Posted by : Unknown martes, 3 de febrero de 2015






Capitulo 22: ¿Amiga o Rival?

Nunca había pensado que su vida se volviera tan extraña. Había llegado hacía tres días a Japón y aún no sabía muy bien explicar la situación con sus amigos.

La primera era Kari, ella ya intuía que quizá Kari estuviera molesta o incluso un poco esquiva, pero la realidad era otra, su compañera directamente no le hablaba.

Cuando había llegado a casa, esperaba que su risueña Kari la recibiese con los brazos abiertos, pero en lugar de ello, apareció por el salón y pronunció un escueto y seco "hola" para después volver a perderse por la casa.

Al principio pensó que podría estar un poco molesta por lo de Tai y que al día siguiente seguramente estaría más receptiva y podrían hablar sobre ello tranquilamente para que comprendiera lo que había pasado, pero nada de eso pudo ocurrir. Cada vez que intentaba hablar con ella, la rehuía y las únicas veces que le dirigía la palabra era solo para preguntar banalidades pero sin profundizar en ellas.

Ya al tercer día en aquella situación, sentía que cada vez las cosas iban a peor. Apenas la veía y casi siempre que tenía esa oportunidad era como si no estuviese, tenía miedo a acostumbrarse a aquella situación.

Había decidido hablar con Sora sobre ello, esa situación no la soportaba más y necesitaba un apoyo. Sora le dijo que ya había intentado hacerla entrar en razón pero que había resultado en vano:

- Lo intentamos Mimi, hablamos con ella todos pero sigue en sus trece. Está muy molesta contigo, pero claro, en cierto modo lo entiendo porque quiere mucho a su hermano y siente como si se lo hubiesen hecho a ella- le había explicado Sora.

- Comprendo- contestó Mimi deprimida- no sé por qué me pongo así si me esperaba esto, ellos tienen un vínculo muy fuerte y si yo estuviese en su lugar también me pondría así. 

- Ya…
- contestó Sora suspirando-me acuerdo cuando Tai me dijo que me quería y yo le dejé, ella también se enfadó un montón conmigo, pero al final hablamos Tai y yo con ella sobre eso y pareció recapacitar.

- Pero ahora me has dicho que Tai también le ha dicho que no se lo tome a mal y tampoco le ha hecho ni un caso- contestó ella.

- Yo creo que se siente decepcionada contigo- dijo Sora a la vez que se encendía un cigarro- durante estos meses me fijé en que se sentía muy a gusto contigo, mucho más que conmigo y que le caías muy bien. Por eso yo creo que se siente traicionada porque ella pensaba que querías a Taichi y cuando se enteró de que le habías dejado de aquella manera sin decirle nada a ella, se enfadó aún más.

- Creo que tienes razón, Sora- contestó Mimi dándose cuenta del problema- no me di cuenta de que todo esto le repercute a ella también… no sé qué voy a hacer ahora.

Y desde aquella charla con Sora que le abrió los ojos ante el problema, se pasaba todo el tiempo pensando la manera de poder arreglar las cosas con ella, pero necesitaba que fuese en el lugar y momento adecuado para ello, así Kari no huiría de ella…

Mimi suspiró resignada. Ojalá Kari fuera el único de sus problemas, su segundo y no menos complejo era Tai. No comprendía su actitud y el hecho de que hubiese ido a buscarla al aeropuerto la había confundido completamente, según ella, no era normal aquella forma de actuar después de lo enfadado que se había ido la última vez que se habían visto.

Cuando lo vio allí junto a Sora, Matt e Izzy creyó que no podía ser verdad lo que estaba pasando. Se acercó a ellos en cuanto la vieron y comenzaron a saludarla con entusiasmo y fue saludada con toda alegría por Sora que la estrujó entre sus brazos y la decía cuánto la había echado de menos.

Después de ella, saludó a Matt y a Izzy también con un ligero abrazo lleno de felicidad y le tocó el turno con Tai. Se quedaron mirándose a los ojos el uno al otro, pudo ver en sí misma sólo con aquella mirada cómo sus sentimientos hacía él volvían con la misma intensidad con la que los solía sentir con sólo una mirada. Volvió a notar aquel familiar hormigueo que tenía cada vez que le sentía cerca.

