Posted by : Unknown lunes, 2 de febrero de 2015



Capitulo 20: ¿Batalla Perdida?

Los días se sucedieron de forma lenta e insoportable. Desde que había descubierto aquella terrible verdad, Mimi se había encerrado en su habitación y no quería saber nada del mundo.

Aquel día, sus padres llegaron al poco rato y al no encontrar a nadie en el salón ni ningún ruido en ninguna parte, creyeron que no había nadie. Pero al rato, Satoe entró en la habitación de su hija y se encontró con ella acostada boca abajo en su cama llorando contra su almohada de una forma histérica que la preocupó. Corrió hacia ella y preguntó angustiada:

- ¿Qué ocurre, cariño? ¿Por qué estás así?

- ¡Mamá!- gritó la chica levantándose y ahora abrazando con fuerza a su madre buscando consuelo.

- ¿Pero qué te pasa?- preguntaba la mujer preocupada pasando su mano por los cabellos de su única hija- ¿Has discutido con Michael?

- Michael…- trataba Mimi de explicar hipando debido al llanto- Michael y Stacey… ¡están juntos!

Tras decir aquello, hundió su cara contra el pecho de su madre llorando con mucha más fuerza que antes. Satoe se quedó de piedra, no sabía qué decir ahora, no se esperaba algo así y mucho menos de Michael y Stacey.

De repente, apareció por la puerta, su marido que parecía haber oído el llanto de la chica y se había acercado a ver qué ocurría. En cuanto lo vio, le indicó con el dedo que se acercase y éste obedeció sin hacer ninguna pregunta.

Ambos se quedaron sentados junto a ella sin decirle nada, solo consolándola estando junto a ella mientras se desahogaba y se sentía arropada por ellos.

No se había dado cuenta hasta ese momento, pero durante aquellos cuatro meses lejos de ellos les había echado mucho de menos y se reprochaba a sí misma haberse sentido molesta cada vez que sus padres le mostraban aquel cariño que ahora tanto necesitaba.

Pero aún así, no fue capaz de contarles nada más, no se sentía con ganas y mucho menos tenía fuerzas para contarles la causa principal que había desencadenado toda aquella situación.

Durante varios días, se negó en rotundo a salir de su casa. Por mucho que vinieran otras amigas suyas a verla siempre hacía que sus padres se inventasen excusas absurdas con tal de alejarlas de ella y aunque sus propios padres le sugiriesen que saliese o los acompañase a algún lugar, ella
rehusaba constantemente. Solo quería estar sola…

- No puedes seguir así, hija- le dijo su madre una vez que ella se había vuelto a negar a salir de casa- tienes que salir y enfrentarte con la realidad.

- ¡No puedo, mamá!- contestó ella molesta- no quiero ni verles y si salgo con las chicas o con vosotros seguro que los veo juntos…

- Tarde o temprano tendrás que hacerlo- repuso Satoe cada vez más irritada por el   comportamiento de Mimi- no puedes quedarte aquí desperdiciando las vacaciones lamentándote de tu desgracia. Tienes que plantarles cara, pedirles explicaciones y dejar esa actitud de víctima.

- Es que…- trató de explicarse ella.

Pero no sabía muy bien cómo explicarse. Se sentía dolida por la manera en que había descubierto a su novio y a su mejor amiga, pero aquel dolor venía, sin embargo, de su orgullo y no de su corazón.

No entendía muy bien lo que le ocurría, sí que sentía que se ahogaba de pena en aquella habitación como si ésta no tuviera ventanas o forma alguna de escapar y se sentía muy furiosa con Michael pero allí estaba lo que no comprendía, solo sentía que había sido humillada y que su orgullo había sido herido.

Cuando se dio cuenta de esos sentimientos lo encontró absurdo y trató de reflexionar y buscar en sí misma los lógicos sentimientos de celos o corazón roto, pero no los encontró, no sentía celos ni mal de amores. Lo único que sentía era dolor por aquel engaño y vergüenza por haber sido reemplazada por otra.

