no fuese a dormir allí más cuando llamaron al portero automático. Pensando que quizá sería alguno de los que se acababan de ir fue corriendo a abrir, pero casi cuelga otra vez al ver que quién estaba llamando era Takeru.

¿Qué estaba haciendo allí?, se preguntaba la chica nerviosa y se apresuró a preguntar:

- ¿Takeru? ¿Eres tú?

- Hikari…- comenzó a decir él a través de la cámara del portero automático- ¿Puedo pasar? Necesito hablar contigo…

Ella se quedó paralizada sin ser capaz de hacer nada. En un principio, al acordarse de lo ocurrido la anterior vez, tuvo el impulso de decirle que no y dejarle en la puerta, pero sentía curiosidad sobre lo que tuviese que decirle y abrió la puerta del portal.

Cuando el chico llegó a su piso, ella ya estaba esperándole en la puerta mirándole muy seria, no porque le había dejado pasar iba a permitir que se tomase ninguna confianza de ningún tipo.

Takeru se quedó enfrente de ella y dijo:

- Hola Hikari…

- Hola- contestó ella secamente- ¿Pasas?

Él asintió y se adentró en el lugar para dirigirse al salón principal, no se atrevió a sentarse en ningún lugar porque la última vez que estuvo a solas con ella en su casa acabaron gritándose de todo y odiándose más de lo que ya se odiaban. Esta vez tenía que mantener el control a como diera lugar sin dejarse llevar por el momento, todo por Daisuke.

- ¿Y bien?- preguntó la chica impaciente- ¿De qué querías hablar?

- Esto…- intentó Takeru buscar un buen comienzo- sobre el otro día… no quiero que pienses nada raro sobre ello, no sé qué ocurrió entre nosotros y bueno…

Se estaba trabando todo el tiempo y era incapaz de decir nada coherente, no podía mirar a los ojos de Hikari sin recordar aquel pequeño beso que le dio el otro día, sentía un deseo irrefrenable de volver a probar sus labios, pero no podía hacerlo y se flagelaba mentalmente por desear aquello.

- ¡Explícate de una vez Takeru!- empezó a impacientarse Hikari al ver que el chico no hablaba- no tengo tiempo que perder contigo.

- ¡Escúchame!- dijo él molestándose- sólo quería decirte que aquel beso que te di no significo nada, no me gustas y que sólo vengo a hablar contigo para que te quede claro…

No pudo terminar de hablar, se había fijado en el rostro de Hikari y vio en él un atisbo de tristeza que hubiera pasado desapercibido de no haberse fijado en ella en ese momento. Aquel pequeño gesto le desarmó por completo y se sintió frente a ella como si estuviese desnudo, como si ella con sólo una
mirada en ese momento podía averiguar lo que realmente sentía.

- ¿Eso es todo lo que tienes que decirme?- preguntó ella mirándole firmemente- porque si es así, ya no hay…

Entonces Takeru no la dejó hablar. Se había apoderado de su boca sin pedirle permiso ni esperar a ninguna reacción por parte de ella, simplemente sintió que en ese momento si no lo hacía la perdería para siempre.

Notó cómo ella trataba de apartarse de él pero sin realmente poner mucho empeño en ello, aquel torpe beso le hizo ver la realidad. Nunca había olvidado a Hikari a pesar de aquel infantil odio que había creado entre ellos y que ella aunque tratase de ocultarlo, tampoco le había olvidado…

Finalmente ella logró librarse de él en cuanto aflojó un poco el agarre al cual la tenía sometida, se alejó de él intentando poner algo de distancia entre ambos mientras trataban de recuperar el aliento de aquel inesperado beso que había despertado más de un sentimiento que se creían que se habían olvidado con el paso del tiempo.

Takeru miró a Hikari casi sin parpadear, se acababa de dar cuenta con aquel último beso de que era lo que realmente deseaba. Deseaba volver a sentir a Hikari entre sus brazos y deseaba volver a amarla como la había amado desde que la conocía:

- Hikari…- comenzó a decir dispuesto a decirle todo lo que sentía en ese momento.