De repente, él se acercó a ella y la dio un pequeño abrazo dejándola totalmente plantada sin saber qué hacer ni qué decir. Le llegó el olor de su perfume desde su cuello y sintió que se embriagaba de él sin poderlo evitar. Tuvo el impulso de besar su cuello y tenía que evitarlo por todos los medios, así que se apartó de él lentamente sin que él pudiese percatarse de lo nerviosa que le ponía. Tai seguía mirándola sin dejar de sonreír de esa forma tan encantadora tan típica de él provocando en ella un molesto cosquilleo por todo el cuerpo y una sonrisa tonta que no podía disimular:

- Bueno Mimi deberíamos marcharnos ya para casa- dijo Sora en el momento más oportuno que podía haberlo dicho.

Ella se alejó de Tai como si se tratase de una corriente eléctrica y volvió al mundo real para percatarse de que estaba en medio del aeropuerto entorpeciendo el paso a los demás viajeros, por lo que se apresuró a recoger sus maletas, pero no la dejaron:

- Nosotros llevaremos tus maletas, Mimi- dijo Matt deteniéndola.

Los chicos tomaron sus cosas y siguieron a las chicas que se habían adelantando contándose banalidades y riéndose, mientras a la vez Mimi intentaba calmar los latidos de su corazón acelerado y fingía sentir indiferencia ante aquello que la estaba robando el alma.

Aquel fue el único contacto cariñoso que habían tenido y desde aquel momento él simplemente se había portado como si no hubiese pasado nada, como si aquello no le hubiese afectado para nada. No sabía muy bien cómo sentirse, la reacción lógica y normal para su gusto sería alivio por no tener que pasar por situaciones tensas con él cuando evidentemente deseaba estar junto a él aunque no fuese como ella quería, pero lo que realmente sentía era frustración y una sensación de angustia que no la dejaba pensar con claridad.

Sentía como si todo lo que habían vivido no hubiese ocurrido y que todo hubiese sido un sueño y a la vez sentía que realmente a él no le importaba nada porque la había olvidado casi al momento, pero cuando pensaba en ello se sentía culpable por reprocharle olvidarla después de lo que le había hecho.

Tantas emociones en un momento la hacían enloquecer y no se sentía capaz de contárselo a nadie por temor a que no la comprendieran y se sintiera aún más sola, era un peso que solo llevaba ella y no sabía cómo quitárselo de encima…

En todo aquello pensaba mientras se encontraba en su facultad estudiando junto a Yolei que en cuanto había vuelto de Estados Unidos había ido corriendo a visitarla a su casa y habían pasado el día juntas para alivio de Mimi que no se sentía capaz de soportar la indiferencia de Kari y no quería pensar en Tai más.

Yolei sí estudiaba, ella en realidad no hacía más que leer la misma hoja todo el tiempo sin entender nada de lo que ponía, se llevó las manos a la cabeza desesperada, todo aquel asunto estaba interfiriendo en sus estudios y no era capaz de hacer nada a derechas, sentía que ir a Japón con aquella beca fue el peor error de su vida…

De repente, notó que alguien la llamaba por detrás sacándola de sus pensamientos y se giró confundida para ver de quién se trataba. Se trataba de una chica occidental para su sorpresa, rubia con grandes bucles que le caían a ambos lados de la cara y bastante mona, tenía los ojos muy grandes azules y su forma de la cara le hacía pensar que podría ser europea. La miró interrogante y al ver que tenía toda la atención de la norteamericana comenzó a hablarle en un japonés bastante elemental:

- Perdona que te interrumpa… ¿Eres Mimi Tachikawa, la norteamericana?

Mimi asintió intrigada y la chica prosiguió hablando con una notoria dificultad:

- Encantada de conocerte, mi nombre es Catherine de la Fountaine y soy una estudiante francesa. Acabo de llegar para estar durante este cuatrimestre en Japón.

- Encantada también- contestó Mimi sin saber muy bien qué tenía que ver todo aquello con ella.

Vio que la chica dejaba su bolso sobre la mesa en la que ellas se encontraban y se sentaba al lado de ella, pero no decía nada, parecía que le costaba un poco formar las palabras para expresarle lo que tenía que decirle:

- Si quieres podemos hablar en inglés- dijo Mimi para intentarla ayudar.

- No tranquila- contestó ella sonriendo- aún me cuesta un poco, pero quiero esforzarme para mejorarlo… verás, acabo de llegar y estoy un poco perdida, me hablaron algunos compañeros de ti y de que eras de los pocos estudiantes occidentales que había, así que decidí buscarte por si podías ayudarme a adaptarme y esas cosas…

Mimi miró a la chica que le devolvía la mirada con súplica y cierta vergüenza, le recordó en cierto modo a ella cuando llegó allí por primera vez y se sintió obligada a ayudarla en todo lo que pudiese, así que sonrió y dijo:

- Por supuesto que te ayudaré, yo también fui nueva y me sentí muy arropada por mis compañeros.
La chica francesa, al oír aquello, sonrió y se sentó junto a las dos chicas mientras éstas le contaban todo lo que tenía que saber acerca de la facultad y los horarios universitarios.