Por otro lado, sabía que no pensaba hacer caso a su madre sobre el hecho de enfrentarse a ellos, no porque no quisiera, si no porque no podía. En el fondo de sí misma sabía que todo aquello había sido provocado por ella y se sentía muy hipócrita por recriminar a Michael lo que ella había hecho anteriormente…

- ¿Hay algo que no me has contado, Mimi?- preguntó Satoe sacándola de sus reflexiones.

- ¡No puedo enfrentarme a Mike, mamá!- dijo ella finalmente sintiendo que si no compartía aquel peso con su madre explotaría- porque todo es culpa mía y no soportaría que él me reprochase lo que ya sé que debería reprocharme.

- ¿Quieres que hablemos?- preguntó Satoe comprensiva.

- Es muy vergonzoso para mí- contestó Mimi no muy segura de querer dar ese paso- pero necesito hacerlo…

Satoe asintió y se sentó junto con Mimi que parecía reflexionar sobre que debía o no contarle para que su madre no pensase mal de ella, finalmente respiró profundamente y dijo:

- Conocí a otro chico en Tokio y… me enamoré de él.

Acto seguido, empezó a contarle todo, cómo se conocieron, aquel primer beso con él en la fiesta de Ken, los altibajos en su relación… cómo él se declaró y ella tuvo que decidir entre Michael o él y finalmente aquella última noche en la que él salió de su vida.

Empezó a contárselo al principio sin mirarla a la cara, pero al ver que ella cada vez le prestaba más atención y su rostro no mostraba ningún signo de indignación o escándalo, la animó a hablar sobre ello de forma más profunda y terminó hablando de lo que realmente sentía:

- Él es increíble, mamá- le explicaba ella con un brillo especial en los ojos- no sabes por dónde te va a venir, es totalmente imprevisible y hace que tu vida se desordene y cambie como si se tratase de un huracán…

- ¡Vaya!- dijo su madre- ahora comprendo por qué no dabas señales de vida.

- Bueno…- contestó Mimi avergonzada- eso es todo lo que tenía que contarte, por eso no me atrevo a hablar con Michael, no sabría qué decirle…

- ¿Qué sentiste cuando te enteraste de que estaban juntos?- preguntó su madre.

- No sé, me enfadé mucho. Me sentí bastante herida y engañada…- decía Mimi poniendo al fin voz a sus pensamientos- pero no sentía como si me hubiese roto el corazón… no sé, me pareció que más sentía el orgullo herido… pero no estoy segura…

- Solo lo sabrás si hablas con Michael- dijo Satoe finalmente- pero solo hazlo cuando te sientas totalmente preparada para ello, si fuerzas la situación solo conseguirás decir cosas que realmente no quieres decir…

Mimi asintió más animada, hablar con su madre le había levantado el ánimo y parecía haberse quitado el mayor peso del mundo. De repente, sintió ganas de llamar a alguna amiga y salir a tomar algo, en ese momento echó de menos no tener a Yolei con ella, aquella japonesa hiperactiva reanimaría a un muerto.

Salió de la habitación dispuesta a divertirse por primera vez desde que había pisado aquella ciudad y tomó el teléfono para llamar a su grupo de amigas para distraerse… Pero de repente se acordó de algo, Stacey podría estar con ellas y no se sentía preparada para verla, colgó el teléfono sin llegar a marcar ningún número.

Pensó rápidamente en alguna amiga más que tuviese, pero las demás seguramente se encontrarían fuera de la ciudad de vacaciones, así que no tenía plan, no quería arriesgarse a encontrarse cara a cara con Stacey, solo de pensar en ella le daban ganas de darle una paliza…

Pero de repente, sonó el timbre de la puerta. Despierta de sus divagaciones, se dirigió hacia ella y la abrió sin esperar a ninguna persona en concreto.

Al abrir la puerta, para su grata sorpresa, se encontró con su grupo de amigas casi al completo frente a ella. No la dieron tiempo a reaccionar, ya que todas las chicas se echaron sobre ella para abrazarla y darle la bienvenida. Mimi sintió ganas de llorar al verlas a todas, las había echado tanto de menos que no podía ni imaginarlo.