- Vete- contestó ella simplemente- vete de mi casa, Takeru.

- No espera, Hikari- se apresuró a decir- necesito decirte la verdad… ¡Te quiero! Todo lo que te he dicho antes eran puras mentiras.

- ¡No me importa!- empezó ella a gritar- ¿Te crees que por un par de torpes besos y unas burdas palabras vas a conseguir que yo te perdone? ¿Quién te crees que eres?

No supo qué decir. Vio que ella tenía razón, no podía con un simple beso y un tonto "te quiero" borrar todos aquellos años de odios y desprecios, pero él estaba dispuesto a intentarlo y por primera vez habló con lo que realmente consideraba sincero:

Lo sé… pero hasta ahora no me he dado cuenta de lo que realmente sentía por ti… sé que no puedo borrar ese horrible pasado que tenemos, puede que quizá no fui capaz de escucharte cuando me dijiste que me querías, que no fui capaz de lograr conquistarte antes que Daisuke y que te acostaras con mi hermano cuando yo no estuve… pero yo estoy dispuesto a saltar ese pasado y empezar de cero contigo Hikari… ¿Acaso no lo has sentido?

Ella no dijo nada, claro que lo había sentido, en el momento que se dio cuenta de que Takeru la estaba besando notó cómo moría por corresponderle y por estrecharle entre sus brazos, pudo notar que él no estaba mintiéndola y que aquel beso se lo estaba dando con todo el amor que era capaz de profesar. Pero no podía olvidar todos aquellos desprecios que recibió por su parte y aquella traición a su confianza y a su amistad, nunca se había parado a hablar de todo aquello con ella sin odiarla o sin reprocharle cosas como que hubiera estado con Yamato cuando ellos no habían tenido nada.

Simplemente no, no podía dejar pasar todo aquello sin más, sería un insulto a su orgullo:

- Lo sentí, Takeru- comenzó ella- y yo tampoco te mentí, de veras que no. Pero no puedo olvidar todo así sin más, lo siento Takeru pero si quieres recuperar mi confianza tendrás que demostrarme que eres el hombre indicado para mí y ser sincero con Daisuke, le quiero mucho y no quiero que le hagas daño.

- Entiendo- dijo Takeru sinceramente- sé que un simple perdón no arreglará nada, pero te prometo que lucharé por ti Hikari. Esta vez nada impedirá que pueda estar contigo.

Hikari no dijo nada, por lo que Takeru intuyó que no iba a añadir nada más. Vio que ya había dicho todo lo que realmente sentía y de repente se sintió liberado y en paz consigo mismo, miró a la chica que tenía a su lado que indirectamente le estaba dando una oportunidad de esforzarse por ella y sonrió.

Se sentía pletórico con todo y se fue de aquella casa dispuesto a cualquier cosa por ella.

Mientras lo veía alejarse de su casa, Hikari suspiró. Hacía tiempo que no sentía aquella agradable sensación en la boca del estómago ni aquella necesidad de gritar de felicidad al mundo, estaba segura que él no la defraudaría otra vez y sintió cómo si el invierno hubiera desaparecido de su vida adelantándose la siempre tardía pero agradable primavera.

- ¿Entonces viste a Yamato salir de la tienda de tu madre?- preguntó Taichi mientras caminaba junto a Sora después de que ella le contase lo ocurrido.

- Sí…- contestó ella.

- ¿Y no sabes por qué estaba allí?- preguntó Taichi.

- No sé… pero no debía haberse metido en ese asunto, no quiero pensar que es lo que le habrá dicho esa mujer…- le explicó Sora indignada.

- A lo mejor lo hizo con la mejor de las intenciones, Sora- acertó a decir Taichi pensando que su amigo nunca le haría algo raro a su amiga.