Kari se encontraba parada frente a la puerta de la facultad de su novio, siempre salía antes que él de clase y solía ir a buscarle para luego irse a comer juntos. Veía a la gente salir por la puerta en pequeños grupos, así que intuyó que Daisuke no tardaría mucho.

Al momento se abrió la puerta de salida y tras ella surgieron otro grupo de personas, entre ellos pudo distinguir a Daisuke que ya la había visto y la saludaba con la mano con entusiasmo. Ella también levantó el abrazo contenta de verle, pero de repente vio que alguien más se apartaba de aquel grupo y se le congeló el gesto, Takeru se acercaba a ella junto a Daisuke.

Su novio no se había dado cuenta, pero ella empezó a notar que a medida que los dos chicos se acercaban, más crecía la tensión entre ellos aunque por suerte Daisuke no era capaz de sentirlo y eso era un alivio, en ese momento se alegraba de que su novio no fuese tan perspicaz como Takeru que él sí se había dado cuenta de su incomodidad.

- ¡Hola Kari!- saludó Daisuke totalmente emocionado como cada vez que la veía

- ¿Qué tal?- preguntó ella sonriéndole después de darle un corto beso en los labios.

- Pues muy bien después de terminar las clases- contestó Daisuke poniendo los brazos por detrás de la nunca como solía hacer cuando hablaba- por cierto, Takeru se viene con nosotros a comer que hoy está solo porque su madre está trabajando y no le apetece ir solo, ¿no te importa?

- Para nada- se apresuró a decir Kari mintiendo todo lo que podía- ¡Vámonos a comer!

Tomó la mano de Daisuke con fuerza y empezó a arrastrarle para asombro de los dos chicos que no dijeron nada y se limitaron a seguirla.

Por el camino, Daisuke y Takeru hablaban de sus cosas y se quejaban de sus profesores, Kari se limitaba a escuchar. Le molestaba mucho que estuviera él allí porque se sentía incómoda y procuraba estar lo más cerca posible de su novio para intentar que aquella molestia no saliese a la luz, pero no podía.

En más de una ocasión se había dado cuenta de que el rubio le lanzaba fugaces miradas que no era capaz de interpretar y ella se lo devolvía aferrándose más a Daisuke que ya parecía empezar a extrañarse:

- ¿Te pasa algo?- preguntó él parándose de repente.

- ¡No!- contestó ella asustada por lo inesperado de la pregunta- ¿Por qué?

- Es que me estás haciendo daño en el brazo de tanto agarrarte- se explicó él con toda la tranquilidad del mundo- ¿Quieres que vayamos a otro sitio?

Ella negó con la cabeza y aflojó un poco el agarre del brazo del chico sintiendo cómo sus mejillas se encendían por la vergüenza, pero ninguno de los dos dijo nada y siguieron caminando en dirección a la cafetería en la que solían tomar algo para comer.

Pronto la divisaron haciendo esquina entre dos calles, allí solía haber mucha gente comiendo porque estaba cerca de las facultades y así no perdían el tiempo yendo a sus casas. Los tres entraron allí y buscaron mesa rápidamente, por suerte no estaba aún muy lleno y pudieron tomar asiento antes de que fueran a tomar los pedidos, que no tardó en ocurrir.

Una vez que pidieron, el camarero se alejó de y los dejó allí a los tres charlando. Pero Kari decidió en ese momento ir hacia el baño, necesita calmar los nervios que sentía por estar junto a Takeru y a la vez intentar serenarse para que su novio no notase nada, así que se disculpó con ellos y se marchó en dirección al baño.

Una vez allí se acercó al lavabo y se lavó la cara un par de veces con agua helada para despejarse y acto seguido se miró en el espejo, en ese momento agradecía que no solía maquillarse demasiado y no se había preparado un estropicio en la cara por echarse agua.

Sacudió la cabeza ligeramente y volvió a mirarse al espejo. Tenía que calmarse y hacer como si no pasase nada, al fin y al cabo lo había hecho muchas veces estando con ambos en el mismo lugar, pero aquella vez era diferente porque no se había esperado su presencia y no se había preparado psicológicamente para soportar estar con él.

No podía culpar al pobre Daisuke, al fin y al cabo era su amigo y no sabía nada de lo que había pasado entre ellos. Lo único que le habían dicho ambos era que sus hermanos eran amigos y que habían ido juntos al colegio cuando eran pequeños y Daisuke se lo había creído sin hacer ninguna pregunta… Sonrió ligeramente, la verdad es que adoraba aquella fe absoluta de su novio en los demás y a la vez la hacía sentir culpable por ser ella la primera persona en la que no debía confiar. ¿Por qué tenía que ser tan increíblemente cándido?