- ¡Te echábamos de menos, Mimi!- gritaron todas casi del unísono.

- Yo también a vosotras, chicas- contestó Mimi con una sonrisa.

- ¡Venga Mimi!- la animó de repente una de sus amigas más íntimas- ¡Vámonos a tomar algo que tienes muchísimas cosas que contarnos!

Casi sin oponer resistencia, el grupo de chicas se la llevo de la casa. Pero lo que Mimi no vio era que su madre se encontraba de pie frente a la puerta en las escaleras sonriendo, ella había llamado al grupo de amigas de Mimi, sabía que su hija aún no se sentiría preparada para dar aquel paso ella sola y necesitaba una pequeña ayuda.

Mimi pasó una tarde agradable con ellas, por suerte Stacey no estaba allí. Recibió una sorpresa cuando sus amigas le contaron que ya no salían con ella por empezar a salir con Michael a espaldas de Mimi.

- Nos pareció muy mal y la obligamos varias veces a que rectificase y dejase de estar con él, pero no nos hacía caso… nos decía que tú no te lo merecías porque ya andabas con otro en Japón…

Mimi no decía nada, cualquier cosa que dijese podría ponerse en su contra y no quería estropear aquel día que parecía ser el único que mereciese la pena desde que estaba allí.

Pero sin embargo, el día agradable no terminaba allí. Tras haber compartido agradables charlas con sus amigas y haberles contado todo lo que pudiera contarles acerca de su vida en Japón, regresaba a su casa cuando ya la noche había caído sobre la ciudad.

Iba caminando tranquila evitando pasar por calles oscuras y sin salirse de las grandes avenidas pensado en sus cosas cuando de repente, se encontró frente a ella a la persona con la que menos quería estar en esos momentos.

Michael venía en dirección contraria a la suya encontrándose de frente, parecía que venía de haber intentado hablar con ella pero al no encontrarla se marchó. Él también parecía contrariado de encontrársela en la calle y no estaba preparado para aquello, por lo que ella trató de irse antes de que él pudiese reaccionar.

Sin embargo, él fue rápido y la tomó del brazo antes de que ella pudiese escabullirse mientras intentaba hablarla:

- ¡Mimi, no te vayas!

- ¡Déjame!- dijo ella intentando librarse de él sin éxito.

- ¡Espera!- gritaba él desesperado- necesito que me escuches, no quiero que me odies y mucho menos a Stacey… ¡por favor! Déjame al menos poder darte una explicación…

Ella dejó de resistirse a su agarre. La verdad es que se moría de ganas de saber qué era lo que había ocurrido y esa era la mejor oportunidad, por lo que se soltó de su ex novio con fuerza y le miró con una sonrisa irónica en el rostro para no mostrar que se sentía angustiada por lo que estaba a punto de descubrir, dio un paso hacia él y dijo:

- ¿Quieres dar explicaciones? ¡Está bien! ¡Estaré encantada de oírlas!

El chico se quedó desconcertado por aquel comentario tan mordaz que no le terminaba de encajar en ella, pero pareció recapacitar de que se sentía muy ofendida y lo pasó por alto. Le indicó a Mimi que se sentara junto a él en un banco de la calle para contarle todo:

- Siento lo que te voy a decir, Mimi, pero Stacey y yo nos queremos…- tomó aire sin apartar la vista de ella- no ha sido culpa nuestra, solo que el hecho de que estuvieses lejos y que cada día nuestra relación empeoraba se me hacía insoportable y una constante tortura… Cada vez que hablaba contigo, notaba que ya no eras la misma chica que yo quería, me culpabas de todas las cosas y la idea de que estuvieses con otra persona a mis espaldas me volvía loco. Luego de repente, dejaste de hablarme, no me llamabas y cuando conseguía hablar contigo estabas ausente… ya creí que te había perdido.