- Me da igual, Taichi- empezó ella a gritar- él no tenía que ir a hablar con ella, confié en él cuando le dije que estaba embarazada…

Al darse cuenta de lo que había dicho, se tapó la boca con fuerza. Miró a Taichi con la esperanza de que no había oído aquello último, pero al ver su rostro desconcertado, se dio cuenta de que realmente sí que lo había oído y se maldijo a sí misma por haberse dejado llevar por el enfado con Yamato y haber dicho algo que no debía haber dicho.

- ¿Qué estuviste qué?- preguntó Taichi totalmente desconcertado y nervioso- ¿cómo, cuándo?

Sora le tomó del brazo para calmarle, ya que estaba tan nervioso que estaba llamando la atención de todas las personas que por allí caminaban y se lo llevó a una calle menos transitada para poder hablar. Ya no tenía caso ocultárselo más, así que ya tras un largo suspiro le dijo:

- Sí, Taichi. La razón por la que mi madre me echó de casa fue porque me quedé embarazada.

- Pero… ¡no puede ser!-empezó a decir él sintiendo el peso del mundo en su espalda- ¿Por qué… por qué no me lo dijiste?

- No podía Tai…- empezó a decir ella contagiándose del nerviosismo de su amigo- estaba muy asustada, mi madre me acababa de echar y tenía miedo de lo que vosotros pudierais pensar de mí…

- ¡Por Dios!- contestó Taichi sentándose en el suelo al borde de la histeria- no puede ser, no puede ser… eso significa que…

- Sí, Tai- contestó ella aunque el gesto de desesperación de su amigo la estaba destrozando- aquel hijo que iba a tener iba a ser tuyo.

- ¡No!- gritó Tachi fuera de sí- ¿Y cuándo esperabas a contármelo? ¿Qué creías que hubiese hecho? ¿Creías que yo iba a alejarme de ti? ¿Así es como crees que soy?

- ¡Lo siento!- empezó Sora al borde de un ataque de nervios- estaba muy asustada y no sabía qué hacer… tenía 17 años y estaba sola, no quería que cargarais vosotros con ello, no quería que vosotros os distanciarais…

Sin poderlo evitar, rompió a llorar sin consuelo, ver a su mejor amigo tan desesperado le dolía más que cualquier cosa en el mundo y no podría soportar perderle a él como perdió a Yamato y a su madre.

Pero de repente, notó los cálidos brazos de Taichi alrededor suyo que trataban de reconfortarla como podía, ella sin pensarlo, se aferró a sus brazos sin dejar de llorar y sin dejar de pedirle disculpas sin parar. Le oyó entonces decir:

- ¡Tranquila, no llores! No pasa nada… debiste de pasarlo muy mal. ¡Perdóname!

- La culpa es mía…- dijo ella- tú estabas tan bien sin saberlo y yo tuve que soltarte algo así…

- Tenía que saberlo Sora- dijo él- aquello también me incumbía a mí después de todo.

- Yo sólo quería que fueses feliz con Mimi sin preocuparte de cosas que sucedieron hace tantos años… no he podido decírselo a ella, no quiero arruinar tu vida…

- ¿Y quién te dice que no seré feliz con ella sabiendo eso?- preguntó él intentando parecer que bromeaba- Sora, yo sé que tú y Yamato os queréis y que lo que tuvimos nosotros ya no existe… yo… yo quiero a Mimi, así que no pienses que algo que es importante para los dos va a impedir que seamos felices.

- ¡Taichi!- dijo ella abrazándose más fuerte a él llena de agradecimiento por el apoyo de su mejor amigo.

Él simplemente sonrió dejándose abrazar más por ella, pero en el fondo estaba preocupado, ahora que sabía aquello, temía que resultase un obstáculo entre Mimi y él si ésta se llegase a enterar. No consideraba que el hecho de saber que él había dejado embarazada a su compañera de piso se lo fuera a tomar con total normalidad y no le diera ninguna importancia…

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