Tras todas aquellas cavilaciones, miró firmemente a su reflejo y respiró un par de veces para sentirse segura de sí misma, no podía defraudar a Daisuke y trataría de sobrellevar aquella carga que le resultaba el estar cerca de Takeru.

Salió de allí y divisó a lo lejos a sus dos acompañantes que hablaban alegremente de sus vivencias, sintió cierto pesar, se notaba que se tenían mucha confianza y eran muy buenos amigos. Por ello debía intentar que Daisuke nunca supiera nada lo que ocurrió entre ellos, no quería interponerse entre aquellos dos amigos.

Cuando llegó, se sentó entre ellos dos donde había dejado libre el asiento mientras estaba en el baño dispuesta a intentar intervenir en cualquier conversación que estuviesen manteniendo, pero la suerte ese día no la acompañaba porque en ese momento Daisuke se levantó y dijo:

- Ahora voy yo también al baño. ¡No tardo!- y se alejó de la mesa dejando a Kari alarmada.

Su novio acababa de abandonarla ante el peligro y no sabía cómo comportarse. Miró a Takeru que también se le notaba molesto por la situación y luego empezó a rebuscar en su bolso su móvil o cualquier cosa que pudiera distraerla para obviar aquel momento tan tenso. Se impuso un silencio incómodo entre ellos realmente insoportable para ambos y deseaba que Daisuke no tardara mucho en el baño…

- ¿Hikari?- oyó que Takeru se dirigía a ella.

Levantó la vista sorprendida de que le dirigiera la palabra de aquella forma tan tranquila aunque aún la frialdad adornase sus palabras. Vio que el chico la miraba pensativo, como debatiéndose con unos pensamientos que no era capaz de expresar en voz alta. Finalmente, posó sus ojos azules en los de ellas y preguntó:

- ¿De verdad que vas en serio con Daisuke?

Kari le miró a los ojos también intentando descubrir cuál era la verdadera intención de aquella pregunta. Vio que en ellos no había reproche alguno, si no simple curiosidad e incluso, creyó notar una chispa de tristeza en ellos. Entonces ella respondió sinceramente:

- Sí, creo que es un buen chico y seremos muy felices juntos.

Era lo que realmente sentía, Daisuke al principio solía ser celoso, pero en cuanto decidió salir con él pareció cambiar y se comportaba como el novio ideal, siempre preocupado por ella y colmándola de detalles y todo tipo de obsequios, y ella en sí le tenía cariño… pero a pesar de haber respondido sinceramente a su pregunta, sabía que Takeru se refería a otra cosa.

Takeru siempre se preocupaba mucho por sus amigos y sabía que él lo que quería saber era si quería de verdad a Daisuke, pero no iba a responder lo que tendría que responder porque sabía que estaría mintiendo y odiaba mentir. Sentía un cariño especial por aquel chico alocado e ingenuo, pero no sentía amor por él porque todo el amor que sentía era dirigido hacia la persona que tenía frente a ella.

Cuando miraba a Takeru sentía en su interior aquella agradable calidez y típico nerviosismo de adolescente con su primer amor, pero tenía que resignarse a que aquel amor nunca podría ser posible, él le había hecho demasiado daño como para olvidarlo todo y empezar de cero, sentía tanto miedo a sufrir otra vez que prefería intentar superarlo.

- Escucha Hikari- dijo él de repente- él es mi mejor amigo y quiero que sea feliz, así que si la única manera de que lo sea es que esté contigo, yo me comprometo a enterrar el hacha de guerra contigo y a mejorar nuestra relación, ¿qué te parece?

Ella no respondió de inmediato, sabía que aquello sería el fin de todas las tiranteces entre ambos y el fin de los problemas para Matt y Tai, si éste llegase a enterarse, y que sería lo mejor para todos, pero en el fondo de sí misma así no lo veía porque nunca dejaría de haber problemas si seguía sintiendo aquellos sentimientos por él, pero sin embargo respondió:

- Me parece bien.

Takeru sonrió de aquella forma tan hermosa que solo él sabía y que la hacía estremecerse, sintió que sus mejillas se enrojecían ligeramente e intentó apartar la mirada pero no pudo, había algo en aquella mirada que hacía que no fuese capaz. Sólo con mirarle parecía encontrar en él la tranquilidad y el bienestar que necesitaba y sólo mirando sus labios entreabiertos sin dejar de sonreír sentía que todo lo que ella deseaba residía allí.