Mimi lo miraba fijamente mientras él hablaba. Era cierto que ella al pasar los meses se había vuelto más fría con él. Al principio, le rehuía porque no quería tener más discusiones con él, pero después sin darse cuenta aquella distancia se había convertido en algo imprescindible por los problemas con Sora y con Tai. Miró a Michael, que había parado un momento de hablar sin saber muy bien cómo seguir, entonces ella le miró a los ojos alentándolo a que continuase hablando y él la complació:

- La verdad es que no sabía qué hacer y me sentía abandonado, no sabía cómo contactar contigo y qué decirte… Entonces Stacey empezó a visitarme y me animó en varias ocasiones a ser yo el que comenzase a hablar contigo, pero no sé porqué siempre acabábamos discutiendo y yo me sentía cada vez peor. Ella estuvo conmigo todo el tiempo siempre animándome a que yo no perdiese la esperanza de que todo se arreglaría…

Entonces Mimi le cortó. No quería seguir escuchando, ya había oído suficiente. Sabía que la culpa había sido suya, pero el estar ahí frente a él escuchando el suplicio que el chico había pasado por su causa le había hecho darse cuenta de lo mucho que lo había hecho sufrir. Sentía unas ganas irrefrenables de echarse a llorar, pero no lo hizo.

Decidió que ya era hora de comportarse como la persona adulta que ella creía que era y dar la cara de una vez:

- ¡Lo siento! La culpa es toda mía…-comenzó a decir.

- ¡No!- negó él tomando sus manos entre las suyas- tú no has tenido la culpa de nada, Mimi, he sido yo el que se ha empeñado en creer que estabas con otro para librarse de la carga de culpa que me daba querer a Stacey…

- ¡Pero es que sí existió otra persona!- dijo ella finalmente dejándole completamente enmudecido, así que ella continuó hablando- y creo que aún sigue existiendo para mí…

Acto seguido, comenzó a relatarle todo lo que había pasado sin omitir ningún detalle, miraba el rostro del chico, pero él solo escuchaba sin dejar ver emoción alguna.

Cuando terminó, esperó a que él dijese algo. Estaba muy nerviosa, después de cómo se había portado con él podría decirle a ella todo lo que quisiera y no podría decirle nada en contra. Sin embargo, él simplemente preguntó:

- ¿Pero si le quieres a él por qué me elegiste a mí?

- Yo no he dicho eso- contestó ella rápidamente.

- No es necesario que lo digas- dijo él mirando al suelo- es algo que cualquiera menos tú es capaz de ver…
 
No supo qué decir, no quería expresar abiertamente lo que sentía por Tai y mucho menos a su ex novio allí presente. Ya lo que sintiese o dejase de sentir no importaba, lo había arriesgado todo a una sola carta y había perdido, no había vuelta atrás y ahora tendría que ver el resultado de su elección aguantando ver cómo se alejaban de ella los dos únicos hombres que habían luchado por ella en su vida.

- Ya es lo mismo- dijo ella con una sonrisa de amargura- de todos modos no hubiera podido ser…

- ¿Vas a tirar la toalla así sin más?- exclamó Michael sin más- ¿después de todo lo que me has contado, nada de todo eso saldrá adelante?

- No me queda de otra- dijo ella a la defensiva- Tai no querrá ni verme y yo no quiero intentarlo otra vez… sería como si lo usase porque tú me dejaste…

Se quedaron los dos en silencio mirando a la nada, ninguno de los dos le encontraba ninguna solución al asunto y se sentían más cómodos en aquel silencio que diciendo banalidades que no les llevase a ninguna parte:

- Entonces…- comenzó Mimi cambiando de tema- Stacey y tú… ¿estáis saliendo?

- Bueno…- contestó Michael incómodo- en principio no, porque aún tú y yo estábamos juntos y aún no ha quedado claro qué ha sido de nuestra relación.

- ¿Quieres que corte contigo de forma oficial?- preguntó Mimi encontrando aquella situación realmente extraña.