No sabía en qué momento sucedió, pero Takeru juntó sus labios con los de ella en un tímido y fugaz roce que hizo que abriera los ojos como platos y se apartara de él como si quemase. Le miró alarmada y vio que él también parecía asustado con sus manos sobre su boca como si temiese volver a hacerlo, le oyó entonces mascullar:

- Yo… lo siento…

Kari no pudo contestar nada porque justo en ese momento vio que su novio salía del baño y se dirigía hacia ellos sonriendo abiertamente. Avergonzada y sintiéndose fatal consigo misma, se levantó de su sitio y casi corrió hacia Daisuke que la miró intrigado, pero ella no le dio tiempo a decir nada porque se apresuró a decir:

- ¡Cariño! Tengo que marcharme, ha… ha habido un problema con Tai y necesita que vaya a su casa ahora mismo.

- ¿Quieres que vaya contigo?- preguntó Daisuke preocupado.

- No te preocupes, quédate con Takeru comiendo que ya habéis pedido- dijo ella mientras le daba pequeños besos- ¡Perdóname! Mañana te compensaré por el plantón.

Y tras decir aquello, se marchó de allí recogiendo sus cosas sobre la marcha sin ser capaz de poder mirar a los ojos a Takeru. En cuanto salió a la calle, echó a correr sintiendo cómo sus ojos abrasaban por las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos y que ella no permitía que saliesen de allí y también sintiendo aquella sensación de felicidad en su interior mezclada con otra de culpabilidad que la estaba reconcomiendo por dentro.

Mientras tanto, Mimi salía de la facultad para dirigirse a su casa para comer junto a Yolei y la chica francesa. Durante toda la mañana habían estado hablando sobre horarios y otro tipo de información interesante para que no se confundiese.

Notó que la chica estaba ansiosa por empezar en serio sus clases y que permitía que tanto ella como Yolei la corrigiesen sin molestarse ni sintiéndose humillada en ningún momento.

Yolei también parecía congeniar con ella y le contaba cotilleos acerca de compañeros y profesores provocando la risa de las tres, Yolei siempre se enteraba de todas las cosas que pasaban a su alrededor y siempre que tenía oportunidad lo publicaba a los cuatro vientos toda orgullosa de ello.

- Creo que voy a estar muy bien aquí, chicas- dijo Catherine sonriendo complacida- espero que cuando vuelva, hable tan bien japonés como vosotras.

- Seguro que si- contestó Mimi sonriendo- aunque mi japonés no es tan bueno como el de Yolei, yo solo me defiendo lo suficiente como para poder vivir aquí…

- No importa- contestó ella- lo importante es que no se te nota el acento americano, además que tú eres medio japonesa, ¿no?

- Eso es cierto- dijo Mimi- pero si tuviera que elegir entre hablar japonés o inglés, me defiendo mil veces mejor en inglés.

Las tres se rieron confidentes e iniciaron otro tema de conversación diferente. Pero de repente, Mimi dejó de prestarles atención para alzar la vista, le había parecido reconocer a alguien a lo lejos y entornó los ojos para ver si no estaba equivocada en sus cavilaciones… De repente el corazón le dio un violento vuelco en el pecho, allí a lo lejos pudo divisar a Taichi caminando con su bolsa de entrenamiento.

Se le había olvidado que él entrenaba en el campus y que solía volver a su casa sobre esa hora, seguramente en ese momento estaba buscando el lugar donde había aparcado su moto para luego marchase a su casa.

Se fijó que no caminaba muy deprisa y que iba totalmente recto sin quitar la mirada hacia el frente y no hacía ningún gesto significativo, seguramente estaría escuchando su reproductor de música e iba completamente distraído sin percatarse de nada más.

No se dio cuenta de en qué momento ocurrió, pero un deseo irrefrenable de acercarse a él y oír una vez más su voz se apoderó de ella y sin dar tiempo a reaccionar a ninguna de sus acompañantes, echó a correr en su dirección para evitar que desapareciera por cualquier otra calle perdiéndose de vista.

Pronto le alcanzó y él pareció darse cuenta de una presencia cerca de él y volvió la vista en su dirección, al reconocerla se paró de golpe y la sonrió con confianza mientras se quitaba los auriculares de los oídos, antes de que ella llegara dijo entre risas:

- ¡Qué poco corres! Ya me gustaría verte correr lo que suelo correr yo todos los días en los entrenamientos.
 