- Creo que me lo merezco- contestó él sonriendo- después de que mi novia fuera capaz de dejar atrás al verdadero hombre de su vida por mí, no tengo perdón de dios por lo que he hecho.

- No lo considero así- contestó ella- aquí la única que ha sido una egoísta he sido yo… pero como ya todo sigue su curso… ¡Michael, lo siento pero tengo que cortar contigo! No es por ti, soy yo, creo que no te merezco y pienso que lo mejor que deberíamos hacer es cortar.

Michael se echó a reír y se alegró de que todo se hubiese solucionado de un modo más o menos normal. Pero lo más extraño es que no se sentía para nada desplazada ni celosa, volvió a mirar otra vez al que fue su novio hacia escasos días y se dio cuenta de que ya no sentía lo mismo por él que antes de irse a Japón.

Le oía reírse y ya no sentía esa felicidad propia de aquellos primeros meses de relación que pasó con él y el hecho de haber cortado con él no le producía dolor, sino felicidad, porque parecía que al fin se cerraba un capítulo de su vida que se había quedado enquistado por su propia obcecación y ahora se sentía liberada de aquella carga que no iba a ninguna parte.

- Bueno, yo me tengo que ir- dijo Michael finalmente, pero antes de despedirse añadió- solo quiero que sepas que esto no significa nada, yo seguiré siendo aquel amigo que siempre estaba contigo y te apoyaba aunque ya no sea tu novio.

- Eso significa mucho para mí, Michael- dijo ella sonriente.

Tras decir aquello, se abrazaron amistosamente y se alejaron cada uno por un lado de la calle. Mimi notó que tras aquella conversación algo muy importante había cambiado en ella, se sentía feliz por haber sido capaz de actuar como una persona coherente con sus sentimientos y de forma madura.

Llegó a su casa más contenta que nunca para alegría de su familia. Cenó con ellos y les contó lo que había ocurrido con Michael, ellos también se alegraron bastante de que todo se hubiera arreglado y Satoe se lo hizo saber a su hija enseguida:

- Entonces oficialmente ya no estáis juntos, ¿no?

- No, ya no- dijo ella- y era lo mejor, así él podrá estar con Stacey y yo podré seguir con mi vida sin nada que me ate…

Notó la mirada que le echó su madre sin que su padre se enterase, sabía que ella pensaba que quizá volvería a conquistar al chico japonés que le robó el corazón, pero no dijo nada. Ella misma sabía que aquello no podía ser y si pudiera serlo, tendría que venir de Tai y no de ella, estaba harta de estar dando palos de ciego por la vida y herir a todas las personas de su alrededor.

Terminó de cenar sin escuchar nada de lo que su madre estuviese pensando gracias a un oportuno cambio de tema por parte de su padre acerca de su trabajo, pero aún así decidió apresurarse en recoger sus cosas y escabullirse a su habitación por si acaso se le ocurría retomar la conversación.

Entró en su habitación y encendió su portátil. Se dio cuenta de que desde que había llegado no se había conectado y quizá Kari y Sora se preguntarían qué había sido de ella.

En cuanto su ordenador se terminó de preparar para comenzar, se metió en Skype. Esperaba con muchas ganas encontrarse con alguna de las dos y poder hablar de las nuevas novedades. Sonrió al imaginarse a Sora furiosa cuando le contase lo que había pasado con Michael y a Kari intentando comprender el motivo por el cual él la había dejado con aquella extraña inocencia que solía profesar hacia todas las personas del mundo.

Para su suerte se encontró con Sora, se veía que durante las vacaciones tenía más tiempo para utilizar su ordenador porque casi nunca la veía conectada. No tardó en iniciar una conversación de video llamada con ella, se moría por ver cómo estaba y, para qué engañarse, saber cómo estaba Tai:

- ¡Hola Sora!

- ¡Hombre!- dijo ella sonriendo a la cámara. Se encontraba vestida de calle y arreglada, Mimi echó cuentas e imaginó que por allí ya sería casi mediodíami yanqui retransmitiendo desde América, ¿qué tal estás?