Ella le miró mal mientras reducía la marcha y se acercó a él ya caminando tranquilamente, notaba que su respiración era entrecortada y se convenció a sí misma que se trataba de la carrera que se había dado y no por lo rápido que iba su corazón al notar su mirada clavada en ella.

- Es que estaba muy lejos… ¡no te burles de mí!- contestó mientras él se reía de ella.

- ¿Vas para casa ya?- preguntó él cambiando radicalmente de tema.

- Sí, acabo de salir de clase y allí me dirigía- contestó Mimi aún con la esperanza casi inútil que Tai se apiadase de ella y se ofreciese a llevarla en su moto como solía hacer.

- Yo también me marchaba a casa- contestó él- justo iba a buscar la moto para ir que hoy tengo algo de prisa.

Justo en ese momento aparecieron Yolei y Catherine y se colocaron al lado suyo. Mimi se dio la vuelta y las vio demasiado sonrientes, sobre todo a Yolei que aquella estúpida sonrisa incitándola a que se lo presentara la estaba desquiciando, así que hizo de tripas corazón y se dirigió a Tai para decirle:

- Bueno, ellas son unas compañeras de clase, Inoue Miyako y Catherine de la Fountaine que es francesa y acaba de llegar… ¡chicas! Él es Yagami Taichi, es hermano de mi compañera…

- Enchantée- la interrumpió Catherine de repente en un idioma que intuyó que era francés- un gusto conocer a un japonés tan atractivo.

- Así que francesa, ¿eh?- dijo Tai arqueando una ceja volcando de repente toda su atención en ella- para mí sí que es un gusto conocer a una francesa tan bella.

Y ante la mirada perpleja de Mimi, Tai se acercó a la chica y le plantó en beso en la mejilla que, para gusto de la norteamericana, era demasiado cerca de su boca. Le recordó terriblemente al día que le conoció en aquel parque… ¿Estaría ligando con ella en sus narices?

Miró a Catherine que en ese momento sonreía de una forma muy coqueta y había empezado a hablar con él con toda la soltura que en ningún momento había mostrado con ellas contándole acerca de lo mucho que le gustaba Japón y no sabía qué más cosas sin ninguna importancia. Luego fijó su mirada en él que parecía haberse olvidado de que ella estaba allí y se dejaba coquetear por aquella chica sin ningún tapujo haciéndola encenderse de rabia…

- ¡Qué casualidad!- oyó entonces decir a Catherine que en ese momento tocaba sus cabellos rubios con una inocencia que no existía- si vivimos en la misma zona.

- ¿En serio?- preguntó él sonriendo.

- - contestó ella y de repente su gesto se tornó en apenado- la pena es que mi piso está muy lejos y cuando llegue a casa será muy tarde…

- Bueno, yo ahora no tengo ninguna prisa- contestó él interrumpiéndola- sí quieres te acerco que tengo la moto por aquí cerca.

- ¿Harías eso por mí?- preguntó Catherine con sorpresa aunque para Mimi todo aquello había sido premeditado.

- Por supuesto- dijo él sonriendo abiertamente- todo por una dama.

Mimi estaba empezando a sentir el impulso de agarrar a Taichi por los pelos y gritarle todo lo que pensaba de él, sentía que hervía de ira y celos, ¿cómo se atrevía a flirtear con otra delante de ella? ¿Acaso ya ella le importaba menos que nada y podía permitirse aquellos lujos? Sentía unas ganas inmensas de empezar a gritar, llorar como una adolescente enrabietada e incluso pegarle. Pero nada de eso hizo, se mantuvo al margen sin levantar la cabeza del suelo intentando dominar todos aquellos sentimientos que revoloteaban en su interior.

- De acuerdo, pues vámonos- finalizó él y antes de irse se dirigió a Mimi- nos vemos otro día Mimi, ¡hasta otra!

- ¡Adiós!- contestó ella dejando notar el enfado que sentía.

Pero no paró a preguntarle si le pasaba algo, simplemente se despidió también de Yolei y se alejó de allí con Catherine entre risas y cuchicheos.

Entonces se quedaron las dos solas viendo a los dos alejarse de allí. Mimi no quería verlo, no tenía ganas ni de levantar la cabeza del suelo, su amiga lo notó y la abrazó afectuosamente por los hombros. Ella no pudo aguantar más y rompió a llorar sin importarle que hubiera más gente allí, necesitaba desahogar todo el desasosiego que sentía desde que había vuelto y toda la angustia por la cantidad de problemas que se le venían encima.

- ¡Calma Mimi, por favor!- decía Yolei preocupada- todo el mundo está mirando… ¿Prefieres que entremos en algún baño en la facultad?

Mimi negó con la cabeza violentamente y se secó las lágrimas con la manga del abrigo, se sintió estúpida por llorar allí delante de todo el mundo, ¿cómo había podido dejar salir aquella debilidad así tan fácilmente? Miró a su amiga e intentó sonreír mientras decía:

- Ya estoy bien, tranquila… solo que últimamente las cosas no me van muy bien entre lo de Michael y lo de Kari, estoy muy nerviosa…

- Pero a mí puedes contármelo Mimi- dijo Yolei- además no tiene nada de malo que llores, no serías normal si no lo hicieses…

Yolei decía que le contase todo lo que le pasaba, sería tan fácil y sentiría tanto alivio contándole todo que en otra ocasión hubiera pensado que si no lo hiciese sería estúpida, pero la verdad es que no sabía qué contarle… ¿Qué deseaba volver a estar con Tai? ¿Qué estaba sintiendo que la invadían unos celos espantosos solo viéndole alejarse con aquella chica a la cual deseaba apartar de él a golpes, si hacía falta? ¿Qué ojalá hubiera sido capaz de decirle en ese momento que le quería y que no soportaba que la dejase?

No podía contarle aquello, sentía demasiada vergüenza sólo notando que aquellos pensamientos invadían su mente, eran unos pensamientos denigrantes y se avergonzaba de ellos. ¿Quién era ella para impedir que el chico rehiciese su vida?

- No, de verdad que estoy bien- terminó por decir ella intentando sonar calmada- ¡Vámonos!

Su amiga no estaba muy segura de si hacerla caso u obligarla a parar y hablar de verdad, pero al ver que Mimi la miraba suplicante, Yolei optó por seguirla y dirigirse a sus casas.

Media hora después, ya había llegado a la puerta de su casa cuando en menos de 10 minutos habrían llegado si hubieran cogido el metro, pero no podía hacerle nada, Yolei odiaba el metro y no iba a obligarla a cogerlo.

Yolei seguía preocupada por su estado de ánimo, pero la verdad era que aquel paseo la había despejado y ya no se sentía tan desgraciada, pero no aún así, menos celosa.

No hacía más que preguntarse qué es lo que estaría haciendo Taichi con aquella chica y a las conclusiones a las que llegaba hacían que se le encogiese el estómago. Después de pensar aquello, obligaba a su cerebro a borrar aquellos pensamientos intentando convencerse a sí misma de que su Taichi jamás haría algo así… "pero ya lo hizo contigo aquel primer día que os conocisteis, ¿recuerdas?", le decía una molesta vocecita que no dejaba de asaltarle cada vez que intentaba relajar su mente…

- Deja de pensar en eso, Mimi- dijo Yolei de repente adivinando sus pensamientos- dudo mucho que vaya a hacer algo con Catherine, seguro que lo ha hecho para que te pongas celosa…

- Deja de entrar en mi mente- contestó Mimi- y si quiere ponerme celosa no lo ha conseguido porque no estoy celosa.

- No es muy difícil adivinar lo que estás pensando- dijo Yolei arqueando una ceja- tu mente es como un libro abierto para todo el mundo y SÍ, estás tan celosa que te envenenarías en tus propios celos…

- Eso no es cierto- exclamó Mimi totalmente sonrojada y sin saber muy bien qué decir- lo que pasa es que me extraña que se haya olvidado de mí tan rápido, pero no estoy celosa, me alegro mucho que él esté con otra chica…

- En fin, eso no te lo crees ni tú- sopesó Yolei y antes de que su amiga pudiese replicar añadió- me voy a casa, ya si eso nos vemos mañana. ¡Adiós!

Yolei se marchó de allí dejando a Mimi con la palabra en la boca, pero no le molestó, casi fue un alivio que se fuese aunque supiese lo que ella realmente sentía.

Suspiró cansada y derrotada, cuando volviera a Estados Unidos tendría que ir sin duda de cabeza a un psiquiátrico por los quebraderos de cabeza que le daba todo el mundo. Abrió el portal de su casa y se dirigió al ascensor para pulsar el botón de llamada y esperar.

No tardó mucho en llegar y se subió para pulsar el piso al que quería ir y el resto del camino hasta su piso no hizo más que darle vueltas a la cabeza al mismo tema del cual no era capaz de desquitarse, ni tampoco quería.

En cuanto vio la puerta de su casa fue rápidamente hacia ella, moría de ganas de llegar y encerrarse en su habitación para pensar y no ser molestada en ningún momento del día.