- Bueno, la verdad es que cuando he llegado todas las cosas se han complicado y parece como si todo estuviera del revés- contestó Mimi sonriendo a la webcam.

- ¿Sí?- preguntó la chica intrigada- ¿Qué ha pasado?

Mimi se apresuró a relatarle lo ocurrido el día que descubrió el secreto de Michael y Stacey, los días tan espantosos que había pasado sola en su habitación y finalmente la reconciliación amistosa de ella con el que ahora era su ex novio.

Sora miraba por la webcam con una expresión de asombro absoluta en su rostro y también con bastante enfado, no tardó en dar su opinión al respecto:

- ¡Pero cómo es posible que no les dieses una paliza a ese par de cerdos e hijos de puta! ¡Mira qué eres buena, Mimi! Yo les hubiera dado su merecido…

- No tenía ningún derecho a hacer algo así- contestó ella sonriendo a su amiga- yo también le he engañado, Sora…

- Ya, pero tú no le engañaste con ningún amigo suyo- dijo Sora- yo creo que eso es mucho peor que lo que has hecho tú.

- Bueno será peor, pero viene a ser lo mismo- contestó Mimi- además no tengo ganas de estar enfadada, siento como si todo lo que toco lo arruino, así que prefiero dejar las cosas como están.

Sora emitió un leve suspiro de resignación que hizo reír a Mimi, entonces miró a la webcam sonriendo de forma tonta y dijo:

- Bueno, pues ahora no hay ningún impedimento para que vayas a por Taichi, ¿no?

Mimi la miró con cara de reproche, había huido de su madre para que no le hiciese precisamente esa pregunta, pero ya estaba claro que no iba a poder escaparse tan fácilmente:

- No Sora, eso sí que no- contestó ella- no puedo hacerle eso… ¡me odiaría!

- ¡Venga ya!- contestó Sora- sí estáis hechos el uno para el otro. Lo vuestro salió mal porque tú no fuiste capaz de dejar a tu novio, pero ahora no sé por qué no…

- ¿Pero no lo entiendes, Sora?- dijo Mimi- cuando le dije que no, me dijo que se acabó y que ya no volvería a intentar nada conmigo… ¡No puedo ir de buenas a primeras y pedirle que volvamos a estar juntos! Me odiaría aún más…

- Taichi nunca ha odiado a nadie- puntualizó Sora- y mucho menos a ti, Mimi. Está loco por ti y si se comporta de esta manera es por ese estúpido orgullo masculino que tiene, y no trates de negármelo porque yo le conozco mucho mejor que tú.

- ¡Es igual!- dijo Mimi- no estoy de acuerdo con lo que dices y no voy a volver a intentarlo con él, a partir de ahora quiero hacer todas las cosas bien sin hacer daño a nadie.

- Estás tonta, de verdad. Solo porque te ha dado por ir de monja ahora, te vas a quedar sin nada- exclamó Sora haciendo alarde de su habitual sarcasmo.

- Mira, no voy a discutir contigo sobre ello- finalizó Mimi ya empezando a molestarse- ya hablamos mañana que me voy a ir a dormir.

Tras decir eso, Mimi cortó la comunicación ante la mirada atónita de Sora, que no se creía que la chica se lo hubiera tomado tan mal como para irse y no seguir hablando. Riéndose, bajó la pantalla del ordenador y se dirigió hacia el salón.

- Acabo de hablar con Mimi, chicos- dijo ella nada más llegar al salón.

En su salón, se encontraban sentados Tai, Matt e Izzy. Los tres chicos estaban sentados en el sofá, entretenidos jugando a la Play Station que habían traído de su casa a la de Sora para pasar la tarde juntos. Al oírla, dejaron de jugar para levantar la cabeza y mirar a la chica esperando más información de lo que acababa de decir:

- Resulta que su novio la ha estado poniendo los cuernos con su mejor amiga y lo han dejado.

- ¿Sí?- preguntó Matt- ¿Y ella cómo está?

- Pues me dijo que lo pasó mal, pero como ella se siente tan mal por lo que pasó con Taichi que lo ha perdonado, pero ya no están juntos porque el chico y su amiga se quieren o algo así- les explicó Sora rápidamente.

- Bueno Taichi, amigo- dijo de repente Matt pasando su brazo por los hombros de su amigo- ahora ya tienes el camino libre.

- ¡Imbécil!- exclamó Tai mirando de forma asesina a su amigo- yo no tengo ni camino libre ni nada porque no me interesa.

- ¿Pero no me habías dicho el otro día que ojalá ni existiese el novio de Mimi porque así ella estaría contigo?- preguntó Izzy sin darse cuenta de lo que estaba diciendo.

- ¿En serio dijiste eso?- preguntó Sora sonriendo- ¡Menos mal que no te interesaba! No sé qué hubiese pasado si realmente estuvieses interesado…

Tai miró mal a Izzy que le miraba sin comprender, pero al momento se dio cuenta de su error y se apresuró a decir:

- ¡Ay, lo siento! No sabía que a ellos no se lo podía contar…

- Sí es no se os puede contar nada a ninguno- murmuró Tai rodando los ojos- la próxima que quiera hablar con alguien de mis cosas me pago un psicólogo…

- Bueno, no te adelantes Taichi- dijo Sora ignorando lo que su amigo estaba murmurando- ella me ha dicho que no quiere intentar nada contigo porque según parece tú dijiste que no querías volver a saber nada de ella.

- Si ella prefirió seguir con su novio en lugar de conmigo, ¿qué quieres que haga?- preguntó él- ¿que espere a que ella decida volver conmigo como un idiota?

Sora no le contestó, estaba meditando algo muy importante y de vez en cuando se lanzaban miradas furtivas de complicidad con Matt, sabía que el rubio estaría pensando algo parecido a ella y se alegraba de conseguirse un aliado tan bueno para lo que estaba pensando hacer.

- No, la verdad es que se podría hacer otra cosa- dijo ella finalmente- si haces todo lo que yo te digo, te aseguro que será Mimi la que te pida que vuelvas con ella.

- Pero Sora- intervino Matt con una sonrisita- si ha dicho que no le interesa reconquistar a Mimi, así que déjalo y sigamos a lo nuestro.

- ¡Cállate idiota!- gritó Tai dándole un golpe en el brazo para que se callase- ¿Qué es lo que has pensado, Sora?

Ella sonrió al ver que los tres chicos se acercaban a ella para prestar más atención olvidándose del juego. Dejaron sitio a la chica en medio del sofá para que tomase asiento y así lo hizo sintiéndose satisfecha por la expectación que despertaba:

- Lo que debes hacer es seguir haciéndote el ofendido, si quieres ser amable pues mejor porque así ella creerá que no te afecta mucho lo que te ha hecho… Pero lo más importante que debes hacer es que la demuestres que puedes encontrar a otra persona y que puede perderte en cualquier momento, ya verás cómo lo que siente por ti saldrá a flote y no permitirá que te escapes tan fácilmente…

- ¿Y si sigue pensando que será lo mejor y no quiere intervenir?- preguntó Tai preocupado.

- Yo me encargaré de meterle ideas en la cabeza para que no piense eso, tú por eso no te preocupes- dijo Sora sonriendo triunfal.

- Y yo también la ayudaré por si acaso no es suficiente, inventando cosas- corroboró Matt pasando su mano por la cintura de Sora sonriendo también.

Y tras aquel último comentario del rubio, se echaron a reír. Todos sabían que Matt siempre que podía mentía sobre esos asuntos tanto como para molestar como para colaborar.

- ¡Eres perversa, Sora!- dijo finalmente Tai mirando a su amiga.

- No soy perversa- dijo ella- solo sé de estas cosas y de verdad me gustaría que salieras con la yanqui.

Se quedaron los cuatro sentados en el sofá hablando de todo aquel plan que Sora había trazado buscando alguna laguna por la cual pudiera fallar, Mimi no imaginaba lo que le esperaba cuando volviese a Japón…

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