Pero al abrir la puerta e internarse en la casa, se encontró con algo que no se esperaba para nada. Allí frente a ella se encontraba Kari, tumbada en el sofá viendo una película romántica y tomando un enorme bol de helado mientras se la oía suspirar aunque bastante bajo. Mimi se fijó en su cara, vio que realmente estaba muy triste y olvidándose de que la chica no le hablaba se acercó a ella y preguntó preocupada:

- Kari… ¿Qué ha ocurrido?

Kari al principio negó con la cabeza queriendo decir que nada y volvió a meterse una cuchara llena de helado en la boca, se sentía demasiado deprimida en ese momento como para ponerse desagradable con Mimi, pero no parecía darse por vencida:

- Mira Kari, siento mucho lo que le hice a tu hermano y también siento mucho no haberte dicho nada sobre ello de verdad, pero de verdad Kari… fueron unos meses horribles, no sabía qué hacer porque aún era la novia de Michael pero sentía algo muy fuerte por Tai que no podía evitar…- al ver que Kari en ese momento le estaba prestando toda su atención, decidió que ya era hora de abrirle su corazón a alguien- sí, sé que hice mal, pero en ese momento tuve miedo a perderlo todo porque yo me iba a marchar a Estados Unidos y si seguía con Tai a la larga sería peor tanto para él como para mí, por ello creí que lo correcto era volver con Michael a pesar de lo que sentía por él…

- ¿Qué sientes por Tai?- preguntó Kari con curiosidad.

- Al principio no sabía muy bien qué era… no sabía si le quería o simplemente me gustaba, pero estos últimos días que estuve con él como si fuese mi novio y luego al descubrir que el hecho de que Michael me engañase no me afectó tanto, lo supe. Supe que a quien quería era a tu hermano.

Kari no decía nada, solo quería escuchar todo lo que Mimi le dijese, no quería que nada quedase en el aire y luego todo se complicase. De verdad que odiaba estar disgustada con ella, era la única chica con la que de verdad había congeniado y se sentía mal no hablándola pero necesitaba algo que la permitiese volver a hablarla sin sentir que traicionaba a su hermano.

- ¿De verdad qué le quieres?- preguntó Kari con una media sonrisa.

- Sí, pero no puedo volver con él, sé que le he perdido…- contestó ella con cierto pesar.

- No le has perdido- dijo Kari de repente- sé que él aún te quiere y deberías luchar por él porque entonces sí que ya lo habrás perdido para siempre.

- No sé cómo podré hacerlo- dijo ella apenada, pero miró a Kari y decidió dar un paso más- ¿Me perdonas? 

Como respuesta, recibió un abrazo lleno de afecto típicos de la chica que la llenaron de alegría, parecía que el día no iba a ser tan horrible y que uno de sus principales problemas ya se había resuelto por lo que se sintió feliz por ello.

- No me gusta estar enfadada contigo Mimi- dijo Kari- eres de verdad una buena amiga y no quiero perderte…de verdad me gustaría que tú y mi hermano acabaseis siendo felices.

- Eso ya se verá- contestó Mimi- ahora dime, ¿a qué viene tanto helado y tanta película sensiblera?
 
Kari miró a su bol de helado y luego a la televisión avergonzada. Dejó el helado en la mesa y se sentó cruzando las piernas sobre el sofá para mirar de frente a Mimi y decirle:

- Ha pasado algo horrible hoy… Takeru me ha besado y yo he querido corresponderle- y a continuación comenzó a relatarle con pelos y señales lo que había ocurrido.

Mimi la escuchaba mostrando una sorpresa que no sentía, porque en realidad sabía que eso ocurriría tarde o temprano, podía verse a leguas lo muchísimo que esos dos se querían y que por orgullo eran incapaces de decirse nada el uno al otro.

Cuando Kari finalizó el relato la miró, realmente se sentía muy mal consigo misma y necesitaba contárselo a alguien, por lo que dijo:

- No sé qué voy a hacer ahora con él y Daisuke, me siento de lo peor…

- Pero tú no has hecho nada Kari- respondió Mimi acercándola a ella para abrazarla- tú no esperaste que él te besara…

- Ya pero yo lo deseaba… ¿y si hubiera sido yo la que lo hubiera iniciado?- preguntó Kari desesperada- me siento tan confusa…

Mimi no contestó, solo se dedicó a escuchar a la chica que no hacía más que darle vueltas al asunto e imaginarse miles de situaciones en las que podría haberse dejado llevar por lo que sentía. La dejaba hablar porque sabía que cualquier cosa que le dijese sería peor y lo mejor era que se desahogase, además de que no sabía qué decirle… ella también se sentía confusa por todo desde que vio a Tai alejarse de ella con otra chica dejándola allí como si nada entre ellos importase algo…

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